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Cabeza fría en Noruega

Sanciones pueden ser un eficaz mecanismo para flexibilizar rígidas posturas del Gobierno

  • MANUEL FELIPE SIERRA

19/05/2019 05:30 am

El gobierno de Noruega confirmó las versiones adelantadas por la prensa en las últimas horas sobre la realización de contactos entre representantes del oficialismo y la oposición en Oslo.

La declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores del país nórdico expresa: "Noruega informa que ha tenido contactos preliminares con representantes de los principales actores políticos de Venezuela, en una fase exploratoria, con el objetivo de apoyar la búsqueda de una solución a la situación del país". 

El anuncio fue celebrado por la presidenta de la Asamblea General de Naciones Unidas, María Fernanda Espinosa, quien dio la "bienvenida" a las reuniones pues considera que se trata de un "paso crucial". En la misma línea el canciller de China, Lu Kang, aseguró que su gobierno acoge con "satisfacción los esfuerzos de Noruega por promover el diálogo" y añadió que espera que la comunidad internacional desempeñe un papel constructivo para ayudar a Venezuela a avanzar en una solución política. 

Ciertamente más que el comienzo de un diálogo, se trata de "contactos preliminares" según voceros del gobierno anfitrión que ha actuado como facilitador. 

Por su parte Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación e Información y quien participó en el encuentro, ratificó que el país "siempre ha estado de lado del diálogo", mientras que el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, confirmó los encuentros pero advirtió que "no se trata de negociaciones y que no las habrá si no conducen a tres cosas: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres". 

Con anterioridad, representantes de ambos factores han viajado a la capital de Noruega para celebrar los llamados "talleres de negociación", un ejercicio que suele hacerse en torno a las principales controversias internacionales. Ya funcionarios de ese país condujeron contactos similares en el proceso previo a las negociaciones entre la organización guerrillera de las FARC y el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos, con amplia mediación internacional, incluyendo la de Venezuela, celebrada en La Habana y que condujeron a la firma del Tratado de Paz en 2016. 

Si bien en la opinión pública, a diferencia de los anteriores procesos de diálogos y negociaciones promovidos por Maduro y la Mesa de la Unidad (MUD) el año pasado en República Dominicana para abordar temas inmediatos y puntuales como la composición del Consejo Nacional Electoral (CNE), fecha de elecciones, etcétera; en este caso se trata de una iniciativa estimulada por la presión internacional que no sólo se limita a las naciones latinoamericanas sino que es impulsada por la Unión Europea, Rusia, China y Estados Unidos y que toma en cuenta además los alcances y la complejidad del "caso Venezuela". 

De esta manera se explican los encuentros sostenidos por los máximos representantes diplomáticos norteamericanos y rusos en capitales europeas, sin descartar las enfáticas declaraciones sobre el tema venezolano de Donald Trump y Vladimir Putin. 

En esta ocasión el gobierno venezolano envió dos calificados representantes como el ministro Jorge Rodríguez y el gobernador de Miranda Héctor Rodríguez, mientras que sectores opositores que no reconocen la reunión todavía como el comienzo de un nuevo intento de negociaciones, se hicieron representar por Fernando Martínez Mottola, exministro en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP 2) y reconocido empresario, quien ha estado muy activo en los acuerdos del equipo de Guaidó con el gobierno de Washington para la designación de representantes en Pdvsa, Citgo y otras instancias vinculadas al negocio petrolero. Los otros designados fueron: Gerardo Blyde, militante de base de Primero Justicia (PJ) y Stalin González, segundo vicepresidente de la AN y dirigente de Un Nuevo Tiempo (UNT). El piso para la exploración de nuevas conversaciones es la propuesta del Grupo Internacional de Contacto (GIC) de remitir la salida inmediata a la crisis mediante la convocatoria de elecciones con amplia vigilancia internacional, en la cual teóricamente existe consenso pero en criterio del oficialismo deberían realizarse con la presidencia de Nicolás Maduro mientras que los voceros opositores rechazan tal propuesta y suscriben la necesidad de un gobierno de transición que convoque la consulta de alguna manera en el planteamiento de la "Operación Libertad" que encabeza Juan Guaidó y que ha sido apoyada por cincuenta países especialmente por Estados Unidos. 

No obstante, el agravamiento de la situación interna como consecuencia del virtual bloqueo aéreo y posiblemente naval del país y el anuncio de nuevas sanciones comerciales referidas al ámbito energético, funcionan ciertamente como un eficaz mecanismo que podría obligar a flexibilizar las hasta ahora rígidas posturas del oficialismo. 

UN PAÍS EN TINIEBLAS 
De acuerdo con un estudio publicado por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos, el cuarenta y dos por ciento de los venezolanos vive al menos tres días de la semana sin suministro eléctrico, siendo Caracas la ciudad que menos fallas presenta, donde veintiún por ciento de sus habitantes reportan que no cuentan con el servicio una vez por semana, y una de las más afectadas, como se sabe es Maracaibo con cincuenta y tres por ciento de su población víctima de la situación. 

Según la investigación, el primer lugar lo tiene San Cristóbal con un setenta y nueve por ciento de denunciantes, seguido por Punto Fijo y Valencia con sesenta y tres, y cincuenta y ocho por ciento, respectivamente. Estas cifras ponen en claro el gravísimo drama que representa para los venezolanos en general una crisis eléctrica cuya normalización, afirman los entendidos, tardará un tiempo considerable e implicará una inversión que supera las disponibilidades del Estado y que además podría ser afectada por la vigencia de sanciones económicas en el plano internacional. 

Resulta claro que mientras el problema eléctrico no sea solventado en términos medianamente satisfactorios, ello gravitará decisivamente para la futura recuperación económica del país. El caso del Zulia, dada su importancia como región petrolera y agrícola, reviste la mayor gravedad y sus consecuencias alcanzan a otras regiones con iguales efectos para la población y la actividad productiva.          
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