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En los zapatos del otro

Lucila Cárdenas de Velutini, tras conocer la importancia de la donación de órganos por una experiencia familiar, ha querido apoyar a quienes viven un capítulo similar

  • Diario El Universal

16/03/2019 07:38 pm

CAROLINA JAIMES BRANGER
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

Una niña que creció con todos los privilegios, también creció en valores. Hija de Nicolás Cárdenas Conde, afamado pediatra, y de Janine Rivero Stoessel, se crió viendo cómo en su casa se promovía la empatía. Luego de pasar por la prueba de vida del trasplante de riñón de su marido, entendió que muchos otros también necesitaban ayuda. Hoy preside la Organización de Trasplantes de Venezuela, desde donde ayuda a miles de personas a tener una segunda oportunidad en la vida.

-La mayoría de las más importantes obras de altruismo han comenzado porque sus fundadores -o sus seres queridos- han pasado por situaciones que les cambiaron la vida, ya sea un pariente con una condición, enfermedad, accidente, incluso tragedias. ¿Cómo comenzó todo para ti?
-Como dice una gran amiga, “el dolor es dolor porque se siente”. Creo que, si no hubiera vivido esta experiencia, no sería igual. Ibrahim, el amor de mi vida desde que tengo 15 años, mi primer y único novio, con quien me casé a los 23 años, y en estado de mi cuarto hijo (mi Luci), va a realizarse un examen para un seguro de vida, y en el sitio el doctor le dice “Ibrahim, estás muy mal, tu tensión es altísima”.

Él me llama y me cuenta y yo inmediatamente llamo a mi papá (que era médico), quien me dice, “tranquila, nos vemos en la clínica”. Pero todos sabíamos que existía la posibilidad de que Ibrahim tuviera una enfermedad renal. Su papá, un ser maravilloso, también tuvo un trasplante renal. Y es allí cuando comienza todo un mundo nuevo para mí, no sólo entender lo que era una enfermedad renal, sino cómo manejar toda la situación, con tres hijos y uno en camino.

-¿Cómo fue la dinámica familiar antes, durante y después del trasplante de Ibrahim?
-Gracias a Dios nunca me han faltado los ángeles, entre ellos el ángel más bello, Douglas Puente, tío de Ibrahim y su donante. Pero toda la familia estuvo allí, mis papás, mi hermano Nicolás y mi cuñada Nana, mi prima Toti, los hermanos de Ibrahim, su mamá, que iba a vivir su experiencia nuevamente, esta vez con su hijo... Siento que soy muy afortunada pues todo fue dándose para que hoy te pueda contar mi historia y que te pueda decir que llegamos a la mayoría de edad del trasplante, Ibrahim cumplió 18 años a mi lado y pudo ver los éxitos y cada paso de sus hijos. A pesar de los ratos intensos, de las angustias, de los momentos donde crees que el mundo se acabó... siempre ha habido un ángel y una mano amiga que me ha ayudado a seguir.

 -¿Sientes que eres una persona diferente hoy? ¿Qué ha cambiado en Lucila?
-Cuando te dicen que tu esposo va a necesitar un trasplante, entras a un mundo desconocido y debes entender que, efectivamente, todo va a cambiar. Anterior al trasplante tuvimos que cambiar la dieta, y sí, te puedo decir que toda la familia cambio la dieta. Nos dijeron “no sal” y mi casa se volvió una casa sin sal. Nos dijeron “no proteínas” y casi nos volvimos vegetarianos, y así fuimos yendo de día a día, con lo que nos doctores nos indicaban eran los mejores pasos a seguir para llegar al trasplante en la mejor condición posible.

Y llegó el día: 11 de julio de 2000. Tuve que dejar a mis cuatro hijos en casa, mi tía, hermana de mi mamá, se mudó a mi casa y mi prima adorada María Gabriela Cárdenas venía a diario para ayudar, y así todos los miembros de la familia. A Ibrahim lo operaron y al día siguiente estaba parado, echando broma, feliz y sintiéndose como nunca. Fue de verdad el regalo de vida más bello que alguien puede sentir. Luego vino la parte de volver a casa, de manejar los hijos, cuatro niños en edad escolar. Ibrahim recién trasplantado e inmuno-suprimido.. eso significaba que, si alguno estornudaba, a mí me daba un infarto... Y fueron pasando los meses y yo veía cómo todo iba cuadrando y mi esposo, que tenía su vida de regreso. Hoy, dieciocho años más tarde, puedo decir que la donación es el acto más bello que existe y que TODOS debemos saber al respecto.


-¿Cómo logras que las tragedias que ves a diario no te quiebren el espíritu?
-Yo creo que siempre he sido una persona muy dada al prójimo. Yo vi a mi papá ser el pediatra más adorado. Lo oí decirle a las 3 de la mañana, a una mamá que llamaba para decir que su hijo tenía tres días vomitando, “gracias por llamar”. Eso me hizo ver la vida distinta. Aprendí a ponerme siempre en el puesto de la otra persona, de vivir lo que ellos viven para tratar de entender. Esto sólo me hizo afincarme más en esa parte y tratar de ayudar en lo que pudiera. Y tratando de devolver un poquito de lo mucho que he recibido, llegamos a la ONTV, la Organización Nacional de Trasplantes de Venezuela, una organización maravillosa, que en ese momento necesitaba gente que apostara por seguir luchando y tratar de devolver la esperanza de vida a muchos venezolanos que viven lo que yo viví y todavía vivo día tras día. Este camino empezó hace ya casi cinco años, donde el espíritu se te quiebra todos los días, donde el corazón se te parte y lloras con cada madre, con cada niño, con cada esposa, esposo, pero que solo te vuelve más fuerte, y cuando levantas la mirada sólo dices “tengo que hacer más”.

-¿Cómo has manejado el ser mamá con tantas cosas que haces? Me consta que tus hijos son una belleza de muchachos, seguros de sí mismos y exitosos
-He tenido la suerte de tener cuatro hijos maravillosos, Nicole, Janine, Ibra y Luci, que me alegran la vida y me han acompañado en cada locura, en cada aventura y en cada logro, y son ellos quienes me impulsan a mí y a Ibrahim a continuar. Son cuatro hijos con los que Dios nos ha bendecido. Son brillantes, pero más que eso, son seres nobles y seguros de sí mismos, que siempre están dispuestos para todo. No ha sido fácil: ha sido un trabajo de malabarismo el tratar de que cada cosa tenga su tiempo y aun así, a veces, las quejas se hacen sentir. Pero sí te puedo decir que cada uno tiene un corazón más grande que el otro y que cada uno de ellos es más altruista que yo. Si me preguntas cuál de ellos se parece más a mí, te diría que cada uno tiene su participación y todos, de alguna forma, me alientan a continuar. Pero sí debo decir que Luci es quien me acompaña, quien va al hospital, quien conoce cada uno de los niños conmigo y ayuda a nuestra causa de manera directa.

-Háblame de la Organización Nacional de Trasplantes de Venezuela.
-La ONTV es una organización que luego de un proceso de transición y adaptación a la nueva realidad, y consciente de que en la sociedad venezolana se continúa necesitando hablar de la importancia de los valores y poner el énfasis de la ayuda en quienes por razones de salud son vulnerables, se sometió a un profundo análisis de sus fortalezas y debilidades para replantear su misión, visión y objetivos en una nueva etapa.

Sin duda, gracias a sus más de 20 años de gestión la ONTV goza de la madurez y el crecimiento para abordar con profesionalismo y ética una realidad latente en el tema de salud en nuestro país, manteniendo como su objetivo fundamental el de promover la actividad de donación y trasplante en Venezuela en beneficio de los pacientes trasplantados y a la espera de un trasplante de órgano o tejido.

Con esa premisa por delante y gracias al esfuerzo de un pequeño grupo de personas comprometidas, con el apoyo de un nuevo Consejo Directivo, la ONTV, con su prestigio y tradición de vocación pública, busca apoyar este importante proceso social de educación, promoción y orientación especializada destinada a promover la cooperación y los conocimientos de salud en la comunidad venezolana.

-¿Qué significa Venezuela para Lucila?
-Y llegamos a la última pregunta. Venezuela para mí es mi todo, mi casa, mis vivencias, mis olores. Venezuela es corazón, un país lleno de gente maravillosa, que, aun pasando por momentos como éstos, los venezolanos estamos dispuestos a ayudar, aun si eso significa entregar lo que se necesita. Venezuela es ser optimista, es hacer un chiste en malos momentos, es estar al lado de un amigo que acabas de conocer y no dejarlo solo, es definir un sentimiento, es llevar la bandera, es un sentir, y es algo que nadie nos puede quitar, aunque traten. Los venezolanos, nuestra idiosincrasia, es nuestra identidad. Y te puedo decir con orgullo que SOY VENEZOLANA.
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