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Los electores desencantados de la "España vacía" son el tema central de campaña

El concepto "España vacía" engloba las dos Castillas, Extremadura, Aragón y La Rioja, regiones que representan el 53% del territorio español, pero albergan sólo el 15% de la población

  • AFP

24/04/2019 05:30 am

Teruel, España.- Albarracín presume de ser uno de los pueblos más hermosos de España. Pero a su alrededor, otros agonizan o ya murieron. Es la imagen de la "España vacía", uno de los temas clave de las elecciones legislativas, donde todos los escaños cuentan.

De cara a las elecciones de este domingo, las asociaciones de las dos provincias más castigadas, Teruel, en Aragón, y Soria, en Castilla, lanzaron "la revuelta de la España vaciada", citó AFP.

A fines de marzo movilizaron a 50.000 manifestantes en Madrid para atraer la atención de los candidatos sobre un despoblamiento galopante denunciado desde hace dos décadas.

Pueblos enteros sin niños

A tres horas de Madrid, una ciudadela de origen árabe luce resplandeciente sobre un alcor: es Albarracín, un pueblo aragonés admirablemente conservado y visitado por turistas del mundo entero, que mantiene su millar de habitantes.

Alrededor sin embargo, el visitante puede circular en coche durante media hora sin cruzarse con nadie.

Y es que aquí la densidad de población llega a situarse "por debajo de 2 habitantes por kilómetro cuadrado", explica Manuel Gimeno, portavoz de la plataforma "Teruel existe", denunciando un "desierto demográfico" comparable al norte de Suecia o Finlandia.

A medida que avanza por una enorme extensión de sabinares y pinares, este médico jubilado de 67 años va mostrando por aquí un pueblo "en peligro de extinción", por allá otro "deshabitado"...

Cerca de Calomarde, uno de los muchos pueblos de la provincia de Teruel en donde no vive ningún niño, el teléfono celular indica que no hay cobertura.

El municipio cuenta con 74 habitantes censados. Algunos se dan cita en el edificio del ayuntamiento, donde un bar ha reemplazado el colegio, cerrado hace décadas.

"Cada vez somos menos. El año pasado éramos 24, este año somos 12" los que hemos pasado aquí el invierno, cuenta la dinámica gerente del bar, Paqui Bauzá, de 60 años, mientras sirve la sopa a unos turistas belgas.

"Los que hacen política viven en las ciudades, y desde sus despachos diseñan el futuro de los pueblos con medidas que son como dar con una escoba a un cántaro", denuncia Bauzá.

Los candidatos cortejan a los electores

La expresión "España vacía" fue popularizada desde 2016 por el ensayo homónimo del periodista y escritor Sergio del Molino.

El concepto engloba las dos Castillas, Extremadura, Aragón y La Rioja, regiones que representan el 53% del territorio español, pero albergan sólo el 15% de la población, según él.

Maltratadas por los planes de desarrollo de la dictadura franquista, sufrieron un fuerte éxodo a las ciudades entre los años 50 y 70 del siglo pasado. Y tanto entonces como en democracia, "los campesinos españoles nunca han sido un sujeto político con capacidad de influir en las instituciones del Estado", destaca Del Molino.

No obstante, los candidatos a estas elecciones inciertas y polarizadas se han esforzado en cortejar estas regiones, que eligen a unos 100 de los 350 diputados de la cámara baja.

Las dos mayores formaciones, el conservador Partido Popular y el socialista PSOE, se han repartido históricamente esos escaños, una situación que ha cambiado mucho con la competencia de nuevas fuerzas.

Así, el presidente del PP, Pablo Casado, se hizo fotografiar acariciando a un ternero, y el liberal Albert Rivera, líder de Ciudadanos, subido a un tractor.

Preocupado por la posibilidad de perder votos en beneficio de la extrema derecha de Vox, muy presente en estas zonas durante la campaña, el PP se presenta como "el partido del campo y de los pueblos".

Por su lado, el presidente del gobierno saliente y candidato a la reelección, Pedro Sánchez, ha presentado una Estrategia Nacional de Lucha contra la Despoblación.

Gestos que no terminan de convencer a muchos, como es el caso de José Alberto Ramos, un ex piloto de globos aerostáticos de 67 años y residente en Calomarde. "Cuando terminen las elecciones, nadie se acordará de este tema de la despoblación", afirma.

Mientras tanto, el tiempo apremia.

En un siglo, la provincia de Teruel perdió cerca de la mitad de su población, y el cierre anunciado en 2020 de una central térmica, que genera 4.000 empleos directos e indirectos, podría condenar a la desaparición a otros pueblos.

En Terriente, las campanas de la iglesia siguen repicando cada cuarto de hora. Hay una panadería, un café e incluso tres recién nacidos. Pero la escuela está cerrada, y en realidad aquí no viven ni la mitad de los 173 habitantes empadronados.

"Cuando mueran los agricultores que quedan, se acabó", dice Teresa Domingo, de 64 años, rodeada de sus cien ovejas.      
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