La crisis del Covid-19 ha impacto diversos sectores de la economía de los Estados Unidos, entre ellos el de la agricultura.
De acuerdo a datos publicados por el medio El País, en primavera muchos agricultores en la ciudad de Nueva York se vieron obligados a cancelar su producción tras el cierre de las tiendas y restaurantes a los que abastecían antes del confinamiento.
Tras el cierre, gran parte de los empleados se vieron en la necesidad de acudir a los bancos de alimentos para subsistir, y actualmente unos 1.5 millones de neoyorquinos, en una ciudad de casi nueve millones de habitantes, dependen del reparto de alimentos para subsistir.
Ante esta realidad, la senadora demócrata por Nueva York, Jessica Ramos, creó un circuito de aprovisionamiento para entregar gratuitamente unos 16.000 kilos de alimentos a la semana a los habitantes del distrito de Queens.
"Yo pateo mucho mi barrio, y cada día me encuentro decenas de nuevas personas sin hogar, la situación es alarmante”, declaró la senadora Ramos.
Según la ONG City Harvest, en los últimos siete meses los bancos de alimentos de la ciudad han recibido 12 millones de visitas, un 36% más que en el mismo periodo del año anterior.
Por otra parte, un estudio de la Universidad de Columbia indica que ocho millones de estadounidenses han incrementado las filas de la pobreza desde mayo, cuando concluyó el plan de ayudas con cheques de 1.200 dólares y una paga extra semanal de 600 a los desempleados.
Ramos explicó que a estas personas no se les pueden catalogar como indigentes. "No hablamos de indigentes, sino de gente que tenía dos, tres trabajos precarios, y hoy en el mejor de los casos son vendedores ambulantes y con eso no pueden alimentar a su familia. También de muchas personas que por carecer de documentos no pueden solicitar ayudas”, dijo, quien aseguró que la ayuda de las Administraciones es muy limitada.
"La ayuda de las Administraciones es muy limitada, de hecho se han recortado fondos federales para los bancos de alimentos, lo que ha potenciado aún más las redes de apoyo comunitarias. Por ejemplo, el refrigerador que hemos instalado a la entrada de la oficina, disponible 24 horas al día toda la semana, y que se vacía enseguida”.
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