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Análisis: Cómo manejar las sanciones

La actividad económica debe ajustarse a las condiciones impuestas para reducir los efectos

  • LEOPOLDO PUCHI

23/08/2019 05:30 am

A estas alturas, es difícil ignorar que las sanciones han empeorado la situación económica y social del país, por más que se haga referencia al hecho cierto de las responsabilidades gubernamentales por las erradas políticas macroeconómicas que se han aplicado y la mala gestión de los entes públicos, en particular de Pdvsa. La sumatoria progresiva de decisiones y órdenes ejecutivas desde 2014, cuando se aprueba la "Ley de protección de los venezolanos", le ha ido poniendo capas sucesivas de restricciones a la actividad económica de Venezuela, que se han entrelazando con los problemas mencionados.

Petróleo y divisas
Las recientes medidas de embargo al petróleo tienen, si las asumen la Unión Europea, China, Rusia y Turquía, un carácter de bloqueo casi total, por más que se mantenga abierta la actividad comercial privada, en razón de que las divisas que ingresan al país provienen esencialmente del petróleo. Hasta ahora, es con esas divisas de la renta petrolera que han funcionado las empresas privadas nacionales e internacionales, y es básicamente con ellas que se realizan las importaciones. Las divisas propias del sector privado que se utilizan en importaciones han sido siempre mínimas, y aunque ahora pudieran incrementarse, será en rangos bajos, en relación a los que puede proveer la industria petrolera.

Así que dólar petrolero que deje de ingresar como consecuencia de las sanciones significa un dólar menos para importaciones. La ecuación es sencilla, más fuerte el embargo, más incremento de las penurias de la gente.

Sector privado
En el panorama no se vislumbra que las sanciones vayan a ser levantadas, a menos que se concrete un acuerdo entre Venezuela y Estados Unidos, que tampoco está a la vista, ya que los planteamientos de una parte no son aceptados por la otra parte. De manera que las sanciones pueden permanecer por un tiempo indeterminado, tal vez por varios años, como alertaba William Brownfield que ocurriría si se llegaba a ese punto. En estas circunstancias, la actividad económica debe entonces ajustarse a esa realidad y debe buscarse la forma de que los efectos sean lo menos nocivos posible. En relación a la actividad del sector privado, valdría tomar en consideración propuestas como las del economista Benjamín Tripier, que al constatar que una porción de las importaciones provendrá de divisas privadas, sugiere que el carnet de la patria sea utilizado para compras en bolívares en el comercio privado, y que el subsidio a esas compras sea descontado diariamente del impuesto del IVA. Del mismo modo está planteado, para el sector público, incrementar las habilidades y medios para lograr la venta de petróleo y materias primas en el exterior, así como la creación de equipos especializados para que el Estado pueda realizar operaciones financieras. Comprar y vender no es una transgresión a la legislación internacional.
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