Por Sarah Carrillo Rodríguez, Socióloga.
El futuro que quiero crear tiene sociedades más justas, inclusivas y sin violencia, donde niños, jóvenes y adultos pueden despertar sin miedo, hambre y tristeza. Donde hay más solidaridad y oportunidades para todos.
Para lograrlo, se requiere fomentar la conciencia y responsabilidad moral de los ciudadanos, gobiernos y organizaciones frente a sus acciones, y promover el trabajo en alianza para el logro de los objetivos.
Aunque en un entorno global de inestabilidad como el que vivimos parece imposible, porque los niveles de corrupción, discriminación, desconfianza e intolerancia son cada vez más elevados y estamos en “Una nueva era de conflictos y de violencia” en la que las muertes por terrorismo, guerras y acceso a armas nucleares ha disminuido, pero la violencia sigue en aumento, e incluso la pandemia de COVID-19 (a pesar de los efectos devastadores que ha dejado a escala global), ha servido como excusa para la violación de DDHH, como se expone en el artículo “COVID-19 – Dar prioridad a los derechos humanos y proteger a las personas más vulnerables”; también pareciera ser un momento crucial para impulsar la transformación social y sentar bases para construir un futuro mejor.
La pandemia ha sido un suceso clave que ha abierto los ojos de la humanidad ante a los principales desafíos del mundo; ciudadanos, gobiernos y organizaciones han comenzado a entender verdaderamente la interrelación existente entre el bienestar social y el ambiental, que la desigualdad social es real y profunda, y que, aunque esta situación ha afectado con mayor fuerza a los sectores más pobres, a los ancianos, discapacitados y las mujeres, ha tenido implicaciones importantes para todos; demostrando que las fronteras son solo físicas y que lo que sucede a unos, irremediablemente va impactar en otros.
Que el mundo sea hoy más consciente de su vulnerabilidad, es una oportunidad única para impulsar los cambios que deseamos ver. La vida a la que estábamos acostumbrados ha dado un giro de 360° y tratar de continuarla bajo un esquema anterior significaría un fracaso. Hay un clamor de justicia y solidaridad que amerita priorizar en los DDHH como una condición sine qua non para el desarrollo sostenible y debemos ofrecer soluciones adaptadas a la nueva realidad. Para ello podemos:
El futuro que quiero crear tiene sociedades más justas, inclusivas y sin violencia, donde niños, jóvenes y adultos pueden despertar sin miedo, hambre y tristeza. Donde hay más solidaridad y oportunidades para todos.
Para lograrlo, se requiere fomentar la conciencia y responsabilidad moral de los ciudadanos, gobiernos y organizaciones frente a sus acciones, y promover el trabajo en alianza para el logro de los objetivos.
Aunque en un entorno global de inestabilidad como el que vivimos parece imposible, porque los niveles de corrupción, discriminación, desconfianza e intolerancia son cada vez más elevados y estamos en “Una nueva era de conflictos y de violencia” en la que las muertes por terrorismo, guerras y acceso a armas nucleares ha disminuido, pero la violencia sigue en aumento, e incluso la pandemia de COVID-19 (a pesar de los efectos devastadores que ha dejado a escala global), ha servido como excusa para la violación de DDHH, como se expone en el artículo “COVID-19 – Dar prioridad a los derechos humanos y proteger a las personas más vulnerables”; también pareciera ser un momento crucial para impulsar la transformación social y sentar bases para construir un futuro mejor.
La pandemia ha sido un suceso clave que ha abierto los ojos de la humanidad ante a los principales desafíos del mundo; ciudadanos, gobiernos y organizaciones han comenzado a entender verdaderamente la interrelación existente entre el bienestar social y el ambiental, que la desigualdad social es real y profunda, y que, aunque esta situación ha afectado con mayor fuerza a los sectores más pobres, a los ancianos, discapacitados y las mujeres, ha tenido implicaciones importantes para todos; demostrando que las fronteras son solo físicas y que lo que sucede a unos, irremediablemente va impactar en otros.
Que el mundo sea hoy más consciente de su vulnerabilidad, es una oportunidad única para impulsar los cambios que deseamos ver. La vida a la que estábamos acostumbrados ha dado un giro de 360° y tratar de continuarla bajo un esquema anterior significaría un fracaso. Hay un clamor de justicia y solidaridad que amerita priorizar en los DDHH como una condición sine qua non para el desarrollo sostenible y debemos ofrecer soluciones adaptadas a la nueva realidad. Para ello podemos:
- Utilizar las tecnologías digitales y estrategias comunicacionales para educar en valores, DDHH y la cultura del triple impacto, con contenido atractivo para todas las generaciones.
- Promover desde la educación formal, en todos los niveles, el pensamiento global y visión de futuro.
- Plantear asesorías obligatorias a nuevas Pymes para la implementación de una gestión sostenible.
- Exigir la capacitación periódica y obligatoria en DDHH para todas las empresas y promover tanto la visión de stakeholder capitalism abordada en el Manifiesto de Davos 2020, como la cultura de reporte sobre indicadores de triple impacto según estándares mundiales de sostenibilidad.
- Reforzar las medidas para combatir la corrupción institucional como factor determinante para que estas recuperen la confianza pública, se fomente el trabajo en alianza entre gobierno y organizaciones, y que las iniciativas planteadas puedan surtir efecto.
- Sarah Carrillo Rodríguez cuenta con más de 9 años de experiencia en el área social; a principios de su carrera trabajó para Organizaciones de Desarrollo Social e Instituciones Públicas, principalmente liderando actividades de integración comunitaria, formación para niños, jóvenes y adultos en sectores de alta vulnerabilidad, orientación en planificación familiar, gestión de voluntariado y en la coordinación de albergues para familias damnificadas. Desde el año 2015 se desempeña en el ámbito corporativo en el área de Responsabilidad Social Empresarial y Sostenibilidad. Socióloga (Universidad Central de Venezuela), Especialista en Comunicación Organizacional (Universidad Monteávila), Diplomado en Gestión Humana y Responsabilidad Social Empresarial (Universidad Simón Bolívar), Diplomado en Gerencia de Organizaciones de Desarrollo Social (Universidad Monteávila), Glance Máster en Estándares de Sostenibilidad (CapacitaRSE).
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