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El 1 de enero se cumplen 60 años de la revolución cubana y ultraderechista asume en Brasil

Expresidentes y analistas detectan un descontento más o menos generalizado con partidos y políticos de todas las ideologías, y cuando los ciudadanos votan, piden un cambio

  • AFP

15/12/2018 05:30 am

Brasilia.- Es pura coincidencia pero no pasa inadvertido: cuando el 1 de enero Cuba celebre los 60 años de su revolución, que inspiró a la izquierda en todo el continente, Brasil verá asumir al ultraderechista Jair Bolsonaro. 

¿Está América Latina ante un giro a la derecha? Por primera vez desde el 1 de enero 1959, cuando barbudos guerrilleros derrocaron al dictador Fulgencio Batista, no habrá en Cuba un Castro como cabeza visible del gobierno revolucionario, reseñó AFP. 

Movimientos guerrilleros de toda América Latina abrevaron de la ideología de Fidel Castro en los años 60 y 70. Más recientemente, la revolución cubana fue referencia para Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia o Rafael Correa en Ecuador. 

Y en estas seis décadas el modelo comunista cubano siempre estuvo presente en la discusión política latinoamericana. 

Jair Bolsonaro, un exmilitar partidario de la dictadura, derrotó al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) que gobernó por 12 años en Brasil y acabó marcado por millonarios escándalos de corrupción que llevaron a la cárcel a su emblemático fundador, el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva. 

Cuba y Venezuela estuvieron presentes de forma sistemática en el discurso preelectoral de Bolsonaro, para quien esos dos países sintetizan todo lo que no quiere para Brasil. 

Un grito de cambio
Expresidentes y analistas detectan un descontento más o menos generalizado con partidos y políticos de todas las ideologías, y cuando los ciudadanos votan, piden un cambio. 

"Andaría con más cuidado diciendo que hay un bandazo a la derecha" en América Latina, expresó el expresidente socialdemócrata de Chile Ricardo Lago. 

"Acá lo que hay es, en cierto modo, lo que hay en Europa: un desagrado con aquellos que están", añadió. Existe un "descontento con una situación en la que la ciudadanía está más consciente, exige. Con las redes sociales, hay una sensación de que la política es horizontal", reflexionó. 

El resultado: "La gente votó por lo opuesto. Lo que está ocurriendo con los nuevos populismos de derecha no es sino un hastío con los sectores socialdemócratas o demócratas cristianos que llevaban mucho tiempo en el poder", sostuvo Lagos, presidente entre 2000 y 2006. 

En Brasil "la gente no votó Bolsonaro, sino que votó en contra del PT y otros partidos que habían gobernado antes", mientras "en México se vota en contra del PRI, y quien aparece en contra es Andrés Manuel López Obrador, alguien de fuera del sistema", matizó. 

En igual sentido fue el análisis del dos veces presidente uruguayo Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000). "Bolsonaro no es una expresión de fe en su programa. Simplemente ha sido el catalizador de un rechazo a la corrupción política y a una inseguridad que cobró 63.000 muertos el año pasado en Brasil, más que los que perdió Estados Unidos en 10 años en Vietnam", dijo. 

"Sus primeros pasos son realistas, no se ajustan a muchos dichos preocupantes y abren una expectativa. Por ahora no hay más que eso, expectativa", concluyó en una declaración. 

Para Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano en Washington, "el tema de izquierda y derecha es secundario porque en el caso de Brasil en particular hubo un gran sentimiento anti-PT". 

"Fue un voto de protesta contra el PT pero también contra los otros partidos políticos" a los que los brasileños vieron como "responsables de la recesión" y del "auge de la corrupción". 

"Si es cierto o no es otra cosa, pero fue la percepción de muchos brasileños" sumada al "incremento de la violencia", y eso propició el "voto protesta contra el PT", resumió. 

"El hecho de que haya fracasado el experimento en Cuba y en Venezuela -no hay palabras para describir la magnitud del desastre en ese país- (...) incide en alguna forma, pero lo principal es simplemente una gran frustración y rabia con los partidos tradicionales y los políticos tradicionales", concluyó. 

El fracaso y el futuro de la "clase política" 
Shifter comparó la victoria de Bolsonaro en Brasil con la de Alberto Fujimori en Perú en 1990 y la de Chávez en Venezuela en 1998: la sensación del elector es que "la clase política ha fracasado... no ha conseguido resultados" y se produce un "rechazo a gobiernos que no cumplen sus compromisos". 

Los ciudadanos "están buscando alternativas", resumió. Para Shifter, mientras Cuba es hoy apenas una referencia histórica e ideológica, "Venezuela está mucho más presente por la crisis migratoria". 

"Mi sensación es que lo que tenemos es un cuadro políticamente distinto, porque la globalización conlleva ganadores y perdedores", expresó de su lado Lagos, para quien la política atraviesa un momento de cambio. 

"Creo que los gobernantes todavía estamos preparándonos para responder las preguntas que existían ayer, pero las nuevas condiciones nos cambian las preguntas, y nosotros tenemos las respuestas para las preguntas de antes", remató.
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