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El presidente Martin Vizcarra seduce a los peruanos al enfrentar al Congreso

En el último mes su aprobación subió 16 puntos llegando a 61%, según la firma Ipsos, pero caminar sobre la cornisa de los sondeos implica riesgos, advierten analistas

  • AFP

17/10/2018 05:30 am

Lima.- El presidente de Perú, Martín Vizcarra, ha seducido a sus compatriotas en base a una tensión constante con el Congreso dominado por la oposición fujimorista, un frente de batalla que ahora se trasladará a un referendo convocado para el 9 de diciembre. 

 El político casi desconocido que asumió las riendas de Perú hace siete meses ahora disfruta de una agradable luna de miel con la ciudadanía: en el último mes su aprobación subió 16 puntos llegando a 61%, según la firma Ipsos, pero caminar sobre la cornisa de los sondeos implica riesgos, advierten analistas, informó AFP.

 "El Perú es de titanes; hoy puedes tener a la gente a tu favor y mañana puedes estar en picada", dice el analista político Fernando Tuesta. El romance entre Vizcarra y el pueblo peruano deriva de "una novedad: un presidente que se engancha (con la gente), que tiene su única bomba de oxígeno en la tensión con la que maneja su relación con el Congreso, al que se enfrenta con firmeza", explica.

 La popularidad de este ingeniero de 55 años llama la atención porque carece de partido político y de bancada parlamentaria propia. Se explica, en parte, por el desprestigio del Congreso. 

La desaprobación al legislativo supera el 80%, según sondeos. Su imagen se ha venido fortaleciendo mientras el poderoso partido fujimorista, la mayor fuerza política del país, se ha sumido en líos judiciales y familiares que lo han debilitado. 

 Esta debilidad ha impedido al partido que lidera Keiko Fujimori arremeter contra Vizcarra, como lo hizo con su antecesor Pedro Pablo Kuczynski, a quien mantuvo contra las cuerdas durante los 20 meses de su fugaz mandato hasta que lo forzó a renunciar en marzo pasado. 



 Pero ahora es el clan Fujimori el que está arrinconado, no el presidente peruano. La hija mayor del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) está detenida desde hace seis días por una investigación de la fiscalía por presuntos aportes ilegales de la constructora brasileña Odebrecht a su campaña electoral en 2011. 

 Además, la justicia ordenó hace 13 días el regreso a prisión del expresidente Fujimori, de 80 años, al anular el indulto que Kuczynski le había concedido en diciembre.

 El exgobernante permanece ahora internado en una clínica en calidad de detenido. Sin embargo, es incierto que vuelva a la cárcel porque el Congreso aprobó velozmente un proyecto de ley, hecho a su medida, que le permite conseguir prisión domiciliaria. 

"Ni populista ni radical" 

 En un país polarizado entre fujimoristas y antifujimoristas la situación de Alberto y Keiko Fujimori causan controversia, lo que por ahora favorece a Vizcarra. 

 El mandatario "está demostrando que no se necesita ser ni populista ni radical para tener altos niveles de aprobación o de popularidad", precisó  el analista político Juan Carlos Tafur. 

 Pero "la única manera en que puede mantener sus niveles de popularidad pasa por mantener en permanente tensión su relación con el Congreso y mantener una dinámica de reformas" políticas, advierte. 

 Vizcarra cohabitó pacíficamente con Keiko al comienzo de su mandato, pero rompió la tregua en julio al lanzar una propuesta de reformar el Congreso y el Poder Judicial para combatir la corrupción, uno de los grandes males del país. 




 Su propuesta de reformas constitucionales, que debe ser ratificada en el referendo del 9 de diciembre, marcó el despegue de su popularidad y desató las iras del fujimorismo, que no pudo frenarlas.

 "Vizcarra sintoniza y dialoga con la gente, propone soluciones directas, eso le ha dado una popularidad muy significativa", dice el analista político Juan de la Puente.

 Incluso hace un mes Vizcarra amenazó con disolver el Congreso y convocar a nuevos comicios legislativos si la oposición no daba luz verde a sus reformas.

El fujimorismo aprobó a regañadientes las reformas constitucionales para evitar nuevos comicios, en los que pondría en riesgo su holgada mayoría parlamentaria. 

 Las reformas piden la regulación del financiamiento de los partidos, cambios en el sistema judicial, prohibición de reelección de legisladores y restitución de la bicameralidad del Congreso. 

 Pero la semana pasada Vizcarra dio un giro y llamó a votar "no" a la bicameralidad, argumentando que el Congreso ha "desnaturalizado" su proyecto original al introducirle una enmienda que priva al presidente de su facultad para disolver el parlamento. 

 Este giro le valió a Vizcarra el reproche del ultraconservador cardenal Juan Luis Cipriani, quien afirmó que "hay una estrategia para cerrar el Congreso".  
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