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Adalid de la valentía moral

Ilana Beker es la vicepresidente del Espacio Anna Frank, institución que tiene como objetivo que se reconozca la coexistencia como forma de vida

  • Diario El Universal

02/02/2019 09:05 pm

CAROLINA JAIMES BRANGER
Especial para El Universal

Bella por fuera y más bella por dentro, la vicepresidente del Espacio Anna Frank, profesora universitaria y reconocida arquitecto se ha dedicado en las dos últimas décadas a lograr que la coexistencia sea un hecho en un país tan dividido y convulsionado como Venezuela. Ilustre miembro de nuestra comunidad judía, es una fábrica de buenas ideas y una locomotora para ponerlas a andar. Nada la detiene porque conoce los frutos de su labor. La humildad y el trabajo incansable son su sello.

-Tus alumnos hablan de ti como “la mejor profesora”, una “mujer brillante”, “mi inspiración” y otros calificativos similares. ¿Qué te motiva a la hora de enseñar?
-Enseñar es la mejor forma de aprender. Los estudiantes son mis guías para este magnífico proceso. Es un intercambio, ellos me dan las luces de sus intereses y éstos se convierten en el indicador para darle curso a mis clases de Historia del Arte y de Historia de la Arquitectura. La historia debe enseñarse completamente ligada al presente, y sobre todo, transmitirla con sentimiento, con pasión. El inicio debe ser vehemente y final debe quedar abierto para que quede como inspiración, sembrando dudas o invocando curiosidades que mis alumnos se llevan para sus inmediatas conversaciones de cafetín.

Disfruto el antes y el después, porque para elaborar mis clases, construyo un guion que se inicia siempre con el corto escogido de una película alusiva, suficiente para abstraerlos de su entorno y colocarlos en el tiempo histórico, atraer su atención, lograr la concentración y despertarles su sensibilidad. Lo que sigue siempre va a ser una novedad, tan atractivo para ellos como para mí. Cada clase se convierte en una experiencia diferente y a veces hasta sorprendente. Pero debo confesar que mi objetivo como profesora es “sólo lograr el interés”, porque lo que sigue depende de ellos, la investigación ya corre por su cuenta.
- Tu mamá, Marianne Kohn Beker, a quien quise y admiré tanto, fue una mujer excepcional, adelantada a su época, sensible, echada pa´lante. ¿Qué tiene Ilana de Marianne?
-Mucho y más ahora que vive en mi recuerdo. Soy la hija del medio de una familia de padre médico y una madre intelectual, ambos profesores de la UCV y muy dedicados a la práctica profesional. Mi hermana mayor estudió Ciencias Políticas siguiendo la vía de mi mamá y mi hermano Gastroenterología como mi papá. Asumimos siempre que yo era “la diferente” por entrar en el mundo de la arquitectura, así que mi recorrido universitario fue bastante individual. Hasta que empecé mi trabajo de escalafón, siendo mi interés la investigación de la Escuela Bauhaus y su proyección internacional. Comenzaron entonces los puntos de intersección entre los conocimientos de mi madre y mi iniciación en los temas más álgidos de la historia universal.

Comenzamos una nueva etapa que nos unió de por vida, convirtiendo nuestra relación cotidiana de madre e hija en interesantes conversaciones de contenido de las cuales nos nutrimos enormemente. Mi mamá era un pozo sin fondo de ideas, que mientras pudo las llevó a cabo sin pausa, la edad la ponía aún más creativa, sobre todo por el afán de que “si el mal nunca descansa no debemos parar nuestra labor”, y “donde quedan espacios vacíos si no entra el bien, entra el mal”… así que cuando ya sus fuerzas no le daban, a sus 80 años, me convertí en su brazo, siempre bajo su dirección.

Hoy en día, agradezco haber seguido su camino, aunque no le llego a los tobillos, ella sigue siendo mi inspiración y cuando me dicen “estás idéntica a Marianne”, agradecida respondo que ese es el mejor halago que me pueden hacer, así como también digo que ser hija de Marianne y de Simón Beker “es mi mejor carta de presentación”.

- ¿Cómo sientes la arquitectura?
-La arquitectura es parte de mi ser, aplicable a mi cotidianidad. Es el balance entre tantos factores y búsquedas, ingenio y estructura viable, organización funcional de espacios sin obviar la estética, proporciones, medidas y materiales, aplicadas con la responsabilidad que implica la creación de espacios, los cuales deben asegurar confort, seguridad y un ambiente propicio para que “los seres humanos” sean capaces de coexistir en armonía entre ellos y su entorno.

Las edificaciones arquitectónicas son claras pruebas del devenir de la historia, con ellas se puede explicar cómo era la humanidad de entonces, pues son una clara demostración del nivel socio cultural y político de una época determinada. Los que tenemos la oportunidad de construir debemos tener presente que más allá de ser un reto, nos encontramos frente a una gran una responsabilidad.

- ¿De qué proyecto te has enamorado?
-De todos, pero en especial de los que no se han construido, todavía en el papel tienen el beneficio de ser totalmente como los imaginé.

-Eres el alma del Espacio Anna Frank, aunque tu trabajo ha sido totalmente de bajo perfil. ¿Qué te motiva?
-Me motiva el otro, el diferente, me motiva trabajar en equipo para nuestra Venezuela construyendo el camino de la coexistencia, a través de responsabilidades, de solidaridad, de valentía moral, de reconocimiento al otro y de respeto.

Es un trabajo que nos lleva a lugares remotos y a conocer gente que es como uno, pero que no tuvieron las mismas oportunidades. Entonces nuestra necesidad imperante es llevarles los programas acordes a sus intereses, tiempo y espacio para poder guiarlos en el camino de la paz y de la consideración.

Me motiva que Espacio Anna Frank nació con la idea de renovarse continuamente, sin individualismos ni liderazgos, no somos ni seremos una marca. Entre nuestros lemas están “se vale la copia y la reproducción”.

Me motiva ser parte de un equipo que se forma continuamente y que afronta con responsabilidad y valentía el gran desafío que nos imponen los que desean crear discordia y enfrentamientos. Nuestro objetivo es que se reconozca la Coexistencia como forma de vida, que hablemos de Coexistencia en nuestros hogares, en nuestro vecindario y que se enseñe en las aulas de clase el significado profundo de la palabra, de esa manera “la coexistencia” aparecerá en nuestra sociedad engranada a nuestra forma de pensar y así no habrá cabida para más discriminaciones, diferenciaciones y finalmente injusticias.

- De todos los proyectos del Espacio Anna Frank, ¿cuál te ha dado mayores satisfacciones en términos de logros y trascendencia?
-Llenos de ideas y de una nutrida Junta Directiva (que te incluye Carolina) multidisciplinaria y comprometida con nuestro país, hemos tenido la suerte de que para cada proyecto que se inicia en Espacio Anna Frank, logramos acercar personas destacadas de nuestra geografía nacional e internacional, que agradecidas por la oportunidad de poderle brindarle a nuestra sociedad sus conocimientos, se abocan a formar parte de nuestros equipos de trabajo y llevar a tierra estas ideas y convertirlas en hechos tangibles y concretos. Luego los multiplicamos con estrategias que se renuevan de acuerdo a las necesidades de cada escuela, liceo, universidad, institución, espacio público o privado, vamos a todas partes con nuestras exposiciones itinerantes y nuestros programas educativos. Primero tocábamos las puertas, hoy ya nos llaman.

Enumerando algunos de nuestras exposiciones itinerantes: “Anna Frank una historia vigente”, “De la Bauhaus a la Ciudad Blanca de Tel Aviv”, “Una huella en el teatro venezolano”, “La guerra contra los judíos”, “Recuerda, reflexiona, reacciona”, “Coexistencia en Carteles”, “Coexistencia 38 Miradas”, entre otras... Programas educativos como “Anna Frank en el aula”, “Anna Frank una joven como yo”, “Rastro de un sobreviviente”, “Semana de la reflexión”. Publicaciones como “El país de los brazos abiertos”, historias reales de solidaridad venezolana. CINEtertulia, In Memoriam, Salón Nacional de la Coexistencia que este año llega a su décima edición. Formación de jóvenes EAF con el programa Embajadores de la Coexistencia y el nuevo sistema educativo en valores que llevamos a cabo con profesores jubilados en el interior del país, son parte de nuestro trabajo cotidiano. Todo nos ha dado grandes satisfacciones y estoy convencida de que estamos a punto de ver los logros…

- ¿Qué es Venezuela para Ilana?
-¡Venezuela es MI país! el que recibió “con brazos abiertos” a mis cuatro abuelos antes de casarse, que salieron de Europa en el año 1933, víctimas del creciente antisemitismo. El país que vio nacer a mis padres, en Maracaibo y en Caracas, donde vivieron su infancia felices y libres, sin prejuicios ni discriminación. Donde lograron una excelente educación gratuita, completando sus estudios universitarios con profesores de primera línea y recibieron becas para completar su formación académica en el extranjero y realizar una vida de continuos logros. El país donde nací, crecí y me casé con Sidney, nacido en Punta de Mata, en el corazón de un campo petrolero en Monagas. Ambos formamos parte de una comunidad judía completamente adaptada a su entorno. Una familia numerosa y amistades entrañables, de crecimiento personal y profesional, muy acompañada de colegas, profesores, guías y mentores.



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