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Terenzani: Los bulos pueden incidir en las sociedades

Director de la Escuela de Comunicación Social de la UCV analiza las "fake news"

  • Diario El Universal

21/10/2018 05:30 am

Sofía Torres 
Especial para El Universal 

"Las fake news han existido siempre, en los medios de comunicación masivos de todas las épocas, solo que ahora se multiplican por la velocidad con la que operan las redes sociales". 

Así lo afirmó el director de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela, Alejandro Terenzani, quien explicó que la noticia falsa necesita un caldo de cultivo y la gente busca distracciones en medio de las crisis o salidas "casi mesiánicas" y rápidas a los problemas. 

Para el profesor, las proyecciones o predicciones tienen muy buena receptividad dada la urgencia de resolver situaciones y esa avidez de respuestas a los padecimientos colectivos y frecuentes, independientemente de las posiciones políticas, hace que se busque, se siga y se crea en quien demuestre poder para solucionar. 

Se refirió a la posverdad, como un "término de moda" y la definió como una información que no se basa en hechos objetivos, porque se trata de interpretaciones distorsionadas de la realidad, con el fin de modelar la opinión pública u obtener un beneficio. "Los teóricos de este concepto lo conciben como un eufemismo y no como una mentira. En cambio, las fake news refieren un hecho verosímil". 

Remenbranzas 
Terenzani comenta que el origen del fenómeno de las noticias falsas, de difícil precisión, puede remontarse a la aparición de la imprenta, dado el importante avance que este invento trajo en cuanto a la difusión de la información. Sin embargo, advierte, es posible retroceder un poco más y recordar, como un ejemplo de fake, la peste negra y el señalamiento a los judíos como culpables de tal acontecimiento en el siglo XIV. 

La epidemia fue interpretada como un castigo divino por los pecados cometidos por el hombre, y para los cristianos medievales eran los hebreos con sus acciones quienes ofendían a Dios, por tanto, se les atribuyó la responsabilidad de la desgracia. 

Otro caso, evoca el comunicador social, fue el de la guerra de Estados Unidos y España, a finales del siglo XIX. Agrega que ese conflicto fue instigado por las cadenas de Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst (dos de las figuras más importantes del periodismo), que necesitaban noticias impactantes para asegurar el éxito de sus publicaciones y por eso hacían correr noticias que no debían hacerse del conocimiento público o hechos irreales. 

Verdad a medias 
El profesor Terenzani considera que los bulos sí pueden incidir en el comportamiento de las sociedades y habla de las medias verdades: "vimos lo que ocurrió con el Brexit en Gran Bretaña, la ciudadanía votó por algo y después no comprendió lo que pasó, votaron por algo que no era". 

Al ser consultado sobre la razón por la que los contenidos falsos se viralizan con mayor fuerza que los mensajes veraces, indica que el "grueso del público" cree en los acontecimientos que le generan mayor impacto, los más dramáticos y radicales. "No tiene importancia que un hombre muerda a un perro, pero el caso contrario, por extraño, provoca importantes reacciones".

Recuerda que cuando era niño vio la llegada del hombre a la luna, las imágenes se transmitieron por televisión y nadie pensó que se trataba de un hecho ficticio, pero -señala- hace más de 20 años se empezó a cuestionar la veracidad de aquel suceso, "entonces nació la idea de que todo cuanto vemos y escuchamos es un engaño". 

El poder de la palabra escrita 
Terenzani confiesa que es escéptico ante todo material informativo, no obstante, entiende que el ciudadano común cuando se siente emocionado por alguna noticia que lee o escucha, la replique. Y aunque opina que el que rebota un fake no tiene la misma responsabilidad del que la genera, considera que sí hay una especie de complicidad con el engañador. 

"Los que trabajan y dirigen un medio, jefes de información, coordinadores de sección, editores en general, saben que lo primero es confirmar antes de publicar, no hacerse eco de rumores, entonces la responsabilidad de los medios es mucho mayor que la que pueda tener una ama de casa cuando recibe una noticia por whatsapp, por ejemplo". 

El fenómeno de las fake news ha recrudecido por la inmediatez de las redes sociales, reitera y destaca que "los medios a veces quedan detrás de la información", incluso la veraz, porque no se atreven a publicar lo que aparece en las redes, antes de cumplir el proceso de verificación, que demanda tiempo. 

El profesor Terenzani aborda, entre otros aspectos, el poder de la palabra escrita: "la palabra hablada se la lleva el viento, lo que está escrito es lo que queda y se valora como una verdad". Apunta que la noticia escrita tiene para la gente mayor credibilidad y por eso se normal escuchar "cómo no voy a creer lo que está en el periódico", "es verdad, salió allí". 

Valores universales 
El alusión a los instrumentos jurídicos vinculados a la generación y propagación de fakes news, el docente universitario precisa que la ley debe ser más universal: "entiendo que tenga que regular, pero termina siendo punitiva y no educativa". 

En ese sentido, expresa que el verdadero problema está en educar cómo informar, no en señalar a quién dice y no dice, cuándo se debe castigar o no. "Es como la educación que se enseñaba a reglazo y bajo la creencia de que la letra entra con sangre. Nuestras leyes se asemejan a ese dicho, castigar para aprender". 

Remarca que hay que actualizar algunos aspectos de las normas que regulan el ejercicio del periodismo, pero hace énfasis en el uso de la regla y la norma para apelar a valores universales, como la verdad, la honradez y la ética. 

"La academia siempre ha tenido el asunto en la mira, se forma al periodista o comunicador social para informar para algo. Y se debe seguir trabajando en esa dirección. Nuestros programas de estudio promueven los valores. Aparte de la tecnología y la gestión de la comunicación, hay que impartir principios", precisa.
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