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Donde hay un reto, hay esperanza

  • Diario El Universal

13/12/2018 10:01 am

“De casta le viene al galgo”, reza el dicho. Y en el caso de Ana Cecilia Sosa Goth, aunque la casta le viene por todas partes, ha sido ella la artífice de la ejecutiva brillante, la gerente dedicada y la empoderadora de mujeres en que se ha convertido. Aún en sus tempranos treinta, lleva un largo camino recorrido y ha sumado muchos éxitos a su ascendente carrera. Asertividad, paciencia y dedicación han sido las claves de su triunfo. Aquí nos cuenta cómo lo conquistó.

-¿Cómo te interesaste en el tema de motivar y empoderar mujeres? 
 -Mi interés surgió en un principio por una experiencia personal que me motivó a hacer cambios importantes, para tomar las riendas de mi propio destino. Luego de haberme graduado de la universidad y haber empezado a trabajar, no me sentía bien conmigo misma, estaba desmotivada porque a pesar de que había cumplido con varias etapas de mi vida, no sentía que estaba haciendo algo que le diera sentido a mi vida, porque procedía, hacía y cumplía con todo aquello que los demás esperaban de mí, pero no estaba actuando en base a mis propios intereses y deseos. En ese momento reconocí que la única responsable de mi desmotivación era yo, y que la única que tenía el poder de cambiar y romper con ciertos estereotipos sociales, para darle significado al propósito de mi existencia, era yo. 

Siempre he admirado a todas aquellas mujeres que han tenido la capacidad de reconocer sus propias cualidades, de trabajar por su propio porvenir, de razonar y de comprender lo valioso que son sus derechos no sólo como mujer, sino como seres humanos. Las admiro porque me identifico con ellas y porque son testimonios reales que demuestran que la felicidad es un hecho individual de cada quien, que se logra cuando un ser humano, reconoce cuál es su propósito de vida y vive para conseguirlo. Es una realidad que en pleno siglo XXI existe una tendencia de la mujer a buscar emanciparse del hombre, con diferentes manifestaciones, dependiendo de la cultura y las características de la sociedad donde se desenvuelven. 

 -¿Cuándo crees que una mujer es realmente autónoma?
-Considero que la autonomía de la mujer comienza por su independencia económica, Considero que la autonomía de la mujer comienza por su independencia económica, un elemento clave para el disfrute del resto de sus derechos y es de suma importancia porque contribuye directamente la erradicación de la pobreza y al óptimo desarrollo socio político y económico de cada país. 

 Sin embargo, seguimos conviviendo en un mundo desigual, en donde nos enfrentamos a relaciones asimétricas que ocasionan la vulneración de derechos económicos, sociales y políticos de muchas personas, especialmente de las mujeres. 

 Ante esta inquietud tomé la decisión de desarrollar un proyecto de formación que tiene como objetivo principal contribuir a impulsar y estimular a las mujeres a asumir la búsqueda de su emancipación, inicialmente económica, como un vehículo para lograr equidad de género en todos los planos.

-Una educación rígida y formal como la que tuviste ¿fue de alguna manera un obstáculo para la actividad que desempeñas ahora?  
-Este es un aspecto sobre el que he reflexionado mucho y hoy en día reconozco que no fue un obstáculo, sino un proceso de formación y de superación de muchos retos que me fortalecieron como persona y contribuyeron a que desarrollara una serie de virtudes que me definen y que han me llevado a obtener los logros que hoy disfruto en mi trabajo.

-El mundo de las finanzas, a pesar de los logros femeninos, sigue siendo un mundo de hombres. ¿Cómo lo has enfrentado?
-Lo he podido enfrentar porque tomé la decisión de hacerlo: decidí romper con muchas creencias limitantes y lo hice porque si no lo hacía jamás iba a desarrollarme como persona, ser independiente, para prosperar y cooperar de manera activa y positiva en mi propio desarrollo y en el de mi país. Sí reconozco que el mundo de las finanzas está dominado principalmente por los hombres, pero eso no significa que sea de ellos. Todos los seres humanos somos individuos responsables de nuestras vidas y de buscar nuestros los mecanismos adecuados de subsistencia.


El Banco Mundial considera que, en todos los países, tanto las mujeres como los hombres necesitan acceso a servicios financieros para poder invertir en sus familias y negocios. Sin embargo, hoy en día, “42% de las mujeres, alrededor de 1100 millones, está fuera del sistema financiero formal y no tiene una cuenta bancaria u otras herramientas básicas para administrar su dinero”. Esta realidad la considero alarmante porque es un signo de subdesarrollo y esto acrecienta indiscutiblemente los problemas de pobreza crítica que hay en el mundo.

Es cierto, que en muchos aspectos el Banco Mundial está trabajando para reducir la brecha de género en materia de financiamiento y la inclusión de mayor participación de la mujer en el funcionamiento de las instituciones financieras, porque consideran que es una de las claves para fomentar nuevas fuentes de crecimiento económico. Pero, si las sociedades realmente quieren avanzar en el progreso y bienestar de sus miembros, considero sumamente importante que se continúen efectuando acciones necesarias por parte de todos los sectores de la sociedad, para progresar hacia un desarrollo sostenible, que pasa por la inclusión de las mujeres en todos los procesos de la vida, apoyando su inserción real en el mercado laboral y el espacio público; mejorando la gestión de su tiempo familiar y privado, para que puedan tener la posibilidad de fortalecerse, mejorar su autoestima y confianza en sí mismas.

-El tema de la ruptura de paradigmas en el universo del emprendimiento femenino es básico y necesario. ¿Cuáles son los mayores obstáculos que a tu parecer enfrentan las mujeres que quieren emprender?

-Los mayores obstáculos que considero que enfrentan las mujeres, y lo digo por mi propia experiencia, son el miedo al fracaso, el miedo a la innovación y a la crítica de su entorno cultural y familiar. Adicional a eso, las barreras mentales, esos pensamientos negativos y auto descalificadores sobre su capacidad que su propia mente crea, los cuales pueden ser lo suficientemente fuertes como para desmotivarlas y paralizarlas e impedirles tomar la decisión de tomar las riendas de su vida.

Personalmente, veo que toda mujer demuestra tener la capacidad de lograr lo que se proponga y el factor clave para ello recae en la actitud que tenga para enfrentar los retos que la vida misma le presenta. Por ello, es importante que toda mujer se reconozca en su valor.

-¿Cuál o cuáles son tus modelos en el desarrollo de tu profesión?

-Tengo la capacidad de observar las cualidades positivas que tienen las personas y tengo un genuino interés de fijarme en todos los logros que están alcanzando las mujeres en este tiempo.

Más allá del hecho real de que cada vez más mujeres emergen individualmente a posiciones de gran importancia en la sociedad, me interesa y me inspira el fenómeno colectivo que está ocurriendo a escala mundial de distintos grupos de mujeres organizándose para trabajar en el afianzamiento de nuestro género en múltiples facetas de nuestras vidas.

-¿Qué te ha hecho quedarte en Venezuela cuando podrías vivir y ser exitosa en cualquier parte del mundo?

-Veo muchas oportunidades de desarrollo como proveedora de soluciones a necesidades que plantea la incertidumbre. Parafraseando una afirmación con la cual me identifico “Donde hay un reto, hay esperanza…”

Considero que estoy en un lugar y en un momento donde además de que mis conocimientos sobre mi país y su cultura me ayudan a identificar apropiadamente las necesidades que tenemos los venezolanos, mis contribuciones alivian distintos niveles de inquietud que se nos plantean, brindando seguridad hacia el futuro.

-¿Qué es Venezuela para Ana Cecilia Sosa Goth?

-Venezuela es mi hogar, es donde se me plantean retos y obtengo satisfacciones profesionales diariamente. Es el lugar que me ha enseñado a ser y dar la mejor versión de mí, porque me muestra el valor que significa el trabajo y la humildad que tenemos que tener para reconocer nuestras fallas, aprender de ellas y ver cómo podemos mejorar.

Me ha llevado a desarrollar la práctica de la solidaridad con otros que están en mayor necesidad, me ha permitido ver las cosas de la vida que realmente importan, tales como mi familia, la convivencia en armonía, el respeto por los derechos humanos y ambientales, y la salud, entre otros; es decir, me ha mostrado el lado bueno de la vida que en otras situaciones se me pudiese haber pasado desapercibido.
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