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OEA-Celac: Rediseñar la integración

La creación de un organismo latinoamericano y caribeño no puede ser entendido como la ruptura de lazos con Estados Unidos o como la creación de una coalición para hacerle frente

  • LEOPOLDO PUCHI

26/09/2021 05:00 am

La cumbre celebrada en México de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños ha llamado la atención por varias circunstancias que, en su conjunto, sirven como indicativo de que un proceso de recomposición y actualización está en curso en el largo y sinuoso camino de la integración de la región.

Aunque quizás pudiera ser considerado como algo anecdótico, el propio debate que tuvo lugar entre Nicaragua y Argentina, Uruguay y Cuba, Venezuela y Paraguay, es un signo de vitalidad que contrasta con la pasividad y la rutina de los tradicionales encuentros, un ambiente del que nunca puede esperarse la creación de algo nuevo. Como suele ocurrir, primero la confrontación, luego los consensos.

De hecho, como foro político, la reunión de la Celac en México ha sustituido a la OEA, por la pluralidad de los países representados, lo que ha permitido el contraste y la discusión entre diferentes posiciones que no se encuentran presentes en una instancia como la OEA, que se ha venido achicando y que ha comprometido seriamente su autoridad en episodios como el golpe en Bolivia. Lo acontecido en México pone en evidencia la importancia de un espacio como la Celac para airear diferencias y buscar puntos de encuentro. El contraste, sin exclusiones, brinda vitalidad y vigencia.

ACTUALIDAD

Cuando ya se creía que la Celac era cosa del pasado, que había desaparecido junto a Unasur y otros esfuerzos de integración en el torbellino de la rotación de gobiernos, de izquierda o derecha, hasta el punto que se llegó a concluir que que la aspiración de los primeros años de la independencia ya no era más que un simple anacronismo depositado como un recuerdo nostálgico, simple ilusión, ahora el planteamiento vuelve a cobrar actualidad. El encuentro de México, entre otras cosas por el peso de este país, le ha brindado un nuevo aliento al proyecto,y se han renovado sus posibilidades de desarrollo.

MÉXICO

Esta vez ha sido el turno de López Obrador que, al tomar el testigo, reinicia la carrera y empuja hacia adelante. En la médula, un planteamiento que se repite ciclo trás ciclo, “el respeto a nuestras soberanías”, esta vez presentada en términos no de ruptura o de enfrentamiento con Estados Unidos, sino en la búsqueda de la cooperación entre la potencia mundial ubicada en el norte del continente y los países latinos y caribeños que constituyen una región distinta, con intereses propios y comunes que los acercan entre sí de una forma indiscutible.

Sin embargo, todavía hay un camino por recorrer para para que se logre la renovación de las formas institucionales de agrupamiento de los países latinoamericanos y del Caribe en un espacio autónomo, específico de la región, y al mismo tiempo en disposición”a establecer lazos de cooperación con Estados Unidos, en los términos sugeridos por López Obrador: “caminar juntos y respetarnos”.

SIGLO XIX

La sustitución de la OEA puede adquirir, luego del período que se ha abierto de debates, polémicas y confrontaciones, formas inéditas que todavía están por diseñarse y construir.Es difícil pensar que la OEA pueda continuar como está, ya que fue creada bajo dos nociones ya superadas. De una parte, su misión y cultura organizacional se amoldaron a las necesidades de la Guerra Fría, que ya no existe. Por otra parte, el panamericanismo, pensado en los términos de las zonas de influencia del siglo XIX y en el marco de la doctrina Monroe está completamente desfasado. Ya el propio John Kerry en 2013 había informado que Washington le pondría fin a ese paradigma como definición de sus relaciones con la región, pero Donald Trump lo retomó y lo describió como política oficial. Está por verse si Joe Biden retomará el compromiso de Kerry.

NEGOCIACIONES

La creación de un organismo latinoamericano y caribeño no puede ser entendido como la ruptura de lazos con Estados Unidos o como la creación de una coalición para hacerle frente. Es, en primer término, un esfuerzo de integración entre economías y sociedades complementarias, que dispersas son débiles, pero integradas incrementan sus potencialidades.

Al mismo tiempo, además de las relaciones bilaterales, los países de la región deben considerar la creación de otro foro, una mesa de encuentro y negociación,política y comercial entre Estados Unidos y Latinoamérica. No sería una institución bajo el liderazgo o tutela de una potencia mundial, sino el punto de convergencia en el que cada una de las dos partes expresa sus intereses propios.

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