Comenta Hernández que en el caso del documento de la reunión, "después de naturales invocaciones a la negatividad esencial del gobierno, la corrupción, la incompetencia, el autoritarismo y demás ingredientes necesarios, llegamos al noúmeno, el proyecto de acción política. Y en él notamos como propuesta repetir lo que en tres años fue inconducente, como si esto no hubiera ocurrido". 

De acuerdo con el criterio del analista político, en primer lugar el Frente Amplio se "autoimpone la prueba ácida", para comprobar su acierto o error: el 10 de enero. 

Utilizando una expresión beisbolística, señala Hernández que "ese día comenzará el noveno inning", y sería entonces "el punto de la refutación o afirmación", según la teoría de la refutación de Karl Popper. 

"Si a partir de ese momento no se produce una ruptura hacia el cambio cualitativo, podrá decirse que la teoría quedó refutada. No es indicado sembrar nuevamente ilusiones en la gente (hora cero, 350, 16 de julio) porque si no se cumplen los augurios, se impone la decepción. Las acciones prácticas que llevarían a la llamada transición ordenada han fracasado cada vez que se ponen en práctica: las movilizaciones de calle que ya enlutaron en años anteriores a cientos de familias, y la exhortación a un coup llamado "intervención militar democrática. En este caso es volver sobre lo que ya naufragó por desconocer un elemento básico de la razón práctica que debe preceder y suceder cualquier acción racional y que no falta hoy día en las operaciones políticas, militares, comerciales, científicas o productivas, en las que se puso en boga Sun Tzu", reflexionó Hernández. 

Por otra parte señaló la necesidad de examinar dónde estuvo la equivocación de estos tres años para no repetirla y corregir. Recordó igualmente que "todo lo que ganamos en esta lucha, incluso la esperanza, fue por vía electoral; y todo lo que perdimos, incluso la esperanza, fue por buscar otras vías". 

Por otra parte considera el experto que en la declaración brilla la ausencia de los procesos electorales reales, los cuales, indicó, permitieron a las organizaciones democráticas convertirse en mayorías políticas empíricas, como ocurrió hasta diciembre de 2015. 

Advierte finalmente Carlos Raúl Hernández que el diálogo sobre la unidad entre los sectores de la oposición debe tener un carácter democrática, electoral, y de negociación con el gobierno para darle salida a la crisis general; y que, si no es así, la "transición" no es más que un buen deseo.

Melva Paredes, diputada a la Asamblea Nacional por Concertación para el Cambio, opinó por su parte que "hay que aplaudir la iniciativa de buscar un acuerdo nacional para lograr la transición que permita la salida a la crisis económica y social que atraviesa el país". 

Sin embargo, advierte Paredes que "no se le puede hacer creer a los venezolanos que el 10 de enero Nicolás Maduro no seguirá siendo presidente, y allí es donde yo difiero". 

"Yo creo que nosotros debemos unirnos para buscar la transición, los cambios en el país, pero decirle la verdad a los venezolanos", insistió; y planteó la necesidad de que se establezcan debates abiertos, sin la exclusión de ningún sector, erradicar la práctica de hacer creer en "salidas mágicas" y negociar para lograr unas elecciones generales.