Inteligente, inquieta, hiperactiva. Aixa Armas se mueve dentro y fuera de Venezuela con energía inagotable. Su meta: empoderar mujeres para construir ciudadanía y así puedan colaborar con el progreso del país. Las dificultades no la amilanan. Habla tan rápido como piensa. Se ha dedicado en cuerpo y alma a la organización que fundó, Mujer y Ciudadanía, el cuartel general de sus operaciones. Está dispuesta a asumir un puesto político y ve el futuro con optimismo. 

  

-Estudié arquitectura imitando a mi hermana mayor, pero a mitad de la carrera me di cuenta de que no era para mí y quise entonces ser periodista o diplomática, pero la férrea disciplina familiar no me dejó retirarme. Una vez concluida esa etapa universitaria formal me dediqué a ayudar causas nobles, primero organizando cuanto evento existía para recoger fondos, y luego, con la llegada de la Constitución del 99, a fomentar la participación ciudadana con la idea de que la cuestión no era gestionar algunos recursos para paliar necesidades básicas de las mujeres, sino que había que enseñarlas a ser corresponsables de sus sueños y su futuro. De allí surge mi iniciativa de empoderarlas a través de la formación ciudadana, ayudarlas a enfrentar la discusión y conducción de sus derechos fundamentales, buscar su acercamiento a las instancias decisoras del poder en la gestión internacional, nacional, estatal y municipal, y fortalecer sus liderazgos emergentes.

Y con esto nace Mujer y Ciudadanía, una organización donde procuramos -a través de nuestros programas de formación- que la participación femenina no se vea reducida sólo a expresiones de protesta, manifestaciones de ingobernabilidad o acciones puntuales de rebeldía, sino que represente una participación sistemática y sistémica, estructurada y estratégica en su papel de actora clave en el acontecer nacional e internacional.