El puerto ucraniano de Mariupol en el mar de Azov teme una guerra con Rusia
El parlamento ucraniano aprobó el lunes la aplicación de la ley marcial en las regiones fronterizas del país por 30 días, en un contexto de fuertes tensiones con Rusia
Mariupol, Ucrania.- Con la mirada puesta en el mar de Azov, un joven soldado ucraniano está preocupado por la niebla que complicaría "la observación de los movimientos del enemigo".
Como muchos en Mariupol, se prepara para una posible guerra después de que Rusia capturara tres de sus navíos, explica AFP.
"Con la primera orden, estamos dispuestos a repeler una ofensiva o a defender nuestras posiciones. Los primeros serán los guardias fronterizos que controlan el mar y si sus posiciones son destruidas, nos tocará a nosotros", explica el joven que responde al nombre de guerra "Kit" ("ballena") y considera posible un ataque ruso por mar.
El domingo, enfrentamientos inéditos entre guardacostas rusos y tres navíos de la Marina ucraniana -dos buques y un remolcador- terminaron en sangre.
Los guardacostas hicieron uso de la fuerza para detener los barcos. El balance: los tres navíos fueron capturados, una veintena de marinos ucranianos acabaron prisioneros y hubo al menos tres heridos.
Desde entonces, "nos pusieron en alerta de combate y esperamos nuevas órdenes", añade "Kit", con la cara cubierta con un pasamontañas de color caqui.
El Berdiansk, el Nikopol y el remolcador Yani Kapu se dirigían a Mariupol, el puerto ucraniano más importante del mar de Azov.
Si el conflicto con Rusia continúa, esta ciudad estará en primera línea.
Mariupol ya conoció la guerra. Última gran ciudad del sureste de Ucrania bajo control de Kiev, fue ocupada brevemente por los separatistas prorrusos al inicio del conflicto en 2014, antes de ser reconquistada.
A principios de 2015, un bombardeo dejó 31 muertos y más de 100 heridos. La línea de frente sigue a una decena de kilómetros al este.
Los niños cavan trincheras
En Chervona, al suroeste de Mariupol, unas 60 personas refuerzan las líneas de defensa a lo largo del mar. Son miembros del centro Piligrim, que ayuda a los niños con dificultades.
También hay niños movilizados, que limpian las trincheras, cavan otras nuevas y refuerzan las protecciones.
"A unos cientos de metros, están nuestros hijos, familias, el centro de acogida de refugiados", explica Guennadi Mokhnenko, un pastor pentecostal conocido en la región y fundador del centro, que luce un crucifijo en metal y un parche de capellán militar en su traje de camuflaje.
"En caso de un ataque ruso por mar, estas trincheras se transformarán en línea de frente en minutos [...] y será posible luchar", añade este hombre de 50 años, que dice estar listo para combatir.
Antiguo alumno del centro, Bogdan Petlitksi, de 22 años, también está preparado para abandonar su profesión de bombero y unirse al ejército.
"Si hay un ataque, estoy dispuesto a tomar las armas para defender Ucrania y Mariupol", asegura.
Pero en esta ciudad sumamente dividida, no todos comparten su preocupación.
Es el caso de Mykola, de 52 años: "Incluso si los paracaidistas rusos llegan aquí, no significa que será malo. [...], no creo que pase nada grave", dice este obrero.
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