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Papa quiere que cumbre de febrero contra los abusos sexuales sea "operativa" y no sólo de "estudio"

"Él sabe que esta situación es un problema global se puede enfrentar solamente con una respuesta global", informó Alessandro Gisotti, director de Oficina de prensa del Vaticano

  • EUROPA PRESS

16/01/2019 11:44 am

Roma.- El Papa quiere que la cumbre que afrontará en febrero con todas las conferencias episcopales del mundo para atajar los abusos sexuales en el seno de la Iglesia sea "operativa" y no solo "de estudio", según ha indicado el director en funciones de la Oficina de prensa del Vaticano, Alessandro Gisotti.

"El papa Francisco sabe que un problema global se puede enfrentar solamente con una respuesta global. Y quiere que el encuentro sea una reunión de pastores, no una convención de estudio. Un encuentro de oración y discernimiento, catequético y operativo", ha especificado, informó Europa Press.

Gisotti ha explicado que el objetivo de la reunión sin precedentes, que tendrá lugar del 21 al 24 de febrero, es que "todos los obispos tengan absolutamente claro lo que se necesita hacer para prevenir y combatir el drama mundial de los abusos a menores". "Para el Santo Padre, es fundamental que regresando a sus países, en sus diócesis, los obispos reunidos en Roma sean conscientes de las reglas para aplicar y cumplan así los pasos necesarios para prevenir los abusos, para proteger a las víctimas, para no permitir que ningún caso sea ocultado o encubierto", ha agregado. 

Camino de 15 años

Por otro lado, ante la gran expectativa que se ha creado alrededor del encuentro, Gisotti ha subrayado "que la Iglesia no está en el punto inicial en la lucha contra los abusos". "El encuentro es la etapa de un camino doloroso, pero sin pausa que, con decisión, la Iglesia está recorriendo desde hace más de quince años", ha manifestado. 

El Papa también ha pedido a los presidentes de las conferencias episcopales que visiten personalmente a víctimas de abusos sexuales como paso previo para la preparación de este encuentro. El objetivo del pontífice es que aprendan "de primera mano el sufrimiento que han soportado" las víctimas, según especificó él mismo en una carta enviada a la jerarquía de los obispos de cada país. 

Para el Papa estos encuentros personales son una "forma concreta" de reafirmar que los supervivientes del abuso clerical son la "prioridad" en la mente de todos durante el encuentro de febrero, a medida que se unen "en solidaridad, humildad y penitencia" para avanzar en la crisis de los abusos. 

Francisco pretende implantar un protocolo de actuación común en todas las áreas geográficas episcopales para que no vuelva a reproducirse el silencio cómplice de las más altas esferas de la jerarquía católica en torno a estos casos. El informe de la Corte Suprema de Pensilvania (EEUU), que reveló que más de 300 sacerdotes abusaron de niños durante las últimas siete décadas con la mirada connivente del Vaticano y las revelaciones de la Iglesia católica alemana que documentaron que entre 1946 y 2014 se contabilizaron un total de 3.677 casos de abusos sexuales a niños, aceleraron esta decisión. 

AUSTRALIA, CHILE O ESTADOS UNIDOS 

Los abusos sexuales por parte del clero han sido uno de los desafíos de su pontificado. Francisco aplicó desde el principio la política de tolerancia cero que impulsó su predecesor Benedicto XVI. Puso en marcha una comisión específica para la protección de la infancia frente a los abusos, si bien fue objeto de polémicas tras la dimisión de la irlandesa Marie Collins, víctima de abusos en su niñez por parte de sacerdotes quien arguyó que su trabajo se vio obstaculizado por una "falta de cooperación con la comisión por parte de otras oficinas de la Curia romana". 

Otro de los casos más destacados, fue la condena por abusos sexuales a dos menores de quien el Papa nombró responsable último las finanzas del Vaticano, el cardenal australiano George Pell. Un día antes de que el tribunal de Melbourne emitiera la sentencia, Francisco le cesó del Consejo de Cardenales o C-9, el grupo de purpurados, que ayuda al Papa en la reforma de la Curia Romana, junto al cardenal chileno, Francisco Javier 

Errazuriz, también salpicado por el escándalo de abusos sexuales en Chile. Errazuriz, de 85 años, está implicado en el encubrimiento de las denuncias de las víctimas del sacerdote Fernando Karadima, caso que marcó el viaje del Papa a Chile el año pasado. 

El Pontífice defendió al principio al obispo Juan Barros, acusado por un grupo de víctimas de encubrir los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima. Pero a los pocos días se dio cuenta de su error y rectificó. Recibió a tres de las víctimas del sacerdote Fernando Karadima y abrió una investigación que cristalizó en la renuncia en bloque de la Conferencia Episcopal del país andino. 

Seis meses después del viaje del Papa al país andino, cuando descubrió que lo que le habían contado los obispos sobre los abusos a menores no era exactamente como creía, continúa sin dilación la operación de limpieza en la jerarquía eclesial de aquel país. 

De momento, ha aceptado la renuncia del obispo de Rancagua, Alejandro Goic; el de Talca, Horacio del Carmen; el obispo de Osorno, Juan Barros; el de Valparaíso, Gonzalo Duarte García de Cortázar, y el de Puerto Montt, Cristián Caro Cordero. 

En la reunión que tuvo el pontífice esta semana con los obispos del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile estos, se comprometieron a completar "un recorrido de acogida y diálogo" con las víctimas de abusos sexuales. 

El obispo auxiliar de Santiago, administrador apostólico de Rancagua y secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, monseñor Fernando Ramos, destacó en declaraciones a Vatican News: "Debemos hacer un recorrido de acogida y diálogo con las víctimas de abusos sexuales y estamos trabajando también sobre esto. Por esto creo que será un encuentro muy, muy importante para la Iglesia mundial que ayudará a todas las iglesias locales a saber actuar con claridad y con inteligencia ante estas situaciones que son delitos muy graves". 

Investigación a los maristas

Además, el pasado viernes la Conferencia Episcopal Chilena anunció que el papa Francisco ha ordenado una investigación penal tras las denuncias en torno a los presuntos abusos sexuales contra menores cometidos por religiosos maristas en Chile. El Papa expulsó del sacerdocio en septiembre de 2018 al cura chileno Cristian Precht, quien está siendo investigado por supuestos abusos sexuales contra menores. El ya exsacerdote ha sido acusado de abuso sexual como parte de una investigación de abusos vinculados a la orden católica de los Hermanos Maristas. Precht ha negado en todo momento los cargos.

En Estados Unidos, además del caso de Pensilvania, el Pontífice tuvo que enfrentarse a las denuncias del exnuncio de la Santa Sede en Estados Unidos, monseñor Carlo Maria Viganò, que aseguró que conocía desde junio de 2013 las acusaciones de abusos sexuales que pesaban sobre el excardenal Theodore McCarrick, que fue arzobispo de Washington. El Papa, que no quiso comentar estas acusaciones porque considera que "hablan por sí mismas", recibió misivas de apoyo de conferencias episcopales de todo el mundo, entre ellas, la española.

Además, según informa la prensa Francesa, en el país ha comenzado el juicio contra el cardenal Philippe Barbarin, por ocultar abusos sexuales, junto con el arzobispo de Lyon; Maurice Gardés, arzobispo de Auch; Tierry Brac de la Perriére, obispo de Nevers; y los sacerdotes Xavier Grillon y Bernard Preynat. El escándalo estalló en 2014 cuando un padre de familia de más de 40 años denunció ante el cardenal los abusos de los que había sido víctima cuando tenía de 9 a 11 años, por parte del sacerdote Bernard Preynat, actualmente encarcelado.
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