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Nuevo vector en la frontera colombiana

La violencia de grupos armados en la frontera colombo-venezolana es una realidad que no ha sido inventada, sino que se ha comenzado a utilizar como vector de presión sobre Venezuela bajo la modalidad conocida como terciarización

  • LEOPOLDO PUCHI

11/04/2021 09:00 am

La situación de conflictividad entre Estados Unidos y Venezuela prosigue, y hasta ahora no se ha avanzado en una solución ni se han iniciado negociaciones entre los dos gobiernos. Por supuesto, el nuevo presidente Joe Biden tiene pocos meses de haber llegado a la Casa Blanca y no puede descartarse un entendimiento.

De alcanzarse un acuerdo entre los dos países, que se traduciría en convenios de cooperación de beneficio mutuo sin que Venezuela ingrese al dispositivo geopolítico estadounidense, se habría logrado dar respuesta a la dimensión del conflicto más difícil de tratar. En este marco, la otra dimensión, la que corresponde a las contradicciones internas, pudiera encontrar un curso de entendimiento con mayor celeridad.

VECTORES

El conflicto tuvo su momento más álgido cuando Donald Trump expresó que todas las opciones estaban sobre la mesa y se invocó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. Una amenaza que acompañaba a otros dos vectores: el de la creación de una imagen de poder dual y el vector del bloqueo por medio de sanciones.

La amenaza de una intervención no aparece en el discurso de Biden y su equipo, pero como ya se ha señalado, han comenzado a ser puestos en movimiento otros vectores que se integran en una visión menos cortoplacista que la de Trump y apuntan al desgaste y el incremento de la inestabilidad.

Los nuevos vectores, que se suman a los del poder dual y de las sanciones, son el de la presión por la vía de focos de violencia en la frontera con Colombia, el impulso en la Corte Internacional de Justicia de una decisión contra Venezuela sobre el Esequibo y la organización de un caso relacionado con la situación ambiental en el Arco Minero del Orinoco. En cada uno de estos puntos, se parte de situaciones reales, pero que son amoldadas para que sean útiles a la planificación realizada para el cambio de gobierno en Venezuela.

LUCKY LUCIANO

La violencia de grupos armados en la frontera colombo-venezolana es una realidad que no ha sido inventada, sino que se ha comenzado a utilizar como vector de presión sobre Venezuela bajo la modalidad conocida como terciarización, modelo de actuación que puede incluir tanto el uso de empresas privadas proveedoras de servicios militares como la instrumentalización de grupos delictivos que tienen sus propios contingentes armados, con los cuales se llega a acuerdos de colaboración o se les induce a actuar en una determinada dirección.

Los ejemplos en la historia de esta modalidad son numerosos. Uno de los episodios más recordados por sus novelescas características fue el acuerdo al que llegaron los militares estadounidenses con Lucky Luciano para poner a la mafia siciliana al servicio del desembarco en el sur de Italia de las tropas aliadas durante la segunda guerra mundial, colaboración que luego se prolongó por décadas para enfrentar al fuerte partido comunista de ese país.

SILVERCORP

En la frontera, la presencia de grupos armados ha sido crónica, y desde Caracas, nunca se le dio el trato de enemigos, posiblemente por el diferendo territorial con Bogotá, y en lugar de esto, desde hace décadas se tenía una política proclive a las negociaciones de paz.

Hasta ahora, no habían sido utilizados estos grupos en función de un plan para incidir contra el Estado venezolano. Este uso funcional se plantea a partir del momento en que se traza la estrategia de cambio de gobierno para Venezuela, que requiere de distintos vectores de presión, incluido el armado, que brindaría excusas para una intervención más directa.

En cuanto a la contratación de empresas privadas militares, se han venido utilizando con mucha frecuencia en países africanos y en el Medio Oriente. Son compañías que se registran legalmente en algunas capitales del primer mundo, aunque se trata de actividades prohibidas por la ONU. Sobre esta modalidad, tenemos la reciente experiencia de la contratación de la empresa Silvercorp de la operación Gedeón para desembarcar en Venezuela.

ALMAGRO

Al lado de los vectores de Colombia y el Esequibo, el otro vector que comienza a encenderse es el ambientalista. Ya Luis Almagro dio las primeras declaraciones “ecologistas” y algunas fundaciones estadounidenses han comenzado a perfilar el ángulo de ablandamiento de la opinión pública, por lo que ya se observan titulares de medios como el Washington Post, o los estudios, como el del Center for Strategic & International Studies. En el diseño de la estrategia, se espera que la suma de vectores dé un resultado favorable.

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