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El bálsamo para la vida

Las guitarras fueron un vínculo en la relación con su famoso padre. Éste le legó estudios y un nombre limpio, dos valores imprescindibles para la reconstrucción del país.

  • Diario El Universal

11/05/2019 06:55 pm

CAROLINA JAIMES BRANGER
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

Siente que lleva un nombre que abre puertas y que asume con responsabilidad y muchísimo orgullo. La música es parte de su ADN y ha logrado compaginarla con su experiencia como ingeniero para motivar y reforzar valores a quienes se acercan a sus cursos de @reingenieriadelavida. Trabaja con niños especiales, de quienes ha aprendido que no hay límites. “Créetelo y atrévete” es su lema. Es sensible, inteligente y bondadoso: un venezolano de excepción, Néstor Zaverce.



-¿Eres más ingeniero que músico, o más músico que ingeniero?
-La música llegó primero a mi vida, desde muy pequeño ver a papá, la familia y tantos artistas amigos desfilar por casa, por supuesto le marca la vida a cualquiera. Pero en mi caso es parte del ADN, vino de mis padres y está en mis hijas. No concibo el mundo sin música. 

La ingeniería fue como despertando poco a poco en mi. En casa siempre había una obra, una remodelación. Mi papá nos ponía con los maestros de obra a aprender y así fuimos creciendo, hasta que cuando me tocó decidir qué carrera estudiar, estaba seguro que era ingeniería. Inicialmente quería estudiar Ingeniería de Sonido, pero las cosas no se dieron porque tenía 17 años y había que estudiar fuera del país, que para la época no era lo usual. Vimos opciones e Ingeniería Civil era la más parecida a mis habilidades. Presenté y entré en el primer examen de admisión de la UCV y de la Facultad de Ingeniería (en aquella época se entraba por CNU), ni te imaginas la alegría en casa, fue todo un acontecimiento. 

En algunos momentos soy un ingeniero prestado a la música y en otros un músico prestado a la ingeniería. La verdad no sé dónde comienza una y donde termina la otra. Lo que sí sé es que con ambas me siento como pez en el agua. 

-Creciste muy cerca de la música... ¿cuáles son tus tempranas memorias? 
-Mi infancia está llena de sonidos y rostros, admirando a través de mis padres a los grandes de Latinoamérica y el mundo. Lucho Gatica, Pedro Vargas, Armando Manzanero, Leo Marini, Javier Solís, Sinatra. Mis tíos musicales fueron Mario Suarez, Héctor Cabrera, Héctor Murga, Marco Antonio Muñiz y Oswaldo Oropeza, amigos de papá que siempre visitaban la casa. 

Recuerdo que siempre nos ponían a cantar en casa en las reuniones. Mi papá me enseñó una canción de Bobby Capó llamada “A tu amor me acostumbré” muy poco conocida, pero con un grado de dificultad que hacía lucir a aquel niño que daba pasos imitando a papá. 

Por supuesto, El pájaro chogüí y Cinco pa´las doce no podían faltar y casi todo el repertorio de papá. Mi mamá era fanática de los boleros y especialmente de Lucho Gatica. Cantaba en secreto mientras hacia las tareas de la casa, supongo que así me aprendí tantas canciones populares… Mi suegra siempre se sorprendía, decía que yo era como un viejo, jajajaja. 

A los 8 años entré en la estudiantina del colegio, tocando la mandolina y el fracaso fue estrepitoso, tanto, que el sacerdote que la dirigía le dijo a mi papá que lamentaba que el hijo de un conocido músico no tuviera su talento… ¿Imaginas para un niño escuchar eso?. Pero yo insistí y cuando mi papá salía a trabajar, me llevaba su guitarra a la habitación y practicaba inicialmente con lo que lograba captar cuando papá tocaba. Eso fue hasta que me descubrió y luego de un buen regaño, se presentó en la casa con una guitarra para mí y la noticia de que comenzaría clases ese fin de semana. Ése era mi viejo. Aún conservo esa guitarra. Aprendí mucho con mi primer profesor, al cual curiosamente le faltaban los dos dedos centrales de la mano izquierda, ¡pero cómo tocaba! Me decía “si yo puedo, ¡tú puedes!”. 

Yo seguía enamorado de la guitarra de papá y un día se me cayó y cuando la mandamos a reparar se extravió. Me dieron otra que a papá no le gustó y enojado me la dio y compró otra. Esa también la tengo en casa. Ambas representan hitos en mi relación con papá. 

Un día llegó a la casa y nos dijo a mis hermanos y a mí que nos aprendiéramos una canción pues grabaría un disco y quería hacer un tema con nosotros. Los tres con papá, así se llamaba el disco y la canción. Fue la primera vez que entré en un estudio de grabación y quedé impresionado y encantado con todo aquello y aún está en mis proyectos tener mi propio estudio. 

Siempre estuve involucrado en cuanto acto cultural, misa y fiesta había en el colegio. Aprendí a tocar varios instrumentos. Fui un tiempo al conservatorio, aprendí mucho, pero me di cuenta de que no era lo que buscaba, yo quería expresarme, tocar, cantar y escribir. Eso sí lo hice y lo hago con gusto. 

Saliendo de bachillerato, me llamaron para audicionar en un grupo de gaitas que apadrinaba Betulio Medina de Maracaibo 15, a quien admiro y aprecio profundamente. El grupo se llamaba Cadena Gaitera. En la audición quedé como bajista y cantante. Fue emocionante la selección y luego todo el proceso de montaje y salir al ruedo por mis propios méritos. Ese año cantamos en un festival de gaitas junto a los grandes en el Poliedro de Caracas y así fue por unos 5 años. Mientras trabajaba y estudiaba, la música siempre estuvo presente. 

Mi papá y mi esposa me motivaron a prepararme y sacar mi certificado de locución y un día me llamaron para una audición con cinco de los más importantes productores de comerciales para la época. Recuerdo que había gente muy talentosa y yo veía difícil quedar. Entré e hice mi audición y nadie dijo nada… Salí pensando que no había gustado y de pronto salió Chuchito Sanoja y me dijo: “mira chino, ¿cuál es tu nombre?” Le respondí “Néstor Zavarce, señor” y me dijo “dame tu teléfono, te necesitan mañana”. Yo pegué un brinco y me fui a casa con la dirección. Al día siguiente fui a un estudio y me encontré con un grupo de cantantes de los más cotizados para cantar para la producción de la elección de la reina de la Feria del Sol. Para mi sorpresa yo era el único que sabía las letras de memoria y se las dicté a esos a quienes yo admiraba y que en ese momento me trataron como igual. Y de ahí en adelante participé en varios comerciales hasta que un día terminé la carrera y la ingeniería pidió ocupar su lugar formal en mi vida y compartirla con la música. 

-En el mundo artístico llamarte Néstor Zavarce como tu padre -que fue tan querido- ha sido una ventaja o un obstáculo?
-Más que una ventaja u obstáculo es una responsabilidad. Papá fue un gran hombre, con principios y valores bien claros. Disciplinado, sabía la responsabilidad que tenía el ser una figura pública. Siempre me decía que lo único que me dejaría, serían mis estudios y un nombre limpio. Ganó mucho dinero pero no hizo riqueza material. Su gran riqueza, fueron su familia, sus amigos y su historia de trabajo. Tal vez por ese peso, nunca incursioné en el medio directamente y mantuve mi vocación musical como algo personal no muy público.

Pero es muy gracioso presentarse con el nombre y que te pregunten “¿qué vas a cantar?”. 

Es, gracias a Dios, un nombre que abre puertas y que llevo con responsabilidad y muchísimo orgullo.

-¿Qué ha significado para ti trabajar con personas con capacidades especiales? 
-El término “capacidades especiales”, tiene una connotación importante en lo que hago. Socialmente las personas tienden a rechazar lo diferente, bien sea porque sobresale o por qué no logran verlo como “normal”, pero la realidad es que los seres humanos tenemos talentos sin distinción de ningún tipo.


Desde el 2006 he incorporado a mis clases a personas con capacidades especiales, niños con autismo fueron los primeros en llegar. Me sorprendió ver que podían aprender y hacer cosas incluso por arriba del rendimiento de sus compañeros. Eso me llevó a documentarme para entender (como buen ingeniero), cómo podía ayudar a mejorar el proceso de aprendizaje, para luego afinar el programa. Aun sin ser experto en la materia, había tanto amor y pasión en estos muchachos, que ésa era la energía que requería. Lo demás llegaría con la práctica. Siempre le digo a mis alumnos “créetelo y atrévete” y estos muchachos salían de su silencio para bien o mal hacer una interpretación -con tal contenido emotivo- que todo lo demás pasaba a segundo plano.

Hace 3 años comenzamos un proyecto más dedicado de la mano de AVESID, Asociación Venezolana para el Síndrome de Down, con 5 jóvenes. Estos muchachos y sus padres pasarían por un entrenamiento para lograr una presentación frente a un público. En el camino –y con las fotos que íbamos publicando- la gente preguntaba y el grupo creció casi de inmediato a unas 20 personas. Para la presentación recibimos el apoyo de Banesco Banca Universal, quien nos prestó su auditorio y sonido. 



 Decidimos presentarnos el Día internacional del Síndrome de Down. Al terminar los aplausos no se hicieron esperar y de inmediato las solicitudes de cupo llevaron al grupo a unas 30 personas. 

Tuvimos que abrirnos a la posibilidad de recibir jóvenes con autismo y otras capacidades especiales y mágicamente el proceso de integración comenzó a darse. Hoy el grupo además cuenta con otros grupos de apoyo vocal de mis otras clases de canto en KANTA-T-LO, que se suman a las voces de AVESID y le hemos dado el nombre de grupo TALENTUM. Ellos cuentan con su propio sitio en internet para que puedan seguirlos y conocerlos. https://somostalentumavesid.net/

Es impresionante lo que en 3 años estos muchachos han logrado. Eso me llena de orgullo y satisfacción, pues no solo es prepararse para cantar, sino trabajar en la puesta en escena, escenografía, sonido, incluso colocamos las letras en una pantalla para que el público cante con nosotros. Mi espíritu se llena de cosas que jamás imaginé que experimentaría, quiero y me siento querido por cada uno de los miembros de TALENTUM.  



-¿Qué ha sido lo más fácil y lo más difícil de esta interacción? 
-Lo más fácil es dejarse amar y sorprender por ellos, pues son seres transparentes, que al estar en confianza se muestran con criterio y personalidad. Son buenos amigos, se apoyan entre sí y compensan cualidades. Muchos de ellos ya tienen edad y trabajan en programas de responsabilidad social de empresas y bancos. Son súper responsables y para ellos todo es real y lo viven al 100%.

Lo más difícil fue entender que en ese mundo el diferente era yo… pero una vez que lo entendí todo fluyó y hoy soy uno de ellos, sin ningún tipo de distinción.

Vamos a nuestra clase una vez por semana, pero también paseamos, vamos al teatro, a los juegos de béisbol y lo que programemos entre todos. También escribimos juntos canciones, que cantamos para hablar de nuestra necesidad de inclusión e igualdad de oportunidades. Cada clase es bálsamo para mi vida y para cada uno de los jóvenes y padres integrantes. Es un cambio paradigmático que transformó mi apreciación sobre la vida, sobre lo prioritario, sobre el valor de ayudar y de ser agradecido. Es otra dimensión para mí y para mi trabajo. 



-Yo estoy convencida de que la música desarrolla sensibilidad en quienes se acercan a ella. ¿Cómo ha sido tu experiencia en este sentido? 
-La música comienza con un pulso. Así como el del corazón. Y sobre ese pulso se suman intenciones y alegría, que se convierten en ritmo y armonías. Luego sin darnos cuenta, todos estamos cantando. Esa sensación de ser parte de algo más grande que uno, es lo que enamora de la música.

El cine lo sabe y la usa para que sientas tensión, alegría, tristeza, miedo, amor, etc. Cuando a una escena le cambias la música cambia toda percepción sobre ella. 

Imagina lo que hace en la vida misma… Toda nuestra vida tiene seguro un mega “soundtrack”, con las melodías de tu infancia, adolescencia y adultez. Y cuando las oyes vuelves a sentir lo que cada una de esas canciones representan en tu vida. 

Estoy convencido que la música debe ser materia obligatoria en los colegios, para alumnos y profesores, pues abriría espacios de comunicación necesarios y que hoy no están.

De hecho, participé en la creación de un programa de música con contenido de valores que cambió hábitos en los niños, haciéndolos más responsables y conscientes de su vida. Lamentablemente los recursos destinados a este tipo de programas no abundan y perdimos la oportunidad de hacer algo diferente a lo que hay. Estoy claro en que incorporar una actividad musical a una empresa mejoraría las funciones de los equipos de trabajo. De hecho en algunas charlas corporativas introduzco un par de ejercicios que demuestran este punto.

Podríamos decir que muchas de nuestras actitudes diarias están influidas por el tipo de música y contenido musical que escuchamos. Hay música para todo y para todos y debemos ser responsables en clasificarlas para cada momento y según el oído que la va a escuchar.   

La mayoría de las personas son visuales en un 70%. Los músicos somos 70% oído y piel, por eso vemos el mundo desde otro punto, pues no lo sentimos igual.

Háblame de tus planes a corto plazo
-Hacer planes en estos días es difícil, pero no imposible. Sólo que la manera de medir el tiempo y los caminos hay que mirarlos bien y tener muchas rutas alternas. Es un tema de paciencia, constancia y resistencia. Lo único constante es el cambio, el cual tarde o temprano llega, porque lo generamos o porque nos encuentra. Así que me entreno y entreno a mis alumnos, para que cuando llegue, nos encuentre en la mejor forma y disposición.

La vida da vueltas y en el camino la docencia, la ingeniería y la música se fusionaron en lo que hago hoy. Se llama “Reingeniería de la Vida”, un programa paraguas que enmarca el trabajo que vengo realizando con KANTA-T-LO y TALENTUM, pero que agrega el tercer objetivo de mi trabajo que es la formación y reforzamiento de valores. Pueden seguirme en @reingenieriadelavida donde diariamente comparto lo que hacemos, junto con comentarios propios y de gente alrededor del mundo que aporta valor a la vida, para darle sentido.



Esto ya lo veníamos haciendo en las clases de canto, a las cuales estamos agregando nuevamente formación en algunos instrumentos musicales, pero las personas me pedían un tiempo para profundizar, en temas que tocamos fuera de la música y se me ocurrió que los ingenieros somos formados para resolver de manera estructurada problemas de todo tipo, organizar secuencias de tarea, presupuestar, evaluar económicamente opciones, entre otras cosas, así que cada jueves, me reúno 2 horas con los asistentes a debatir y buscar soluciones a problemas cotidianos utilizando las herramientas de la ingeniería, para darle la vuelta a la vida. Ese espacio completa la formación de mis alumnos tanto de las clases de canto como aquellos que quieren explorar otros de sus talentos. Paso a paso, un día a la vez.

Me encantaría llevar esta manera de enfocar la vida a otros lugares dentro y fuera del país, pero como lo dije el ritmo lo pone Dios. Estoy seguro de que me lleva de la mano y me pone donde soy útil en su orquesta.

Deseo encontrar un local para TALENTUM con capacidad para más personas y una pequeña sala de concierto. Queremos llevar este proyecto a instancias internacionales, para conseguir financiamiento, que nos ayude a ayudar a otros a encontrarse con la música. Deseo que muchos puedan conocer a estos muchachos y se impregnen de su amor, su bondad y su buena vibra. Así que a cantar en donde sea y cuando sea está en nuestro día a día.

-¿Qué significa Venezuela para Néstor Zavarce?
-Este país es mi casa y quisiera verla ordenada, limpia, libre de todo tipo de toxicidad. Es mi refugio. Es mi fuente de inspiración y admiración, por su grandeza, sus paisajes y aunque suene extraño para algunos, su gente. No hay gente como nosotros. Y lo demuestra cada venezolano que dentro y fuera del país, se luce haciendo su trabajo, ayudando a otros y mostrándose desde adentro. Ésos son la mayoría y son mi gente. Este país me ha dado todo… Una familia, educación, amigos, diversión y felicidad aun en momentos difíciles.

Somos Alma Llanera, Noches larenses, Sombra en los Médanos, Brisas del Torbes, Cerro Ávila y un Concierto en la llanura, Algo bueno tiene que pasar con todo eso, porque Moliendo café, Por estas calles se cuentan historias de ese Sentimiento nacional que todos llevamos En este país, gritando Viva Venezuela. 



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