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Sistemas de gobierno: Monarquía y república, dictadura y democracia

Desde la Grecia Antigua, la diferencia entre Estado y Sociedad se fundamentaba en el Derecho y la Ética, atribuyendo al sistema político el desarrollo de las potencialidades morales de los ciudadanos

  • Diario El Universal

22/07/2018 11:00 am

Por Julio César Pineda

Los sistemas políticos están relacionados en los diferentes Estados, con la historia constitucional de cada nación, con los principios ideológicos y las instituciones jurídico-políticas de cada realidad. Desde las primeras formas de gobierno, pasando por las monarquías y las repúblicas, con los sistemas centralizados o descentralizados hasta el actual Estado democrático de Derecho, han sido muchas las expresiones de los regímenes políticos bajo el criterio de la soberanía popular y la división de los poderes.

Desde la Grecia Antigua, la diferencia entre Estado y Sociedad se fundamentaba en el Derecho y la Ética, atribuyendo al sistema político el desarrollo de las potencialidades morales de los ciudadanos hacia el bien común y la justicia.

Desde ese momento, al margen de la esclavitud, la ciudadanía podía organizarse bajo el sistema político monárquico, aristocrático o democrático; esta última fórmula bajo la República y en función de quienes sustentaban el poder, un individuo, el grupo de "los mejores" o la mayoría representada en el pueblo pero siempre bajo el imperativo del respeto a la Ley. Estos tres sistemas políticos y formas de gobierno podían corromperse con la negación de la justicia y la libertad y convertirse en tiranías, oligarquías y demagogias.

Con Nicolás Maquiavelo, la política adquirió dimensión pragmática en la búsqueda y permanencia en el poder de cualquier sistema político, más allá de la visión griega y el aporte de filósofos cristianos como santo Tomás y reduce los sistemas políticos al Principado y a la República.

Es con la Revolución Francesa cuando pensadores como Montesquieu y Rousseau revalorizan la República, subdividiéndola en aristocrática y democrática pero mantienen el sistema de la Monarquía con el añadido de que el fundamento de la soberanía está en el pueblo.

En el caso de Montesquieu, seguidor de la evolución del sistema político británico, concede importancia a la Monarquía bajo instituciones y sometimiento al Derecho con leyes establecidas, pero también aceptando la República como gobierno de "los mejores" y la Democracia con la participación de la población.



Más allá del sistema político, se va perfilando la división entre regímenes democráticos y sistemas autocráticos en función de la participación popular, incluyendo consulta electoral.

En los sistemas políticos autocráticos, el poder se concentra en un individuo o grupo dejando de lado las leyes y muchas veces justificado por la irrupción ante una crisis bajo el imperativo de la seguridad nacional, generando gobiernos dictatoriales.

Estos sistemas pueden evolucionar hacia la Democracia o mantenerse como Dictadura permanente como el caso de España, aunque tarde o temprano, por la participación del pueblo se busque un origen democrático del sistema.

En América Latina, invocando el término del "cesarismo" para justificar gobiernos de fuerza, llegó incluso a denominarse "cesarismo democrático", como en la Antigua Roma.



En Europa, el ejemplo más claro de ese "cesarismo" fue Napoleón III en Francia. En el siglo XX con un alto componente ideológico y una justificación popular, tuvieron vigencia sistemas políticos totalitarios más allá de las dictaduras convencionales con el control total del Estado y sus instituciones, fundamentados en la raza como fue el nacionalsocialismo de Alemania y el socialismo marxista con la forma de la dictadura del proletariado en la Unión Soviética, pero también otras expresiones como el nacional sindicalismo de España y el Estado Nuevo de Portugal.

En estos casos, fueron regímenes que todo los justificaban por un destino manifiesto de un grupo social integrante del Estado pero, como en las dictaduras y en los gobiernos autoritarios, siempre está la violación de los derechos fundamentales y la eliminación de toda forma de participación política con la centralización del poder bajo un líder único, evitando el pluralismo.

Cuando se trata de sistemas políticos democráticos, poco importa la jefatura del Estado, que puede ser monárquico como es el caso de las Monarquías Constitucionales de Inglaterra y España, o de las Repúblicas ya sean Presidencialistas o Parlamentarias.



Cuando el sistema político es monárquico como en Europa, se dejó de lado el origen divino del poder en el jefe del Estado. En la época feudal, los reinos estaban divididos y el rey era más espiritual, sometido a los señores feudales.

Además fueron apareciendo sistemas legislativos como fue el caso de Gran Bretaña para la limitación de la potestad real.

Con el Renacimiento, los reinos se transforman hacia las Monarquías Autoritarias que posteriormente originaron las Monarquías Absolutas, las cuales se prolongan hasta el inicio de la Revolución Francesa y los sistemas políticos liberales, dejando aparecer las denominadas Monarquías Constitucionales, las cuales subsisten hoy en diferentes partes del planeta. 



Los nuevos sistemas políticos, a finales del siglo XVIII, especialmente con la Revolución de Estados Unidos y Francia y sus primeras constituciones escritas, dieron origen bajo la ideología del Estado Liberal a los nuevos Estados Constitucionales con el sistema político republicano, cuyo paradigma fue el de Estados Unidos, en las naciones liberadas del Imperio Español.

Las Monarquías Constitucionales se adaptaron a los textos constitucionales con pactos entre el rey y el Parlamento y con atribuciones al monarca. En estos casos, es la Constitución la que rige el sistema político y el soberano es una figura simbólica aun cuando tiene funciones de representación internacional pero sin responsabilidad ante el Parlamento.

En los sistemas políticos republicanos, el centro del poder se fundamenta en la soberanía del pueblo y en la democracia representativa con dos variables fundamentales: el sistema político Presidencialista y el Parlamentario.

El presidencialista tomó como modelo la Constitución de Estados Unidos de 1787 y constituyó el paradigma para todo el continente americano. Recientemente en Europa, por vía electoral, un país con larga historia imperial como Turquía, que después del fin del Imperio Otomano se constituyo en República en 1923 con Ataturk, escogió el sistema presidencialista para su líder máximo, el presidente Erdogan.



Pero Europa ha preferido a las Monarquías o a las Repúblicas de predominio parlamentario y algunas formulas mixtas como Portugal y Francia. En las formulas semi presidencialistas predomina el sistema parlamentario.

En Francia es mitad parlamentario y mitad presidencial y, producto de la elección popular, puede darse la formula de la "cohabitación", como ha ocurrido anteriormente con presidentes de derecha y primeros ministros de izquierda.

El sistema político conjuga elementos como la elección del presidente de la República por voto popular y universal en todo su territorio, no expresa límites a la reelección del presidente y un ejercicio pleno del jefe de Estado. El gobierno lo dirige un primer ministro que necesita aprobación del Parlamento y debe tener la doble confianza del jefe de Estado y del Parlamento.

En las repúblicas de sistemas políticos presidencialistas, como es el caso de Venezuela, hay una clara división de poderes con un Poder Ejecutivo dirigido por el presidente de la República, acompañado de sus ministros, los cuales son responsables ante el presidente.



En general, el presidente es elegido en todo el territorio por voto universal aun cuando en esto Estados Unidos mantienen el sufragio indirecto. Es el presidente el que ejerce la función ejecutiva y de representación, además es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.

En América Latina, el sistema presidencial se presenta tanto en las repúblicas federales (Brasil, México, Argentina) como en las repúblicas unitarias (Panamá, Chile). En el caso europeo, en las repúblicas parlamentarias el Parlamento tiene tanto el Poder Legislativo como el Poder Ejecutivo cuando se designa al primer ministro, quien debe tener el apoyo del Parlamento.

En estas repúblicas, el Ejecutivo depende del Parlamento y la división de poderes es más difusa. El Poder Ejecutivo lo tiene el gobierno mediante un órgano colegiado con el necesario apoyo parlamentario, ante el cual es responsable.

En España se denomina "presidente del Gobierno" a quien ejerce el Poder del Estado y el rey es el jefe de Estado, pero el presidente del Gobierno debe tener respaldo del Parlamento. En Alemania recibe el nombre de canciller dentro de la misma circunstancia de apoyo parlamentario como jefe de Gobierno aunque es el presidente de Alemania quien ejerce la jefatura del Estado.



En estos sistemas políticos parlamentarios, en general, el jefe de Gobierno no es electo en forma directa sino por el Parlamento y no por votación directa y no hay condiciones para el tiempo de mandato.

Todo sistema político se fundamenta en un texto constitucional y en las leyes correspondientes, porque obedece a un sistema racional normativo pero también dentro de cada dinámica histórica.

Toda Constitución expresa la manera de ser y de existir de una sociedad y de una nación. En lo político, la Constitución define los poderes constitucionales, los derechos, libertades y garantías de las personas. En lo formal, expresa la norma superior con el contenido material que regula las instituciones, el poder político y la participación popular.

Hoy, la tendencia de las grandes democracias es fundamentar su sistema político en el Estado Social y de Derecho dejando de lado los modelos autoritarios y dictatoriales de derecha o de izquierda y más allá de los totalitarismos del nazismo y del comunismo.



En todos los sistemas democráticos, se busca la participación de las grandes mayorías en las estructuras del poder, donde por elecciones se puede escoger el modelo político ideológico en la pluralidad y ofertas electorales. Así en el sistema político venezolano se afirma la soberanía popular con el pluralismo político y social de una democracia representativa, pero también participativa, y el obligatorio mandato de la legitimidad y la legalidad donde los poderes públicos se someten a las Constitución y a las leyes con la garantía de la independencia de poderes y la importancia de la instancia judicial.

Además de la garantía de los derechos y libertades de los ciudadanos, el imperativo de lo social conduce a una mayor justicia y a una mejor administración pública en el mayor bienestar de la población.

Tanto en el Estado Unitario como en el Federal, y en el Estado Centralizado o Descentralizado, propios de la división territorial de la nación, el sistema político constitucional siempre hace referencia a procesos electorales directos o indirectos y a modelos parlamentarios que pueden ser bicamerales o unicamerales.

En Venezuela, la Constitución de 1999 abolió el Senado y se pronunció por la Asamblea Nacional. Los Parlamentos ejercen la función legislativa pero también una función presupuestaria.

El procedimiento legislativo varía en los distintos sistemas políticos pero siempre el poder parlamentario tiene una función de control porque no solamente son elegidos sino que también son responsables.



En Venezuela, el sistema político está plasmado en la Constitución de 1999, producto del poder constituyente del pueblo, donde se plasmó la estructuración del Estado.

Ahí está el ordenamiento jurídico fundamental con el imperativo de la Democracia y el Estado Constitucional de Derecho.

El artículo 5 señala "la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la Ley, e indirectamente mediante el sufragio, por los órganos que ejerce el Poder Público".

La Constitución proclama a Venezuela como un Estado democrático y social de derecho y de justicia bajo el principio de la soberanía del pueblo.



En el Título III se consagran los Derechos Humanos, Garantías y los Deberes. El artículo 7 consagra el Principio de la Supremacía Constitucional que se originó en 1811 y la supra constitucionalidad de los tratados internacionales de Derechos Humanos.

El modelo del Estado es Federal descentralizado. En los derechos políticos busca la mayor participación popular sobrepasando el principio del sufragio universal.

Aparece el concepto de "democracia participativa y protagónica" siempre con los partidos políticos y asociaciones con fines políticos, la manifestación pacífica y los derechos de asilo y refugio.

Permite la consulta por vía de Referéndum (consultivo, revocatorio, abrogatorio y aprobatorio de Ley o de Convenios Internacionales).

Además prevé la elección de cargos públicos, el referéndum, la consulta popular, la revocación del mandato, las iniciativas legislativas, constitucionales y constituyente con el camino abierto y la asamblea de ciudadanos. Un aporte nuevo es el derecho de los pueblos indígenas y profundiza los derechos ambientales.

El sistema del poder público lo prevé el título IV con el Poder Municipal, Estatal y Nacional, dividiendo el Poder Público nacional en Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral.



Al pie de la letra constitucional

Todo sistema político se fundamenta en un texto constitucional y en las leyes correspondientes porque obedece a un sistema racional normativo pero también, dentro de cada dinámica histórica.

Toda Constitución expresa la manera de ser y de existir de una sociedad y de una nación. En lo político, la Constitución define los poderes constitucionales, los derechos, libertades y las garantías de las personas, en lo formal, expresa la norma superior con el contenido material que regula las instituciones, el poder político y la participación popular.

Hoy, la tendencia de las grandes democracias es fundamentar su sistema político en el Estado social y de Derecho dejando de lado los modelos autoritarios y dictatoriales de derecha o de izquierda y más allá de los totalitarismos del nazismo y del comunismo.

Los sistemas políticos están relacionados en los diferentes Estados con la historia constitucional de cada nación y con los principios ideológicos y las instituciones jurídico-políticas de cada realidad.

Desde las primeras formas de gobierno, pasando por la Monarquía y la República, con los sistemas centralizados o descentralizados hasta el actual Estado democrático de Derecho, han sido muchas las expresiones de los regímenes políticos bajo el criterio de la soberanía popular y la división de los poderes.

En todos los sistemas democráticos, se busca la participación de las grandes mayorías en las estructuras del poder, donde por elecciones se puede escoger el modelo político ideológico en la pluralidad y ofertas electorales.

Así en el sistema político venezolano se afirma la soberanía popular con el pluralismo político y social de una democracia representativa pero también participativa y el obligatorio mandato de la legitimidad y la legalidad donde los poderes públicos se someten a las Constitución y a las leyes con la garantía de la independencia de poderes y la importancia de la instancia judicial.

Además de la garantía de los derechos y libertades de los ciudadanos, el imperativo de lo social conduce a una mayor justicia y a una mejor administración pública en el mayor bienestar de la población.

Por Julio César Pineda, embajador
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