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Réplica del embajador de Rusia en Venezuela

"La policía moscovita actuaba de acuerdo con la legislación vigente que prohíbe las manifestaciones sin el permiso respectivo de las autoridades locales"

  • EMBAJADAS

18/08/2019 05:30 am

VLADIMIR ZAEMSKY
Embajador de Rusia en Venezuela

Me veo obligado a hacer unos comentarios respecto al artículo del Sr. Jorge Sayegh denominado "Democracia a la rusa" publicado el pasado 9 de agosto, plagado de prejuicios y absurdidades en lo que se refiere a la situación corriente e historia moderna de mi país. 

En su material el autor hizo esfuerzo de añadir su granito de arena -de manera superficial y muy subjetiva, por cierto- en una nueva campaña de desinformación que desplegaron los medios de comunicación y Gobiernos del Occidente contra Rusia tratando de presentar la actuación de las autoridades de la ciudad de Moscú y las fuerzas del orden público en el transcurso de las manifestaciones de la oposición local realizadas a finales de julio-inicios de agosto como violación de derechos humanos y restricción de derecho legítimo de la gente a la protesta. 

Sin ton ni son, al empezar su panfleto el Sr. Jorge Sayegh atolondra al lector con afirmar que "Rusia prácticamente nunca ha respirado el aroma de la democracia", afirmando con ligereza que ni en la época de los zares, ni en el período soviético el pueblo de mi país gozaba de los derechos universalmente reconocidos. Claro que esta mentira trasnochada no merecería mayor atención. Empero, no puedo dejarla sin respuesta. Sin ahondarme demasiado en el tema sólo me permito recordar al autor del mencionado opus que, verbigracia, la Duma Estatal (Parlamento) existía todavía en los tiempos del "despotismo de los zares" (según el Sr. Sayegh), en aquel entonces también había elegibilidad de autoridades de diferentes niveles, lo mismo con su especificidad, pasaba en los tiempos del "totalitarismo comunista". Cada época tiene sus matices y el sistema democrático de cada país tiene sus propias tradiciones. Por ejemplo, Gran Bretaña, Noruega, Arabia Saudí, etc. son monarquías lo que no quiere decir que sus súbditos no tienen facultades inherentes a una democracia. En los EEUU, a su vez, no todos los ciudadanos pueden elegir al Presidente de este Estado lo que no quita a este país el derecho a llamarse democrático.

Todo lo contrario, según la lógica del Sr. Sayegh, sucede con Rusia. A su juicio, únicamente "la era Yeltsin representó un breve e infructuoso suspiro que se ahogó cuando, tras su renuncia, lo sucedió Vladimir Putin en la presidencia (ojo: inicialmente no fue elegido)". Para que sepa este columnista, la abrumadora mayoría de la sociedad de mi país jamás quisiera regresar a este "paraíso terrenal" para disfrutar el "aroma de la democracia," tan elogiada por él, por una sencilla razón: en este tiempo Rusia estaba al borde del abismo de la miseria, anarquía y la guerra civil, viviendo las consecuencias de la aplicación de medidas del "capitalismo salvaje". En aquellas duras circunstancias el presidente Yeltsin tomó la decisión de renunciar a su cargo designando al presidente del Gobierno de Rusia, Vladimir Putin, como nuevo Jefe de Estado interino. Luego, a escasos dos meses y medio, se celebraron las elecciones que ratificaron en este puesto al gobernante en funciones. Un detalle muy importante: todos estos reajustes fueron realizados en plena concordancia con las disposiciones de la Constitución, es decir, con procedimientos meramente democráticos en todos los sentidos de esta palabra. 

Con los mismos esfuerzos vanos el Sr. Sayegh trata de tergiversar como buen rusófobo la situación actual con la democracia en mi país cuando dice que las mencionadas manifestaciones masivas en Moscú fueron reprimidas violentamente. Debo recalcar que la policía moscovita actuaba de acuerdo con la legislación vigente que prohíbe las manifestaciones sin el permiso respectivo de las autoridades locales. A propósito, hasta 73% de los habitantes de Moscú encuestados se pronunciaron en contra de los disturbios organizados por los sectores radicales y manifestaron su aprobación de actividades de las fuerzas del orden público. 

Además son claramente notorios los dobles estándares que aplica el autor en lo que se refiere a la actuación de la policía en contra de los manifestantes que no observan la ley en diferentes países. Aparentemente el Sr. Sayegh no se ha fijado en las recientes noticias sobre el comportamiento de la policía en Norteamérica y en Europa Occidental. 

En este sentido, sorprende la preocupación de los columnistas como el Sr. Sayegh respecto a lo que está sucediendo en las manifestaciones exactamente en Rusia.

¡Que selectividad tan absurda!



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