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La diáspora venezolana en España: "La gente está desesperada"

Los nuevos datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) muestran que los venezolanos lideraron el aumento de población inmigrante en 2017 en España tanto en términos absolutos (26.608) como en términos relativos (38,6 por ciento)

  • DPA

10/05/2018 08:16 am

Madrid. - La bandera venezolana cuelga al revés. Una señal de preocupación por lo que pasa en el país, explica José Antonio. Desde su local de arepas y jugos naturales en Madrid, el caraqueño de 37 años es testigo privilegiado de uno de los efectos más palpables de la crisis: la diáspora de venezolanos.

"Sobre todo el último año ha sido una cosa impresionante. Escuchas el acento venezolano por todas partes", cuenta en su local del mercado Maravillas, el mejor sitio donde encontrar productos y comidas latinoamericanas y por lo tanto uno de los primeros puntos de la capital de España que conoce cualquier inmigrante de la región, informó DPA.

José Antonio, ingeniero emigrado en 2004, pone un ejemplo práctico que lo toca de cerca sobre el cambio que pudo ver en estos casi 15 años: "Antes la harina de maíz (con la que se hacen las arepas) se compraba en sitios muy especializados. Ahora se encuentra hasta en (la cadena de supermercados) Carrefour. Llega gente nueva todos los días".

Todos los días, de toda clase y con cualquier orientación. "También hay chavistas, porque la cosa está mal para todos", cuenta. "Viene gente al local pidiéndome trabajo y cuando miro el curriculum veo que es un experto en petróleo. ¿Cómo viene aquí a limpiar coches o a servir en una casa? La gente está desesperada".

Todas las estadísticas respaldan la percepción de José Antonio. El número de venezolanos que dejaron su país ante la escalada de la crisis creció de forma exponencial, en particular desde la llegada de Nicolás Maduro a la Presidencia en 2013, la progresiva caída de los precios del petróleo desde 2011 y la violencia del año pasado.

Los nuevos datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) muestran que los venezolanos lideraron el aumento de población inmigrante en 2017 en España tanto en términos absolutos (26.608) como en términos relativos (un 38,6 por ciento).

La serie histórica impacta aún más. Si en 1999, año en que Hugo Chávez llegó al poder, había poco más de 10.000 venezolanos en España, en 2017 se habían multiplicado casi por 10 hasta los casi 95.474.

Muchos de ellos tienen también nacionalidad española y no aparecen recogidos en esa cifras, de modo que el dato más significativo es el de nacidos en Venezuela: el aumento en este caso fue de 49.000 (1999) a 208.000 (julio de 2017), según el INE. El sociólogo venezolano afincado en Madrid Tomás Páez Bravo, autor de un estudio de referencia sobre el tema, estima que superan los 300.000.

"La tendencia es que sigue creciendo a ritmo de vértigo, acelerado y además imparable. La migración no se puede parar", dijo a la agencia dpa. La investigación de Páez cifra en 3,3 millones los venezolanos emigrados a todo el mundo, con Colombia, Estados Unidos y España como destinos preferidos.

Su informe "La voz de la diáspora" recoge no solo cifras, sino también datos cualitativos a partir de entrevistas con emigrantes: "Las dos razones fundamentales por las que se van son la inseguridad, que es el ataque al más importante derecho de propiedad que es la propiedad sobre la vida misma, y el deterioro económico", resumió.

En España puede verse con claridad otro tipo de emigración: mientras Venezuela colapsaba en luchas internas, inflación y escasez, muchas grandes fortunas del país buscaron ponerse a resguardo invirtiendo en propiedades en zonas de lujo como el barrio de Salamanca en Madrid.

En la prensa española tuvieron mucho eco las inversiones de Miguel Ángel Capriles, primo del opositor Henrique Capriles y propietario de un grupo mediático, o las de la familia Derwick en el selecto barrio de El Viso, donde las propiedades oscilan entre el millón y los diez millones de euros (1,24 a 12,40 millones de dólares).

Ajeno a esos grandes negocios, José Antonio mira el éxito de sus arepas con una mezcla de alegría por la buena marcha del negocio -pocos meses después de instalarse en el mercado Maravillas tuvo que mudarse a un local más grande- y de frustración por lo que está pasando en Venezuela.

La relación con los españoles es "perfecta" y nunca sintió ningún tipo de discriminación o roce en un país "muy acostumbrado a la inmigración. Pero el que está aquí tiene un 70% de la cabeza allá. Se discute mucho sobre todo lo que pasa, sobre cuándo vamos a salir de esta mierda", explica.

Al igual que muchos de los encuestados por Páez para el estudio sobre la diáspora, José Antonio no titubea cuando se le pregunta si algún día volvería a Venezuela. "Por supuesto que sí. Me encantaría", responde. "Aquí tengo mi trabajo, vida familiar, muchísimos amigos. Pero creo que las raíces siempre hacen falta".

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