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¡De nuevo diálogo!

Hay que solicitar participación de la UE y de Noruega para la negociación

  • ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

18/09/2019 05:30 am

Carlos Raúl Hernández
“La naturaleza no admite vacíos” según la termodinámica. Se les dijo que la “ilegitimidad” es un concepto de la democracia liberal que no preocupa a los revolucionarios y no conmovería al gobierno, ni con mil países. Respondieron vaguedades, como hoy. Se les dijo que derrocarlo por la fuerza era una ilusión tonta como el cuento de los “tableros”. Que aprobar una “ley de amnistía” para los militares mientras reclaman invasiones extranjeras y golpes de Estado ridiculizaba a quien lo hacía. Luego de ocho meses de fiascos y cinco de negociaciones idas, encumbrados cargos de la Asamblea Nacional declaran el final del juego. 

Se les dijo que nombramientos clave hechos por la AN para cripto ministerios daban señales de guerra y no de entendimiento. Y que rechazar el mandato constitucional de elecciones parlamentarias el año que viene era antesala de conflictos. Pero ¡súbito! emerge algo que no estaba en el programa de quienes creían controlar la situación: un rolincito se les cuela entre las piernas y llega un hombre a tercera. Es sistemático en estos equipos botar el juego. No fracasaron “República Dominicana” ni “Noruega” porque fueron a negociar para no llegar a acuerdos, ayunos de autonomía. 

Se cierra un diálogo y se abre otro con excluidos del anterior e igual derecho de intentarlo. Pero, estruendo, la asombrosa, histérica, brutal y ruin reacción contra los que con toda licitud fueron a reunirse con el gobierno o con quien se les ocurra, con emisiones en las redes cuyo 75% venía de Miami, Madrid, y cuyo centro de operaciones está en Bogotá, donde reina el ministro de la abyección comunicacional, el Midas al revés –todo porque todo lo que toca lo convierte en escoria–, el arruinador de televisoras, difamador de muchachas universitarias. 

Y un batallón de sofistas quiere demostrar que sus jefes pueden: 1) reunirse incluso ocultos, con el gobierno, pero otros no, ni siquiera públicamente; 2) hacerlo por cinco meses o lo que dé la gana, y los demás, no; 3) romper negociaciones, mientras los demás no pueden abrirlas. Como diría la Pastora si unos hablan con el gobierno y fracasan !aleluya! Y si otros lo hacen y tienen eventual éxito ¡anatema! Una demostración aterradora de autoritarismo.

Si llegan a semejantes extremos hoy, da miedo pensar lo que harían en el poder. Hay que solicitar participación a la Unión Europea y a Noruega para el trabajo de la mesa de negociaciones en Caracas. En el hastío nacional, las conversaciones deben dar resultados inmediatos y efectivos para atender la emocionalidad de las respuestas, no pasar a un archivo muerto y engrosar la decepción. Y sobre todo, hacer esfuerzos, incluso magia, para que las decisiones de la mesa se traduzcan en alivio de la situación de las mayorías. 
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