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Grupo de Boston

El Grupo de Boston, hoy más preocupado que nunca profundiza el regreso de la política de altura en el plano nacional e internacional en el marco de un cambio de rumbo en la política venezolana

  • Diario El Universal

17/11/2018 05:30 am

Oposición plantea opciones distintas a la militar


Steve Ellner

Especial para El Universal

Varios hechos apuntan hacia una reacción en contra del discurso imprudente sobre una solución militar para Venezuela. Un artículo reciente en el New York Times: "El gobierno de Trump discutió un posible golpe de Estado con militares rebeldes en Venezuela" criticó al gobierno de EE.UU. por alentar a militares golpistas venezolanos. 

El Primer ministro de España, Pedro Sánchez, asumió una posición sobre Venezuela que se acerca más a la de su predecesor Rodríguez Zapatero, quien se opone a las sanciones e insta al diálogo, que a la de Felipe González con su línea dura contra el gobierno de Maduro. 

El presidente de México, López Obrador ha dejado clara su intención de restaurar el principio de no injerencia en asuntos internos de otros países establecido durante la Revolución de 1910 y consagrado en su constitución. 

A lo interno de EE.UU. se esperan posibles cambios con el Partido Demócrata, que acaba de ganar control de la Cámara baja, aunque históricamente las diferencias entre este y el Partido Republicano en política exterior son mínimas. 

Los demócratas objetan las sanciones de Trump contra Irán, pues el acuerdo con esa nación, que Washington acaba de romper, fue una iniciativa de su compañero de partido, Obama. Los grandes medios como el New York Times, cercano a los demócratas, están informando que las sanciones tienen un efecto amplio alrededor del mundo. 

Por ejemplo, aun cuando Gran Bretaña y Francia se oponen a las sanciones, las petroleras Shell y Total anunciaron que no importarán petróleo iraní por miedo a represalias. 

El mismo efecto ocurre en Venezuela aunque no haya recibido mucha publicidad hasta ahora. La decisión de empresas como Ford y Kimberly Clark de salir del país ocurrió después del decreto de Obama declarando a Venezuela como amenaza a la seguridad de EE.UU. General Motors y Kellogg's salieron luego de las sanciones de Trump. 

Las actividades del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, supuestamente diseñadas para descubrir y congelar las cuentas secretas de los funcionarios venezolanos sancionados, disuaden a empresas alrededor del mundo de hacer negocios con los venezolanos. 

Si los demócratas, y quizás algunos republicanos, toman o no el tema, todavía está por verse; pero hay cambios en camino que pueden aclarar cómo las sanciones unilaterales han contribuido al sufrimiento considerable de los países a los cuales se han aplicado. 

Al mismo tiempo estos cambios pueden abrir el paso a iniciativas que involucren a Washington en el diálogo entre el gobierno de Venezuela y aquellos en la oposición que están abiertos a la idea. 

(*) Editor Corresponsal de "Latin American Perspectives". Nueva York 

Y a todas estas ¿el país que piensa? 

Rafael Octavio Rivero B 
Especial para el universal 

Cada día cambia el escenario global del país, ignorar que hay un roce continuo, que produce un silencio que lejos de apaciguar el sentir lo hace incómodo e intransitable. Tantas veces se han repetido argumentos que ya no tienen ningún efecto en la población, y aparece el fantasma de la inconformidad tomando cuerpo. Esta fricción, este roce constante tiene sus efectos y al no presentarse soluciones la rotura o ruptura toma cuerpo y empieza a lucir indetenible. 

Es tan crítico el cuadro, que lleva al pueblo a pensar que la vida no tiene sueños ni objetivos que lograr; alguien llamaba la atención al decir: ¿Si no tengo salario digno, vivienda, servicios en qué me diferencio de un animal? Así, el quehacer diario se agita y embulle internamente, para el logro de un fin con consecuencias imprevisibles. 

Pongamos algunos ejemplos de este roce continuo, que convierte al venezolano en incrédulo y obstinado de su condición viviente. ¿Puede alguien creer que su grave cuadro económico es producto de la guerra económica?, ¿que la caótica situación del servicio eléctrico prestado por Corpoelec es producto del sabotaje? ¿Podrá creer ese venezolano que ese Bolívar Soberano le haría libre en el campo económico, si en el primer anuncio de reconversión se advirtió que se le restarían tres ceros a la moneda e inesperadamente, el resultado fue de cinco ceros menos? 

Así la última afirmación del señor Presidente referida a que pronto el Gobierno tendría el control total del circuito cárnico o carne de consumo, lejos de producir efectos positivos, vistió de luto a la llanura venezolana. La situación amenaza con llegar a un punto de quiebre donde ninguna fuerza podría detener la reacción de una población inconforme. 

Ante este cuadro de tanta incertidumbre, de angustia e impotencia, con el pueblo alerta pidiendo un cambio de rumbo, tanto en lo político como en lo económico y en lo social, el Gobierno tiene la palabra, ya que continuar desentendido de la realidad y nutrido de un optimismo imaginario, los acontecimientos resultarán contrarios. 

La oposición esta llamada hoy más que nunca a entenderse y presentarse al país unida, con un claro proyecto de cambio, que logre hacer renacer la esperanza en el pueblo venezolano. 

Aplaudir las iniciativas de todos los que en este campo de accionar han participado es más que justo; de allí que sea indispensable mencionar al Grupo de Boston, que hoy más preocupado que nunca profundiza el regreso de la política de altura en el plano nacional e internacional en el marco de un cambio de rumbo en la política de nuestro país, que nos lleve a reencontrarnos como pueblo. 

(*) Ex parlamentario venezolano 

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