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Las sedes del Mundial Rusia 2018: Kaliningrado

Kaliningrado es la única sede mundialista ubicada fuera de Rusia y fue el hogar de uno de los grandes filósofos de todos los tiempos.

  • MICHAEL NISSNICK

04/06/2018 02:16 pm

Caracas.-Kaliningrado tiene ese nombre y es parte de Rusia desde hace apenas setenta y dos años. Asimismo, es la única sede mundialista que no se encuentra dentro del territorio ruso. 



Esta ciudad ubicada frente al Mar Báltico y fundada en 1255 se llamó originalmente Königsberg y formó parte de la región alemana de Prusia Oriental hasta 1945, cuando la Unión Soviética la anexó a su territorio tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la rebautizó con su denominación actual (en homenaje al revolucionario Mijaíl Kalinin) y deportó a sus habitantes alemanes. Tras el fin de la URSS en 1991, Kaliningrado permaneció como parte de la Federación rusa, de quien la separan Lituania, Letonia y Polonia, países miembros de la OTAN y la Unión Europea. 



Este enclave de Rusia en Europa tiene actualmente una población de poco más de 968 mil habitantes. Kaliningrado ha sido llamada “la ciudad de ámbar” por contar con las mayores reservas mundiales de esta resina fosilizada color dorado. En el museo local se exhiben más de seis piezas de dicho material. 



Una visita a Kaliningrado quedaría incompleta sin recorrer el istmo de Curlandia, una franja de arena de cien kilómetros de largo y cuatrocientos de ancho que separa el Mar Báltico de la laguna de Curlandia y que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Allí se encuentra la estación ornitológica más antigua de Europa y la red para pájaros más grande del mundo, con quince metros de altura. 



Kaliningrado es famosa por su estrecha relación con uno de los grandes filósofos de la historia universal: el alemán Immanuel Kant (1724-1804), quien vivió en esta ciudad durante la totalidad de sus setenta y nueve años de vida sin salir jamás de ella. Se cuenta el filósofo era tan riguroso en sus rutinas que sus vecinos ponían en hora sus relojes cuando lo veían dar su paseo diario. 



La modesta tumba de Immanuel Kant se alza junto al muro exterior de la catedral de Kaliningrado. Cerca de la sepultura, una placa recoge a manera de epitafio una de sus citas más famosas: “Dos cosas me llenan la mente con un siempre renovado y agrandado asombro y admiración, por mucho que reflexione sobre ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí”. 



Twitter: @mhnissnick 

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