Después de un receso regresaron a Iskia las acostumbradas meriendas en honor de las novias. Esta vez no sólo hubo un especial ambiente de alegría sino que la tienda del Centro Comercial Altamira Village se vistió de gala con una especial decoración de Edward Sitzer, quien colocó en la entrada una gran pared de follaje, dramatizándola con espejos de marcos dorados y de diferentes tamaños y formas.

La mesa central, donde destacaba la vajilla clásica de Richard Ginori, blanca con ribetes en oro de 24 kilates, hacía juego perfecto con las coloridas copas de Baccarat talladas y rodeadas de flores. Sin lugar a dudas, un derroche de buen gusto y de refinada elegancia, cargada de la tradición propia de esos menajes icónicos que están presentes en las grandes mesas.

Esta vez compartieron los espacios un grupo de especialistas en bodas. Por eso estuvieron los wedding planners con sus ideas nuevas y su capacidad organizativa, fotógrafos que pusieron a la orden de las futuras novias su álbumes para que conocieran sus trabajos, cada vez más originales y con gráficas que recogen la emoción de ese gran día. También se conocieron los nuevos diseños de trajes nupciales. El internacional Jesús Peiró mostró un modelo de líneas muy limpias con un detalles brillantes en el cinturón, mientras que el venezolano Hugo Espina presentó una modelo con un diseño de reveladoras transparencias concebido para las ceremonias playeras. No faltaron los chocolates de Sander, las tortas y dulces de Mariette Calvo, el cava Freixenet servido por Licores Mundiales y la música de Douglas Méndez. Una alegre antesala para un día inolvidable.