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Columna del Grupo de Boston

Articulistas del Grupo binacional analizan, por una parte la situación política en Venezuela y, por otra, los procesos históricos de las comunidades afrodescendientes en EEUU y en América Latina

  • Diario El Universal

01/12/2018 05:30 am

¿Cómo destrabar el conflicto político? 
Aime Nogal M*

Refieren los expertos en negociación y acuerdos, que entre los mecanismos para generar confianza, se encuentra la capacidad de cada uno de los actores de cumplir con pequeños gestos para transitar a la discusión de una agenda común, esto como pieza indispensable en el diseño de una solución a un conflicto bélico o político. 

Con frecuencia la oposición denuncia, no sin razón, que el gobierno incumple de forma consuetudinaria la más mínima concertación, motivo por el cual, una parte de los opositores afirman que esto imposibilita cualquier acercamiento. Sin embargo, es un hecho notorio que también la dirigencia opositora tiene dificultades para lograr acuerdos internos y posteriormente, respetarlos. 

Los ciudadanos, de todos los sectores y los gobiernos interesados en la resolución del conflicto venezolano estamos a la espera de una propuesta creativa del liderazgo político, que cimente su credibilidad en la capacidad que tengan las partes para cumplir los acuerdos y construir una solución a la crisis política venezolana, que garantice la gobernabilidad a corto, mediano y largo plazo. 

Despersonalizar el conflicto, generar espacios de confianza en el proceso de reconocimiento del otro e integrar a la mayor cantidad de actores de la vida nacional, son tareas urgentes. En este sentido, un caso de éxito, que sirve de ejemplo en la vida política del país es el Grupo de Boston, integrado de forma paritaria por dirigentes opositores y del sector oficial, que ha logrado hasta ahora, un espacio en el que se sortean las diferencias y se concentra el esfuerzo en encontrar intereses comunes. 

Además, es imposible dejar de lado la importancia del Grupo de Boston como un eslabón institucional, entre los parlamentos venezolano y norteamericano, que bien puede servir como canal de comunicación entre ambas instituciones, con el objetivo de mejorar las relaciones con el país, que ha sido durante décadas nuestro primer socio comercial. 

Quienes creemos que la superación de la crisis que atraviesa Venezuela, supone un esfuerzo por destrabar el conflicto político, consideramos como objetivos indispensables garantizar la gobernabilidad y el reencuentro, dos factores decisivos para obtener estabilidad política y consecuencialmente, el acceso a los mercados financieros internacionales, a los que nuestro país deberá acudir indefectiblemente, para superar la miseria e insertarse en la modernidad.  

 (*)Abogada egresada de la Universidad Central de Venezuela. Especialista en Derecho Procesal. Egresada del Programa de Líderes Internacionales del Departamento de Estado del Gobierno de Estados Unidos. 

Un puente entre el Norte y el Sur  
Agustín Lao-Montes* 

La Suno University de New Orleans, bajo la coordinación de Clay Robertson, tomó la iniciativa de implementar una cátedra de Estudios Afrohispánicos con la finalidad de establecer un puente entre los procesos históricos de las comunidades afroestadounidenses de esa ciudad y la diáspora africana en los países de América Latina y el Caribe. 

Esta iniciativa es un ejemplo de la necesidad de que pueblos con origen común comiencen a hacer una reflexión de sus procesos históricos y sus diferentes aportes económicos, espirituales, éticos, epistémicos, culturales, políticos a la ciudadanía contemporánea y sus luchas para la democracia, la equidad, la justicia y la inclusión en las políticas públicas. 

Esta iniciativa, ejemplo para otras universidades, llegó a ser realidad gracias al esfuerzo de Venezuela, un país que pareciera cada vez más alejado de EEUU. A pesar de las coyunturas políticas entre los gobiernos, hay una agenda establecida en el Decenio Afrodescendiente declarado por la ONU (2014-2024).

La Declaración y Plan de Acción de Durban del 2001, que sirve de antesala a dicho Decenio, estipula el compromiso con la Justicia Reparativa Étnico-Racial, es decir, con la elaboración de Reparaciones a las consecuencias traumáticas causadas por la trata negrera, el sistema esclavista y la discriminación racial que aún permanece en América Latina, el Caribe y los EEUU.

Estuve en Venezuela en dos eventos donde se promulgó un acuerdo para la implementación del Decenio Afrodescendiente y el impulso a las políticas de Reparaciones, un ejemplo regional para la inclusión de esos temas en su agenda de Estado; pero además, he acompañado la aproximación de Venezuela a miembros del Caucus Negro y ahora a las universidades, para llevar estos temas al debate público en EEUU. 

Al analizar la situación en Venezuela y su relación con los EEUU, hay que tomar en cuenta la importancia de estos puntos de encuentro y valorizarlos por encima de las diferencias. En América Latina y el Caribe viven más de 150 millones de afrodescendientes bajo los peores indicadores de desigualdad de acuerdo a instituciones como el Banco Mundial. En la cátedra se abordan estos temas. 

Lejos de mantener una constante confrontación, con amenazas militares o sanciones, desde EEUU deberíamos propiciar acercamiento y diálogo, incluso entre los propios actores políticos venezolanos, para seguir trabajando en conjunto en la necesidad extraordinaria de reconocernos recíprocamente como una comunidad de largo aliento en nuestras gestas comunes por la democracia, la equidad y la justicia.   

(*)Profesor de Sociología en la Universidad de Massachusetts en Amherst, donde dirige la especialización de posgrado en Estudios de la Diáspora Africana. Miembro de la Articulación Regional Afrodescendiente en las Américas-ARAAC.  
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