Expertos consideran que se está magnificando el tema en algunos países, y que no es un sentimiento general, sino que son focos xenófobos.

Eloy Torres Román, analista internacional, profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y diplomático de carrera considera que algunos gobiernos de la región, y otras personalidades, han asumido la xenofobia como expediente para buscar los culpables de sus problemas.

-¿Cuál considera usted que es el principal motivo que ha estimulado en algunos países de Latinoamérica la xenofobia hacia los venezolanos?

-La crisis arropa a los países latinoamericanos, justamente a varios de esos países han ido una gran porción de venezolanos que son víctimas hoy de la xenofobia.

"En primer lugar el estatismo exagerado que han asumido algunos gobiernos. Una vez que llega algún factor extraño, como en este caso los venezolanos, se convierten automáticamente en un expediente para  políticas discriminatorias, xenofóbicas, de exclusión, olvidando que muchos de esos países fueron de alguna manera beneficiados por la buena fe del pueblo venezolano.

"Sin embargo, nunca Venezuela enarboló el expediente de la xenofobia, porque nunca se tuvo necesidad para esto, pues el venezolano no funciona con esa lógica de destruir al otro”.

"En tanto que estos países, en los cuales miles de venezolanos han encontrado albergue para lograr paliar su situación, son países donde, primero los gobiernos y luego los políticos, utilizan el expediente de la xenofobia para decir que los venezolanos son los culpables de su realidad.

"Razones como la crisis económica, el mal manejo de la economía, malas políticas, por cuanto ellos encuentran pues, que los venezolanos son una especie de carga”.

-¿Por qué ese sentimiento de rechazo se ha incrementado en los últimos años?

-Justamente eso parte de lo que decíamos anteriormente, por la crisis económica, el populismo,  donde países latinoamericanos se mueven, algunos gobiernos actúan irresponsablemente pretendiendo decir que son los extranjeros los culpables. Eso ha incrementado este sentimiento de rechazo hacia los venezolanos en estos últimos años.


- ¿Por qué prevalece este fenómeno sobre todo en varios países de América Latina en los que los antecede una unión?

-Algunos países confirman que esa visión que nosotros los venezolanos por lo general tenemos en nuestra política exterior, de considerar que somos hermanos con los latinoamericanos, esa tal hermandad, unidad, no existe. 

"Existe de afuera hacia Venezuela. Nosotros los venezolanos hemos sido siempre muy hermanados con ellos, pero a la hora de mostrar la importancia de su validez, de su valor como hermanos hacía nosotros, algunos gobiernos han utilizado el expediente de la xenofobia para discriminar, para encontrar la respuesta a sus problemas.”




-¿Cuáles considera usted que deben ser las principales medidas que deberían adoptar los gobiernos de la región para prevenir o mitigar este sentimiento de rechazo?

-En primer lugar el Estado venezolano debe ocuparse abiertamente de la situación de los venezolanos que se van del país porque no hay condiciones de vida. Los venezolanos hoy en día están haciendo exactamente lo que hacían otros latinoamericanos en los años 20, 30, 40, y los europeos que vinieron también a Venezuela.

"La realidad obliga al venezolano a encontrar una solución, y esa solución debería pasar primero por el Estado venezolano, en el sentido de que es quien se debe ocupar del tema de los ciudadanos, buscando recomponer la economía, cambiando el modelo económico, ampliando las libertades económicas. Generando un conjunto de condiciones de vida para que el venezolano pueda vivir con decencia, con decoro. 

Con los problemas normales de cualquier sociedad, pero siempre encontrando los mecanismos para hacer del país una nación próspera.

"La xenofobia es un problema que acosa al mundo en este momento. No solo en América Latina, sino en Europa y otras partes del mundo, porque el mundo está atravesando por una serie de crisis económicas, políticas, y fundamentalmente crisis de valores, en las que el ser humano debe justamente encontrar los mecanismos para hacerse valer como ser humano y no como una maquina generadora de riqueza para el empoderamiento de unas minorías.

"Por el contrario, las sociedades tienen que ser flexibles, abiertas, democráticas y tolerantes para así acabar con ese sentimiento xenófobo que se ha incrustado en el alma de la humanidad en estos últimos años”, concluye Torres.

Esta es una realidad que nos compete a todos. El respeto a los derechos humanos debe prevalecer en las sociedades para mitigar el sentimiento xenofóbico que abunda en la región, y las autoridades adecuar sanciones a los que inciten todo tipo de intolerancia y discriminación que podría terminar en violencia.

Solo el respeto hacía el prójimo permite un entendimiento general tan necesario en estos tiempos.