Solidaridad gafo-mática
Yo le sugiero a la medallista que abandone la bicicleta y se dedique al fútbol. Por lo menos en esa disciplina es “cultura” fingir faltas para obtener penalties inexistentes y lograr que le saquen tarjeta roja al rival...
Convengamos que es humano mentir para escapar del castigo cuando se ha cometido alguna falta. Como mecanismo de defensa inconsciente hasta podemos creer nuestras propias mentiras. Pero hacerse la víctima y acusar malintencionadamente a los inocentes de ser agresores, banalizando reivindicaciones sociales que a la sociedad le ha tomado cientos de años alcanzar, es miserable.
Convengamos también que siempre es posible que algún miembro de un “colectivo”, de manera individual, se haga el vivo y, dadas ciertas circunstancias, se aproveche del contradictorio “privilegio” que podría disfrutar por pertenecer a algún grupo vulnerable. Son casos excepcionales, pero los hay.
Debemos atender seriamente a las víctimas de abuso sin estigmatizarlas y dándoles todos los beneficios para su seguridad. Es una aberración lo que (como sociedad) cometíamos repetidamente hasta hace poco que, cuando una mujer había sido abusada, los comentarios generales cuestionaban “como estaba vestida” o sugerían que “se lo había buscado” por “loca”. Pero que ahora tengamos que ofrecer solidaridad automática a una denuncia y aplicar un juicio sumario al acusado es un despropósito.
Resulta igual de injusto e irracional condenar al señalado de un abuso sin llevar a cabo ninguna pesquisa. Es injustificable que una diputada defienda a priori a una ciudadana alegando un delito de odio sin saber si ocurrió en realidad. Y que el Fiscal General de la Nación prive de su libertad a una persona sin que haya mediado la más mínima investigación de los hechos —sólo porque una denunciante alega (falsamente) que la han discriminado y golpeado por homosexual— es de necios.
Yo le sugiero a la medallista que abandone la bicicleta y se dedique al fútbol. Por lo menos en esa disciplina es “cultura” fingir faltas para obtener penalties inexistentes y lograr que le saquen tarjeta roja al rival que no cometió ninguna infracción. Al infeliz de Maradona (qepd) hasta le celebran los goles que metió con la mano.
@JorgeSayegh
Convengamos también que siempre es posible que algún miembro de un “colectivo”, de manera individual, se haga el vivo y, dadas ciertas circunstancias, se aproveche del contradictorio “privilegio” que podría disfrutar por pertenecer a algún grupo vulnerable. Son casos excepcionales, pero los hay.
Debemos atender seriamente a las víctimas de abuso sin estigmatizarlas y dándoles todos los beneficios para su seguridad. Es una aberración lo que (como sociedad) cometíamos repetidamente hasta hace poco que, cuando una mujer había sido abusada, los comentarios generales cuestionaban “como estaba vestida” o sugerían que “se lo había buscado” por “loca”. Pero que ahora tengamos que ofrecer solidaridad automática a una denuncia y aplicar un juicio sumario al acusado es un despropósito.
Resulta igual de injusto e irracional condenar al señalado de un abuso sin llevar a cabo ninguna pesquisa. Es injustificable que una diputada defienda a priori a una ciudadana alegando un delito de odio sin saber si ocurrió en realidad. Y que el Fiscal General de la Nación prive de su libertad a una persona sin que haya mediado la más mínima investigación de los hechos —sólo porque una denunciante alega (falsamente) que la han discriminado y golpeado por homosexual— es de necios.
Yo le sugiero a la medallista que abandone la bicicleta y se dedique al fútbol. Por lo menos en esa disciplina es “cultura” fingir faltas para obtener penalties inexistentes y lograr que le saquen tarjeta roja al rival que no cometió ninguna infracción. Al infeliz de Maradona (qepd) hasta le celebran los goles que metió con la mano.
@JorgeSayegh
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones