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El amor por la cultura

Silvio Mignano, embajador de Italia en Venezuela deja una impronta de erudición y una impecable labor como dilpomático

  • Diario El Universal

23/02/2019 06:30 pm

CAROLINA JAIMES BRANGER
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

Una de las personas más cultas que he conocido en mi vida, Silvio Mignano deja una impronta de erudición, a la par de una impecable labor como dilpomático. Inquieto, curioso, incansable, siempre está inventando programas que enriquezcan tanto a la comunidad italiana, como a la local. En la mejor tradición de los hombres del Renacimiento, se mueve con facilidad en diferentes entornos. Tiene la sensibilidad a flor de piel y ha aprehendido la venezolanidad de manera idónea. Señoras y señores, el Embajador de Italia:

-¿Cómo llega Silvio Mignano a la diplomacia?
-En Italia la diplomacia es exclusivamente de carrera. No existen nombramientos políticos. Yo soy un funcionario público, a la par de un magistrado, e ingresé en la diplomacia a través de un concurso muy difícil y selectivo. Vengo de un pueblo de la provincia en las puertas del Sur de Italia, Gaeta, por cierto un lugar desde el cual llegaron a Venezuela miles de migrantes. Yo nunca tuve vínculos ni con el mundo político, ni con el entorno diplomático. Mi papá fue el primer universitario de su familia, que era bastante humilde. Él se licenció en Letras y fue profesor de Literatura Italiana y Latina. De él y de mi madre, que también es Licenciada en Letras y profesora de Literatura Italiana y Latina, derivo mi amor por los libros y la cultura. Al final me alejé de su mundo para entrar en la diplomacia, aunque seguí estudiando por mi cuenta la literatura y llegué también a ser escritor. Mi sueño de muchacho era escribir y enseñar Literatura, pero en los años ochenta había un porcentaje de desempleo muy alto entre los Licenciados en Letras y así, cuando terminé el colegio, tuve cierta preocupación de inscribirme en esa carrera universitaria. No teniendo una familia rica como respaldo, prevaleció en mí un muy humano miedo al futuro. Me inscribí en la carrera de Derecho en la Universidad estatal de Roma y completé mis estudios muy rápidamente y con gran éxito, licenciándome con la nota más alta (110 sobre 100 cum laude), pero realmente no tenía una vocación para las tradicionales profesiones jurídicas (juez, notario, abogado). Mi tesis fue en derecho internacional y de allí mi interés hacia el sector, que también me parecía más adecuado a mi carácter, a mi curiosidad intelectual. Cuando terminé también el servicio militar obligatorio, mi papá, que era profesor de literatura y escritor, me había encontrado una escuela de preparación para el concurso. Lo menciono porque fue su último regalo: pocos días después falleció sin preaviso, muy joven. Con mucho dolor cursé la escuela y enfrenté el concurso, que era realmente un obstáculo durísimo (miles de candidatos para tan solo 40 puestos, cinco pruebas escritas y diez orales). Sin embargo logré superarlo en el primer intento y entré muy joven en la diplomacia.
Mignano se licenció en Letras y fue profesor de Literatura Italiana y Latina FOTO NARDA ZAPATA

-Usted es un dibujante insigne... ¿ha considerado hacer de su hobby algo más que eso?
-Siempre lo pensé. El hecho es que me concentré mucho en mi profesión diplomática y en la literatura, y quizás no suficientemente en el arte plástico, incluso porque creo que este último ámbito es muy complejo hoy en día y necesito algo más que el talento natural. Sé que el dibujo como tal no se aprende, hay una dote natural que no es tampoco un mérito, porque es innata, pero para realmente proponerse como artista, en la contemporaneidad, se requiere el esfuerzo de desarrollar proyectos articulados, que requieren tiempo, y a mí no me gusta improvisar y quedarme en la mediocridad. Sin embargo no descarto la idea de transformar este talento en una verdadera actividad artística.

-Usted ha puesto a los caraqueños a leer a Dante y a Virgilio, a Joseph Conrad, a Cadenas... ha sido parte importante de las ferias de libros... En una de esas intervenciones maravillosas comentó que aún sin saber para qué sirve la literatura, el mundo estaría mucho peor sin ella. ¿Qué es la literatura para Silvio Mignano?
-Durante largo rato he pensado que la Literatura era la cosa más importante. Para mí era el refugio, el lugar donde todo era posible. Sin duda sigue siendo algo fundamental, al cual no creo poder renunciar, y sin embargo me doy cuenta con el pasar de los años que no puede sustituir el mundo real, por suerte. Es cierto que sin literatura se viviría peor, y lo mismo sin las otras creaciones artísticas: por ello debemos defender la libertad de expresión. Pero al final lo que más cuenta es el mundo en el cual todos vivimos.

-De los libros que ha escrito ¿cuál le gusta más y por qué?
-Normalmente se suele decir el último, lo cual es obvio, porque un autor siempre considera que su trabajo progresa y que cada vez es un poco mejor que antes. Así que debería escoger el último poemario, I Venerdì Santi (El Viernes Santo) publicado en Italia en 2017, y la última novela, Il danzatore inetto (El bailarín inepto) publicada en octubre de 2018, hace tres meses. También tengo un apego sentimental muy fuerte a Pilar degli Invisibili (Pilar de los invisibles) una novela de 2015 ambientada en la ciudad suiza de Basilea, quizás por la figura femenina que la protagoniza y que pudiera ser la más compleja y lograda entre todos mis personajes.
Giro d'Italia es uno de los programas desarrollados por este diplomático en Venezuela FOTO NARDA ZAPATA

-Otra de sus iniciativas como Embajador de Italia en Venezuela ha sido la de los paseos arquitectónicos de las construcciones italianas en Caracas, como parte del Giro d´Italia, la fiesta de la cultura italiana en Venezuela. ¿Siente que hay lugares de Caracas donde pareciera estar en una ciudad italiana?
-Sin duda, en muchos. En las dos urbanizaciones donde se desarrollaron los paseos arquitectónicos, es decir la Avenida Victoria y la Carlota, pero también –hasta más, diría, desde el punto de vista visual, estético– la zona de Bello Monte. A veces paseando por allí tengo la impresión que me encuentro en una periferia de mi tierra, que por supuesto extraño, como todos migrantes, aunque reconozco que mi situación es algo diferente de otros que abandonan su patria.

-Ser embajador en un país donde la comunidad italiana es tan numerosa e importante tiene muchos retos. ¿Qué ha sido lo más difícil?
-Lo más difícil, pero a la vez también estimulante, es intentar comprender y contemperar las diferentes ideas, exigencias, visiones de tantas personas y grupos de personas heterogéneos. E intentar dar respuestas que correspondan a estos aportes que te vienen de ellos. Espero haberlo logrado, por lo menos en parte, dentro de los límites de la humana imperfección.
El embajador Silvio Mignano en uno de los actos organizados en su residencis FOTO CAROLINA JAIMES BRANGER

-¿Qué se lleva de Venezuela Silvio Mignano?
-Finalmente y sobre todo, la humanidad de un pueblo noble, generoso, profundo.
El recorrido por algunas urbanizaciones de Caracas donde al huella italiana es evidente forma parte del Giro d'Italia FOTO CAROLINA JAIMES BRANGER

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