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El Congreso de EEUU y los intereses de Trump

El Parlamento ha sido una barrera para el total despliegue del Modelo Trump, siendo un freno a su embestida, necesaria en una democracia para mantener el equilibrio de poderes

  • ENRIQUE COTE

18/08/2019 05:30 am

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya piensa en un nuevo mandato al frente de la Casa Blanca, por lo que ha comenzado la recaudación de fondos para financiar su reelección en 2020. 

Asumió el cargo en enero de 2017 y hasta ahora su gobierno se ha caracterizado por las polémicas, la retórica y las decisiones radicales, que no han llegado a niveles más alarmantes por los esfuerzos del Congreso para limitar el poder del magnate convertido en presidente. 

El Congreso ha sido una barrera para el total despliegue de Trump y su ideología, siendo un freno a su embestida, práctica necesaria en una democracia para mantener el equilibrio de poderes y evitar que recaigan en un solo individuo o grupo, y que actúe en base a intereses personales o de un solo conjunto, lo que ha causado más de una molestia al empresario al no poseer el poder total, llevándolo a hacer uso de sus facultades especiales como presidente en casos de emergencia para evadir al Parlamento, vetando sus decisiones y así cumplir su cometido, al menos a medias, pero evidenciando la inconformidad de muchos sectores de la alta política estadounidense con su gestión.

Para Carlos Luna, licenciado en Estudios Internacionales y profesor de la UCV y de la UCAB, “los padres fundadores de EEUU crearon un sistema federal en donde cada estado tiene su propia división de poderes, y el Congreso ubicado en Washington es el poder superior, para así ser un freno a la acción política de un individuo. La democracia de los poderes y leyes de EEUU es el Parlamento”. 

El Congreso de Estados Unidos es bicameral, conformado por el Senado o Cámara Alta, con un total de 100 senadores (dos por cada estado), de mayoría republicana, y por la Cámara de Representantes o Cámara Baja conformada hoy por 435 representantes, de mayoría demócrata.  Al carecer ambos partidos de mayoría absoluta en ninguna de las dos cámaras, se necesita el consenso de ambas partes para aprobar una ley proyecto. 

Ahora bien, ambas cámaras operan de distintas formas, ya que en el Senado los oponentes, aun siendo minoría, se pueden alinear y colocar obstáculos para rechazar los planes de la mayoría, mientras que en la Cámara de Representantes se trabaja sobre la base del voto de la mayoría, por lo cual los demócratas controlan el ente, y los deseos de Trump y su Partido Republicano se ven controlados por la oposición, lo que concede cierta nivelación de poderes en la nación. 

Confrontación de poderes 



Trump llegó a la Presidencia con la promesa de construir un muro en la frontera con México. "Voy a construir el muro más grande que jamás se haya visto, será un muro de Trump, un muro hermoso", alegó el magnate durante su campaña presidencial de 2016. 

Para Trump, la construcción del muro sería la solución ideal para detener el flujo de migración ilegal proveniente de México y de Centroamérica, convirtiendo este tema en un asunto de seguridad nacional, por lo cual solicitó en primera instancia 5.700 millones de dólares al Congreso. La mayoría demócrata que controla el organismo y varios senadores republicanos rechazaron tal proyecto al considerarlo excesivo e “inmoral”.

“El muro Trump”, causó enfrentamientos entre la administración republicana y la oposición demócrata del Congreso, provocando 35 días de cierre parcial de la administración federal ("shutdown") en el ejercicio 2018-2019, que aprobó 1.400 millones de dólares pero solo para fortalecer una cerca de 88 km de la frontera, lo que desató la furia del mandatario republicano hacia los demócratas. 

Posteriormente Trump hizo uso de sus facultades especiales como mandatario decretando “emergencia nacional”, con lo que llevó el asunto migratorio a niveles de máxima seguridad en la nación. Pero esta no fue la única gran negativa del Congreso a los deseos de Trump. 

En abril el Congreso aprobó una resolución para finalizar el apoyo militar a la guerra de Yemen, comandada por Arabia Saudí, para así poder retirar a las tropas estadounidenses del país árabe, siendo un breve traspié para los intereses de Trump, quien es firme aliado de la corona real saudí. 

Según la ONU, la guerra en Yemen ha causado la muerte indiscriminada de miles de civiles y dejado cifras alarmantes de desplazados, generando la peor crisis humanitaria del mundo. 

Más desacatos y la NRA 



Posteriormente, en mayo el departamento de Estado había anunciado la venta de armamento a tres países árabes, entre ellos Arabia Saudí, por un monto de 8.100 millones de dólares, sin el previo visto bueno del Congreso, que lo tomó como un desacato de la Administración Trump a la autoridad parlamentaria. 

Ambas cámaras debatieron el tema, acordando rechazar la venta de los equipos bélicos a Arabia Saudí, país salpicado por la sangrienta guerra en Yemen y por el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, gran crítico del príncipe heredero de la corona del país petrolero, Mohammed bin Salman. Aunque el cadáver no ha sido localizado, trascendió que Khashoghi habría sido torturado hasta morir y posteriormente diluido en acido para desaparecer su cuerpo en la embajada saudí de Turquía a mano de agentes de la corona real en 2018. 

La decisión del Congreso causó disgusto al magnate, muy cercano al poderoso lobby de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por su acrónimo en inglés), al que ha mostrado su total apoyo, ya que la guerra representa negocios millonarios para estos fabricantes, y que, a pesar de los alarmantes incrementos de tiroteos en suelo estadounidense, sigue apoyando la venta de armas de alto calibre en su territorio, apoyándose en la Constitución, pero escondiendo detrás de esta defensa de la Carta Magna un lucrativo mercado. 

Tras los últimos tiroteos mortales de El Paso y Dayton, los parlamentarios demócratas pidieron al Senado convocar una sesión de la Cámara Alta, que se llevará a cabo en el presente mes, para aprobar leyes que endurezcan el hasta ahora fácil acceso a las armas de guerra, situación que en los primeros siete meses del año en curso ha dejado más de 9.000 estadounidenses muertos debido a la violencia armada, registrando la escalofriante cifra de 250 tiroteos "masivos" en la nación. 

Trump no tuvo más remedio que colocarse del lado de aquellos funcionarios y millones de civiles que claman por el control armamentístico, pero dejando claro que las reformas aprobadas deben tener en consideración velar por los intereses de la influyente NRA. 

Elecciones a la vista 



Con las elecciones presidenciales de 2020 cada vez más cerca, Trump aspira a ser reelecto, considerándose una especie de salvador y redentor de los “reales valores estadounidenses”. 

En sus más de dos años y medio de mandato ha forjado un cuestionado legado, peculiar por lo drástico de su toma de decisiones, levantamientos de muros fronterizos, discursos supremacistas y antiinmigración, aranceles unilaterales, casos de espionaje, retiro de acuerdos para la paz mundial, escándalos sexuales, destituciones por doquier, controversias en Twitter y hasta un cierre de gobierno. 

Mientras tanto, el impredecible y volátil mandatario neoyorquino se mantiene en unas cortas vacaciones de verano que se han dividido entre su estadía en su lujoso club de golf en Bedminster, Nueva Jersey, y cenas para recaudar fondos a beneficio de su venidera campaña electoral, eso sí, muy activo en desplegar su cotidiano modelo político en la red social Twitter y sin descuidar los asuntos inherentes a su cargo, proyectando una imagen de trabajador incansable. 

Según Luna, “Trump mantendrá la misma dinámica. Seguirá impulsando el crecimiento económico y esforzándose en blindar la imagen política del país en el plano internacional, fortaleciendo su poder frente a sus oponentes, pero que sin dudas le traerá consecuencias con la opinión pública”, finalizó el especialista. 

Lo que es seguro es que la lucha de poderes y la democracia entre el Congreso y el presidente estadounidense se mantendrá con el correr de los meses, ya que es poco probable que Trump cambie la retórica que lo llevó al poder, ni sus ansias por cuidar sus intereses y los de aquellos a quienes apoya, para así desplegar por completo su modelo político en la nación más poderosa del mundo. 
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