Una fiesta inolvidable llena de venezolanidad
Entre telones fue el nombre de la cena ofrecida por Bodegas Pomar en el Complejo Cultural Teresa Carreño
La Navidad de 2022 vino cargada de ideas originales, ejemplo de ello fue el encuentro regido por Bodegas Pomar que ofreció a sus amigos una velada protagonizada por los valores culturales del país, por ello seleccionaron el Complejo Cultural Teresa Carreño para vivir una experiencia que llenó de orgullo a cada invitado.
Por un lado, se pudo admirar la arquitectura del edificio que sigue siendo un baluarte de la arquitectura venezolana y donde las obras cinéticas de Jesús Soto cubren su cielo sin restarle espacio, al mismo tiempo que transmite energía y felicidad, sensaciones que embargan al espectador cuando tiene un encuentro con la cultura. Ese fue el momento de estimular al paladar, entonces circularon los profiteroles de queso de cabra, tomates secos y sombrero de caramelo, además de la terrine de campo con sus tostadas, creaciones de la chef Marcela Gil. Todo ello regado con Pomar Rosé.
Una vez dentro del teatro, cuando se esperaba que los asistentes serían solo espectadores, subieron al escenario para confundirse con los artistas del ballet Cascanueces, anfitriones y guías del recorrido. Toda una oportunidad para vivir la emoción de ver la Sala Ríos Reyna desde otro ángulo, desde el proscenio donde tantos nos ofrecen su arte.
Luego, las 250 personas recorrieron camerinos, admiraron la escenografía de óperas y ballets producidas por las compañías que allí se presentan.
El punto final fueron los talleres del teatro, donde se concibe y se construye cada puesta en escena. Junto a las estatuas egipcias, propias de la ópera Aída, que esa noche asumieron el rol de escoltas de los músicos que interpretaron las composiciones del ballet de Tchaikovsky, también estuvo la tecnología como telón de fondo de los instrumentos de cuerda de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, bajo la dirección de Jesús Uzcátegui, interpretando los clásicos de la temporada y, para finalizar, con villancicos y gaitas.
Telas, encajes, maderas y otros materiales dieron paso a unas laqueadas mesas blancas decoradas con caminos de pinos y velas.
Entonces aparecieron las multisápidas y famosas hallacas de Mercedes Oropeza. Fue el momento de Pomar Crianza. Luego llegó la caraqueñísima ensalada Diplomática, que se hermanó en el plato con el pavo con salsa de ciruela y arroz salvaje con frutos secos. La armonía la ofreció el Pomar Crianza. Para cerrar la noche estaba el postre que seguía enorgulleciendo el gentilicio venezolano, el helado EFE de ponche navideño sobre el brittle de pan de especias, engalanado con una cinta de dulce de lechosa y, como era de esperarse, reaparecieron las burbujas de Pomar Brut Edición Especial. La sobremesa fue con un espresso de Café Gourmet San Salvador, aunque algunos prefirieron el carajillo aderezado con Licor 43.
Las palabras de Beatriz Pachano, gerente de Categoría de Bodegas Pomar, ratificaron la satisfacción de brindar una noche inédita, marcada por la elegancia y el orgullo por lo nuestro, representado en las bellas artes, la gastronomía, y la enología de Bodegas Pomar, ubicadas en Carora.
Juan Matos, gerente de segmento Portafolio y Mercadeo de Bodegas Pomar, recalcó la importancia de innovar y seguir brindando experiencias memorables a los seguidores de la marca. De ese deseo nació este evento inolvidable y original.


Beatriz Pachano, gerente de Categoría de Bodegas Pomar, en el momento de dirigirse a los invitados, detrás Jesús Uzcátegui

El enólogo José Gregorio Cortez conversó sobre las armonías de la noche

La orquesta de cuerdas y las voces bajo la dirección de Jesús Uzcátegui

Los personajes de Cascanueces, perfectos anfitriones

Francelis Toro y Marina Taylhardat
María Fernanda Di Giacobbe, Sahid Macías, María Luisa Morassott y Andrea Matthies
Rogelio La Cruz, Marcela Gil, Maikel Torres, Magally Guillén, Finicia Armagno, Irene Guillén y María Fernanda Di Giacobbe
Por un lado, se pudo admirar la arquitectura del edificio que sigue siendo un baluarte de la arquitectura venezolana y donde las obras cinéticas de Jesús Soto cubren su cielo sin restarle espacio, al mismo tiempo que transmite energía y felicidad, sensaciones que embargan al espectador cuando tiene un encuentro con la cultura. Ese fue el momento de estimular al paladar, entonces circularon los profiteroles de queso de cabra, tomates secos y sombrero de caramelo, además de la terrine de campo con sus tostadas, creaciones de la chef Marcela Gil. Todo ello regado con Pomar Rosé.
Una vez dentro del teatro, cuando se esperaba que los asistentes serían solo espectadores, subieron al escenario para confundirse con los artistas del ballet Cascanueces, anfitriones y guías del recorrido. Toda una oportunidad para vivir la emoción de ver la Sala Ríos Reyna desde otro ángulo, desde el proscenio donde tantos nos ofrecen su arte.
Luego, las 250 personas recorrieron camerinos, admiraron la escenografía de óperas y ballets producidas por las compañías que allí se presentan.
El punto final fueron los talleres del teatro, donde se concibe y se construye cada puesta en escena. Junto a las estatuas egipcias, propias de la ópera Aída, que esa noche asumieron el rol de escoltas de los músicos que interpretaron las composiciones del ballet de Tchaikovsky, también estuvo la tecnología como telón de fondo de los instrumentos de cuerda de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, bajo la dirección de Jesús Uzcátegui, interpretando los clásicos de la temporada y, para finalizar, con villancicos y gaitas.
Telas, encajes, maderas y otros materiales dieron paso a unas laqueadas mesas blancas decoradas con caminos de pinos y velas.
Entonces aparecieron las multisápidas y famosas hallacas de Mercedes Oropeza. Fue el momento de Pomar Crianza. Luego llegó la caraqueñísima ensalada Diplomática, que se hermanó en el plato con el pavo con salsa de ciruela y arroz salvaje con frutos secos. La armonía la ofreció el Pomar Crianza. Para cerrar la noche estaba el postre que seguía enorgulleciendo el gentilicio venezolano, el helado EFE de ponche navideño sobre el brittle de pan de especias, engalanado con una cinta de dulce de lechosa y, como era de esperarse, reaparecieron las burbujas de Pomar Brut Edición Especial. La sobremesa fue con un espresso de Café Gourmet San Salvador, aunque algunos prefirieron el carajillo aderezado con Licor 43.
Las palabras de Beatriz Pachano, gerente de Categoría de Bodegas Pomar, ratificaron la satisfacción de brindar una noche inédita, marcada por la elegancia y el orgullo por lo nuestro, representado en las bellas artes, la gastronomía, y la enología de Bodegas Pomar, ubicadas en Carora.
Juan Matos, gerente de segmento Portafolio y Mercadeo de Bodegas Pomar, recalcó la importancia de innovar y seguir brindando experiencias memorables a los seguidores de la marca. De ese deseo nació este evento inolvidable y original.

Juan Matos, gerente de segmento Portafolio y Mercadeo de Bodegas Pomar y uno de los creadores de esta iniciativa

La música del Cascanueces dio la bienvenida que formó parte del repertorio interpretado

La música del Cascanueces dio la bienvenida que formó parte del repertorio interpretado

Beatriz Pachano, gerente de Categoría de Bodegas Pomar, en el momento de dirigirse a los invitados, detrás Jesús Uzcátegui

El enólogo José Gregorio Cortez conversó sobre las armonías de la noche

La orquesta de cuerdas y las voces bajo la dirección de Jesús Uzcátegui

Los personajes de Cascanueces, perfectos anfitriones

Francelis Toro y Marina Taylhardat
María Fernanda Di Giacobbe, Sahid Macías, María Luisa Morassott y Andrea Matthies
Rogelio La Cruz, Marcela Gil, Maikel Torres, Magally Guillén, Finicia Armagno, Irene Guillén y María Fernanda Di Giacobbe
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