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El verde olivo de Tarek William Saab, por el poeta colombiano Fernando Rendón

Los poemas de Tarek William Saab que se incluyen en la edición de Arte Dos Gráfico, Poemas Selectos (Bogotá 2005) bellamente ilustrada por el grabador y pintor colombiano Antonio Samudio desnudan sus pasos, la palabra ígnea que arrostra a la muerte

  • Diario El Universal

27/01/2022 09:50 am

Fernando Rendón

El poeta se pregunta quién dispara contra los nidos de los pájaros pues se sabe árbol y bosque. Se reconoce en las cicatrices de las frondas, huellas de las antiguas batallas entre la tierra y el cielo. Percibe que sólo un árbol recuerda.

Su canto, pues, no termina en sí mismo: anda agitando las aguas inmóviles, el viento primordial que nos constituye. Preserva la memoria antigua y nueva de la piedra en ebullición, antaño hecha sol y que quiere ser sol de nuevo en la presencia de todos. El porvenir se cierra y se abre como el amor y el sueño. La ilusión se ha hundido en la noche de los tiempos y un tropel de visiones asciende como la luna en el territorio desequilibrante de la visión febril. Tarek aprehende el lenguaje del día, canta para conjurar los demonios de la intemperie, que merodean en las márgenes de la estación herida. Se permite la duda frente a lo incierto del herrumbrado tiempo.

Resiste al adiós, a las mil variedades de separaciones que evocara Nazim Hikmet, sin renunciar a la verdad del solo esplendor de todos. Existir entonces es bastante pero nunca suficiente.

Los poemas de Tarek William Saab que se incluyen en la edición de Arte Dos Gráfico, Poemas Selectos (Bogotá 2005) bellamente ilustrada por el grabador y pintor colombiano Antonio Samudio desnudan sus pasos, la palabra ígnea que arrostra a la muerte, su viaje con el infinito a las espaldas, que nada puede contener, entre la cordillera que lleva hacia la tierra pura.

Su sangre nostalgia el ardor del ofendido. Sus poemas toman el pulso al horizonte de los condenados, cuya brisa de dignidad recubre los abismos, flor de los libres que no cejan, que no reclinarán su cabeza hasta asaltar el cielo. Su combate está hecho de amor: Tarek presta oídos al aire blanco que trae la voz de la amada ausente, sin ignorar que el amor es un combate con miles de millones de caídos.

Un poder invisible nos escalpa. Y por ello morir es vivir. Duda, sin certeza de poder derribar al invisible que nos aniquila victorioso. La fiebre le hace decir que espera lo que no será. Ante la visión de la temida evanescencia del país, escribe, con su armadura de palabras. Lo tortura creer que avanzamos hacia un oasis que no existe, la vida como un vano espejismo en la testarudez de la arena.

Pero se recobra, en su sitiado corazón eclosiona el valor, el juramento definitivo del renacimiento alado que brota del silencio. Está de pie sobre la tierra negra, el signo de la resistencia lo ciñe a los suelos y se amotina su sangre en Palestina, no aceptando más río que el del furor contra la ofensa de los siglos. Puesto que su obra es también su vida, Tarek lega sus días a los desterrados, en perpetua duermevela emboscará a la muerte, junto a los suyos, nuestros, alzados en armas como un pueblo libre, ante el alba de la ciudad en llamas donde se funda la vida nueva, bailando en mitad del viento.

SELECCIÓN DE POEMAS

ESTE POEMA ES UNA APUESTA DE AMOR

Si fuese posible convivir

con alguien esencial

y luego perderse

y volver un día

y sentir que nada ha cambiado

y todo se aprestará a ser compartido sin temor

sin importar las pieles que pudimos haber conocido

y se encendieran otra vez las velas

y los finos juegos retornasen con las mismas sonrisas

y una nueva inteligencia

y la nostalgia atrás como en una amnesia quedara

lustrosa las fotografías recientes

y presto el lecho deslumbrante a develarnos un nuevo

misterio

ÁRIDO

Me voy secando

sólo gota soy

fuera y dentro

de ti

desollado por los excesos

este cuerpo se hace burbuja

en las hojas



Recíbeme sin caricias

tú que me oyes desde algún sonido

bajo la lluvia

atrae hacia mí lo que nos resta por delinquir

el corcel es negro cuando el sol

decae entre mis piernas

(¿No lo ves rozar

contra la pared?)

semeja ser un espanto salido de los estanques

igual a nosotros cuando regresamos de un sueño



AL FATAH

Volveremos a ser amantes bajo el Sol de Acapulco

o a la orilla

de una barricada

incendiada en la Franja de Gaza



Si no tomaré por asalto un 747

en dirección opuesta a los horizontes

me coronarán mina terrorista

y volaremos entre el humo colorado de una explosión

así recogerían nuestros pedazos

y volveríamos a la madera

como cuerda de guitarra

hundida en el mar.

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