Espacio publicitario

Hace 100 años se silenciaron los cañones de la Gran Guerra

Esta guerra fue principalmente un gigantesco conflicto europeo, sin embargo recibe el calificativo de mundial al estar involucradas todas las grandes potencias industriales y militares de la época

  • LUISANA BURGOS

11/11/2018 05:30 am

Con la firma del Armisticio de Compiègne entre los Aliados y el disuelto Imperio Alemán culminó la Primera Guerra Mundial el 11 de noviembre de 1918 (11:00 am del día 11 del mes 11).

Esta guerra fue principalmente un gigantesco conflicto europeo. Sin embargo recibe el calificativo de mundial al estar involucradas todas las grandes potencias industriales y militares divididas en dos alianzas: los Aliados (Francia, Reino Unido y Rusia), y las Potencias Centrales (el Imperio alemán y Austria-Hungría).

A medida que el conflicto avanzaba ambas bloques sufrieron cambios y diferentes naciones ingresaron a uno u otro bando: Italia, el Imperio del Japón y Estados Unidos se unieron a los Aliados, y el mientras el Imperio otomano y el Reino de Bulgaria se unieron a las Potencias Centrales.



Debido a la fuerza de los imperios, el conflicto alcanzó todos los continentes: los dominios británicos se movilizaron, el África colonial fue escenario de combates, así como Asia, donde Japón conquistó las posesiones alemanas a partir de agosto de 1914.

La guerra dejó millones de muertos en los frentes europeos: Rusia, los Balcanes, Italia. Pero el fin se decidió en el frente occidental, en Francia y en Bélgica, donde fueron las batallas más sangrientas.

Antecedentes e Inicio

El detonante del conflicto se produjo el 28 de junio de 1914 en Sarajevo con el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, a manos de Gavrilo Princip, un joven nacionalista serbio.



Este suceso desató una crisis diplomática cuando Austria-Hungría dio un ultimátum al Reino de Serbia y se invocaron las distintas alianzas internacionales forjadas a lo largo de las décadas anteriores.

En pocas semanas, todas las grandes potencias europeas estaban en guerra y el conflicto se extendió rápidamente.

Una imposible victoria rápida

El inicio de los combates fue atronador. En agosto de 1914, los franceses intentaron en vano abrirse paso entre las fuerzas alemanas en la región de Lorena, mientras el ejército germano atravesaba con éxito Bélgica, antes de castigar a las tropas francesas y dirigirse hacia un París abandonado por sus habitantes y el Gobierno, que se instaló en Burdeos a comienzos de septiembre.

La tierra se llenó de sangre: 27.000 soldados franceses murieron el sábado 22 de agosto, el día más mortífero de toda la historia del ejército francés.

Sin embargo, en septiembre, durante la batalla del Marne, un enorme enfrentamiento frontal que dejó medio millón de muertos, Joseph Joffre bloqueó a las tropas de Helmut von Moltke antes de expulsarlas hacia el norte.

Sin esa batalla, famosa porque el ejército francés requisó taxis parisinos para llevar refuerzos al frente, la guerra podría haber terminado en unas semanas con una victoria alemana.



A partir de entonces, la violencia de los bombardeos obligó a los combatientes a ocultarse en trincheras, y el conflicto se convirtió en una guerra de desgaste. Ningún estratega había anticipado ese escenario, y los intentos de avances de ambos bandos, calificados a veces de "matanzas" o "carnicerías", no dieron ningún resultado real antes de 1918. 

Movimiento al este

En el frente oriental, menos poblado, la situación fue totalmente distinta. Era imposible cavar trincheras en espacios tan extensos, y por tanto fue una guerra de movimiento de fuerzas y de armas.

A partir de 1914, los otomanos, aliados de Alemania, cerraron los estrechos para aislar a Rusia. Moscú lanzó inmediatamente una gran ofensiva contra Prusia Oriental, que se saldó con dos duras derrotas en septiembre, en Tannenberg y en los lagos Masurianos.

Para el Imperio de los zares, que pronto iba a ser derrocado por una revolución, comenzó un largo retroceso hacia el este que terminó con el humillante tratado de Brest-Litovsk, firmado en marzo de 1918 por el nuevo gobierno bolchevique con los imperios centrales. La nueva Rusia perdió entonces sus territorios occidentales y más del 30% de su población.



En el lado oeste, el año 1915 estuvo marcado por las grandes y vanas ofensivas del ejército de Francia en el este del país. Los soldados sufrieron las consecuencias de la guerra moderna, en la que las ametralladoras y la artillería no dejaban ninguna opción a los asaltos de la infantería.

Los alemanes utilizaron el gas de combate en la ciudad belga de Ypres, una novedad que suscitó una gran indignación mundial.

Desastre en los Dardanelos

El mismo año, la ofensiva naval y terrestre de los Dardanelos con la que los Aliados querían despejar los estrechos dio lugar a una humillante derrota ante el Imperio otomano. Aquella operación fue una experiencia iniciática para muchos jóvenes australianos y neozelandeses cuya identidad nacional se forjó en parte en esos combates desesperados.

Los rusos detuvieron sin embargo a los otomanos en el Cáucaso y en Armenia. A raíz de esa batalla, cientos de miles de armenios fueron masacrados por los otomanos, que los acusaban de apoyar al enemigo ruso.



Las fuerzas navales británicas y alemanas se enfrentaron en el mar del Norte. Alemania, que quería imponer un bloqueo marítimo como respuesta al bloqueo que sufría, lanzó en 1915 una despiadada guerra submarina. Una decisión estratégica poco acertada que acabó incitando a los estadounidenses, indignados por el torpedeo alemán de barcos neutros o que transportaban a civiles estadounidenses, como el "Lusitania", a entrar en guerra.

Verdún, el símbolo

En febrero de 1916 los alemanes lanzaron una enorme ofensiva, pero los franceses resistieron. La batalla de Verdún, cumbre de la guerra de trincheras, sigue siendo el símbolo del conflicto, debido a la violencia de unos combates encarnizados que dejaron cerca de 800.000 muertos y heridos de ambos bandos.



En julio, las fuerzas británicas emprendieron la ofensiva del Somme, la mayor batalla de la guerra, que causó 1,2 millones de víctimas. Pero, una vez más, el avance decisivo que esperaban los estrategas no tuvo lugar, y el enfrentamiento marcó profundamente a los británicos y a los alemanes.

En Oriente Próximo, los británicos, que habían alternado hasta el momento las victorias y los fracasos militares, provocaron la revuelta de los árabes, a los que prometieron la independencia frente a la dominación otomana. Un episodio en el que tuvo un papel destacado Lawrence de Arabia.

Pero en el mismo momento, Londres y París ya se repartían de antemano la región con los acuerdos Sykes-Picot, firmados en marzo.

El cambio decisivo de 1917

La entrada en la guerra de Estados Unidos en 1917 comenzó a marcar la diferencia, pero también fue el año de las últimas grandes batallas, tan mortíferas como inútiles. El fracaso de la ofensiva de Nivelle en el Camino de las Damas en abril y mayo de 1917 provocó motines en el ejército francés y una revisión de la estrategia militar aliada.

En octubre, las fuerzas italianas vivieron un desastre en Caporetto, donde dejaron 300.000 prisioneros en manos de los austroalemanes. Pero estos, agotados y faltos de hombres y de material, no pudieron aprovechar ese éxito.



A finales de 1917, la guerra se aceleró al sur: el general británico Edmund Allenby entró en Jerusalén, después de que Reino Unido se declarara a favor del establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, contradiciendo las promesas hechas a los árabes.

En el frente occidental, Alemania, que se había librado de Rusia en el este, echó el resto para lograr la victoria frente a los Aliados antes de la llegada de los refuerzos estadounidenses. Su ejército consiguió al fin franquear las líneas enemigas en la primavera de 1918 y se volvió a acercar a París, que sufrió bombardeos.

El hundimiento alemán

Pero los Aliados, dirigidos por el general Ferdinand Foch, volvieron a frenar a las exhaustas fuerzas alemanes en el Marne, y estas, que parecían estar cerca de la victoria, se hundieron durante el verano ante las contraofensivas aliadas y se replegaron hacia las fronteras.

Entretanto, el Imperio austro-húngaro, Bulgaria y los otomanos sufrieron derrotas aplastantes que los obligaron a capitular.



El 11 de noviembre de 1918, el armisticio firmado en Rethondes por los alemanes sella la victoria de los Aliados. En Francia y Reino Unido, agotados por años de guerra, la muchedumbre muestra su alegría en las calles. Pero en países como Polonia, Turquía o Rusia, amenazados por la guerra civil, habrá que esperar años de sangrientos conflictos regionales para que termine realmente la Gran Guerra.

Las sanciones impuestas a Alemania generaron 20 años después la Segunda Guerra Mundial.
Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario