Asegura que existe una crisis, cuyos factores intrínsecos perfilan al país como un caso único: “muchos lo definen como inédito”; y es eso precisamente lo que promueve el interés de la comunidad internacional y lo convierte en uno de los ejes de discusión geopolítica.

El también conductor del programa televisivo “La hora clave” comenta que la situación descrita ha incidido en el campo del periodismo, porque en los últimos años el clima de crispación también se ha reflejado en los medios de comunicación y en ello ha contribuido el modelo político construido, que confisca “ espacios que en el concepto tradicional de democracia, deberían ser compartidos con el sector privado”. El conflicto-sostiene- comenzó cuando se aprobó la Constitución del 99, que en vez de enfocarse en corregir aspectos de orden jurídico, legalizó un reacomodo que tendría implicaciones políticas, económicas y sociales, e implanta la revolución bolivariana, “que por comodidad semántica, se llama Socialismo del Siglo XXI”. “Se afectaron valores como la libertad de expresión y el pleno ejercicio del periodismo, que estuvieron presentes con una importante exigencia durante los 40 años del periodo democrático”.

Sierra señala que a partir de 2001 recrudeció la confrontación dado que inició “una nueva guerra”, que tuvo serias expresiones como la salida del poder del presidente, que luego abrió paso a algunas negociaciones que tuvieron lugar en Caracas durante varios meses entre el Gobierno y la oposición. “Ese proceso, que obligó a la mediación directa del secretario general de la OEA, César Gaviria, y del Centro Carter, facilitó una salida que pasó por la vía electoral: el referendo revocatorio de 2004”. 

El comunicador social afirma que la serie de acontecimientos suscitados en la década pasada, han hecho que el periodismo se desarrolle dentro del círculo de la polarización, y se mantenga allí. Sin embargo, destaca la necesidad de honrar el compromiso con la verdad, por encima de las presiones coyunturales.

Y en atención a ese compromiso, Sierra habla de El tapete.com, un proyecto editorial que nació hace seis meses como un aporte a “una lucha inaplazable” contra las noticias falsas y la desinformación que copa las redes sociales, decisivas, en ocasiones, en la conformación de matrices de opinión.

Explica que el medio que dirige se enfoca en la tarea de “desentrañar la verdad y desenmascarar la mentira”, está abierto a todas las tendencias y orientado hacia el análisis político y el periodismo independiente, “algo complejo dentro de un ambiente de conflicto”. El portal cuenta con la participación de su colega Faitha Nahmens y la colaboración de escritores y periodistas.

“El periodista tiene una responsabilidad fundamental: presentar los hechos de la manera como ocurren y apegarse a ellos, incluso sabiendo los costos elevados que eso supone. El periodismo es por excelencia un oficio antipoder, frente a él operan los poderes del Estado, económicos y los que se erigen a partir de la globalización, esencialmente con el auge de Internet y las redes sociales”.

 Sierra insiste en que los comunicadores están obligados a defenderse no solo de la represión, censura y autocensura, sino también de su propio comportamiento, deben atender a sus valores y no abonar al terreno de la noticia falsa, que hoy contribuye a desinformar a la sociedad y a desvirtuar la esencia de la profesión.

“El oficio es duro, ingrato, riesgoso, incluso en escenarios normalmente democráticos. En México los periodistas son blanco de guerra, allá la guerra no es política ni la libertad de expresión está amenazada por la vocación autocrática de un gobierno. Es la delincuencia, un factor social el que los convierte en enemigos”.

Recordó también el caso colombiano, en el que los periodistas fueron igualmente un objetivo de planes criminales, cuando la lucha de guerrillas alcanzó su punto más álgido, junto al narcotráfico, que traspasaba el entramado económico, hacia la organización de grupos que defendían espacios.