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Desde la óptica del repliegue

Se considera prioritaria la participación en la vida institucional y, sobre todo, en los procesos electorales

  • LEOPOLDO PUCHI

16/01/2022 05:00 am

Para comprender muchas de las incógnitas detrás del episodio electoral que cabalgó entre diciembre de 2021 y el 9 de enero de 2022, es conveniente situarse desde una perspectiva más amplia: la que se inicia con la decisión de la nueva administración Biden de efectuar un repliegue en la política hacia Venezuela, luego de fallar el diseño de cambio de gobierno elaborado durante el período de Donald Trump.

Por supuesto, el repliegue no significa abandono del fin último que se aspiraba alcanzar, de los objetivos de largo plazo o del marco general de las operaciones, sino que consiste en un movimiento en el que se retrocede para recuperar fuerzas y reordenar mandos. Es decir, en este caso, el repliegue realizado no significa abandono de la voluntad de Estados Unidos para alcanzar el objetivo de reinsertar a Venezuela en su “zona de influencia”.

RECUPERACIÓN

Las fuerzas sobre el terreno comprometidas en la estrategia de Washington sufrieron los embates del fracaso, lo que se tradujo en un cierto aislamiento de la población, disminución de respaldos, pérdida del caudal electoral, poca capacidad de realizar movilizaciones y desconfianza en el liderazgo.

Para zurcir la rotura y alcanzar la reinserción social, el repliegue apunta a la reincorporación de las fuerzas políticas en la vida política legal, en lugar de persistir en acciones de carácter subversivo.

En este sentido, se considera prioritaria la participación en la vida institucional y, sobre todo, en los procesos electorales, lo que explica que se decidiera la participación de las organizaciones agrupadas en el denominado G-4 en las elecciones de 2021, es decir, una concreción de la línea de repliegue, ya que solo allí, en la política cotidiana, se encuentra el terreno propicio para la recuperación y reconstrucción del tejido de relaciones con la gente.

POMPEO

Las derrotas en episodios políticos como el iniciado en 2019 no solo afectan la capacidad de atracción de seguidores, sino que desordenan las estructuras de conducción, desmoralizan a cuadros intermedios,  dan lugar a disensiones y, lo más grave, fracturan las líneas de mando del liderazgo previamente establecido. Es así como Juan Guaidó perdió la autoridad simbólica inicial, el Frente Amplio se disolvió, los diputados se dividieron y cada partido comenzó a tener planes particulares.

Ya en  junio de 2019, luego del fracaso del intento de golpe militar de abril, Mike Pompeo había confesado en Nueva York que uno de los problemas más serios para la operación adelantada por la Casa Blanca consistía en las divisiones de las fuerzas al interior del país.

"Nuestro dilema, que ha sido mantener unida a la oposición, ha resultado ser tremendamente difícil", reconoció Pompeo, de acuerdo al reportaje del Washington Post. “Serían más de 40 personas las que se creen que son el legítimo heredero de Maduro". También informó Pompeo que desde que se convirtió en director de la CIA en 2017 tuvo la tarea de unificar la oposición.

STORY

Si en 2019 la situación era como la describe Pompeo, en 2020-2021 la tarea que le correspondió a James Story fue más difícil aún. En Washington se sabe por experiencia que las operaciones no funcionan sin un mando unificado al interior. Por muy debilitado que estuviera Guaidó, era el referente que había que preservar. Por eso se decidió no participar en las parlamentarias de 2020, a pesar del repliegue.

Por lo demás, había que poner orden y establecer jerarquías. Con ese fin Story reúne a los principales dirigentes de oposición en Bogotá y se redefinen membresías, se establecen procedimientos y se conserva la figura del presidente interino, vértice considerado indispensable para continuar un repliegue ordenado.

DEFINICIÓN

Desde la perspectiva del repliegue, la participación en las elecciones de gobernadores no representa la adopción de un camino específico para el cambio de gobierno, asunto que se verá más adelante, sino que es un escenario para la reinserción social.

Pero vale destacar que la participación no estuvo dirigida solo a ese fin, sino que también era la ocasión para cumplir la otra tarea del repliegue, la de “poner orden” y definir cuál sector está al mando de la oposición, independientemente de que se escoja el camino electoral o el insurreccional. De allí las divisiones.

Con la votación de diciembre, el punto no quedó zanjado, ni ahora en Barinas, aunque  ganó el candidato postulado por las fuerzas que lidera Guaidó. De manera que todavía Story tiene un largo trecho por delante.

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