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Las tres claves de Surcorea para el desarrollo interno

La República de Corea pasó en un período de 40 años de ser receptor de ayuda internacional a ser proveedor de asistencia a países en desarrollo.

  • MARIÁNGELA LANDO BIORD

13/08/2018 05:30 am

Seúl.- Al finalizar la Guerra de Corea, en 1953, Surcorea era un país devastado, sin infraestructuras, sin producción, sin recursos naturales, hambriento y endeudado. El ingreso per cápita era de 63 dólares anuales y las perspectivas de mejoría eran nulas.

Entre 1950 y 1953 la guerra afectó a toda la península. Durante los tres años que duró el conflicto la mayoría de las ciudades quedaron destruidas. Por la guerra hubo dos millones de bajas y cuatro millones de desaparecidos. Hubo unas 70.000 personas separadas por la guerra a ambos lados de la frontera intercoreana.

Menos de 40 años mas tarde, en 1992, esa misma Surcorea había devuelto toda la ayuda recibida tras la guerra fratricida que terminó en la división de la península coreana por el paralelo 38, aumentado el ingreso per cápita a 8.000 dólares y levantado una industria que competía con las producciones de Estados Unidos, Japón y la Unión Europa en sectores como el tecnológico y el automotriz.

Seounghun Kang, del departamento de América Latina de la Agencia Coreana de Cooperación Internacional (Koica), explica que la recuperación económica de Surcorea, conocida como el “milagro del río Han”, se basa en tres principios básicos: Plan de desarrollo nacional gubernamental, Asistencia a la comunidad internacional y Voluntad del pueblo para la construcción de un mejor país. 



El milagro del río Han

“El ingreso per cápita de los habitantes de Corea del Sur era de solo $63 en 1950 y en los sesenta aumentó mil dólares. Ahora es de casi 30.000 dólares al año”, destaca. “Cuando la guerra terminó estábamos en quiebra, pero nosotros superamos las dificultades de la guerra y logramos el desarrollo económico en los últimos 65 años”, acota.

“Coincidieron al mismo tiempo estrategias como el desarrollo económico a través de la industrialización, estrategia de desarrollo con estímulo de capital extranjero, préstamos y ayudas no reembolsables, compromiso de desarrollo y estrategias dirigidas gubernamentalmente y economía de mercado con implementación gubernamental de mayor inversión privada”, señala.

“Corea del Sur recibió una asistencia económica de la comunidad internacional por 12,4 mil millones de dólares de Estados Unidos, Japón, ONG y entes internacionales entre 1953 y 1995, 44 años. Para 1995 ya Corea había devuelto todos los préstamos recibidos, excepto el del Banco Mundial. Pero sin el esfuerzo del pueblo surcoreano nada de esto habría sido posible. Fue el esfuerzo del pueblo coreano el que logró a fin de cuentas el ‘milagro del río Han’”, agrega.

“En menos de 45 años Corea del Sur pasó de ser recipiente de ayudas internacionales a ser prestador de ayudas internacionales. Devolvió los 12,4 mil millones de dólares que recibió de Estados Unidos, Japón, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Noruega y Suecia”, menciona Kang.

“Corea no tiene riquezas naturales. No tiene petróleo, ni hierro, ni aluminio, ni oro. Solo tenemos educación, ese es nuestro único recurso”, señala. 



Ayuda a terceros

Ahora Surcorea está dando ayuda a terceros países. Busca promover una relación amigable, cooperativa y de mutuo intercambio a través del apoyo para el desarrollo económico y social de países en desarrollo, sirviendo como plataforma de cooperación para el desarrollo y contribuyendo al cumplimiento de objetivos de desarrollo sustentable. Koica existe desde 1992 como ente.

La Agencia Coreana de Cooperación Internacional es la encargada de implementar programas de subvenciones y cooperación técnica para los países en desarrollo impulsados por el Gobierno de Corea. Opera en gran número de países a través de varios esquemas de cooperación.

Tiene 44 oficinas a nivel mundial. En Latinoamérica Koica cuenta con agencias y suministra ayuda a Guatemala, Ecuador, El Salvador, República Dominicana, Paraguay, Perú, Colombia y Bolivia.

“La ayuda entregada pasó de 396 millones en 2011 a 562 millones de dólares en 2016, 60 millones para América Latina y el caribe (10,7% del total), siendo de Asia y África los mayores receptores de ayuda, sobre todo para áreas como educación, investigación, capacitación, asistencia humanitaria, intercambio de experiencias de desarrollo”, destaca Kang.

En el área educativa promueve y ayudan a la educación inclusiva, saludable y de calidad, con capacitación y tecnología para el trabajo. En salud hacen hincapié en el agua, la atención materno-infantil y la prevención de enfermedades. En el área gobernanza buscan formar a los líderes del presente y del futuro, dándoles responsabilidad política. En agricultura y desarrollo rural persiguen el logro del “hambre cero” con producción sostenible y ampliación de acceso a los mercados. En tecnología impulsan la investigación y la promoción. En el renglón de cambio climático quieren crear conciencia sobre el riesgo del calentamiento global, las emisiones de gases de efecto invernadero. Sobre igualdad de género impulsan la lucha contra la pobreza, la educación de calidad, el acceso a la salud y al trabajo y el fortalecimiento de las instituciones democráticas. 



Menos asistencia a Latinoamérica

“La ayuda de Koica a Latinoamérica y el Caribe ha disminuido ligeramente en los últimos años porque la pobreza en el área se ha reducido de 49% a 31% en un período de 20 años. Aseguran en Koica que la tendencia internacional es a concentrarse en países menos desarrollados y de bajos ingresos, pero América Latina y El Caribe se encuentran entre los países con ingresos medios o altos, a excepción de Haití”, aclara Kong.

“En Koica observamos con atención las políticas proteccionistas de Donald Trump en Estados Unidos. Tememos cambios en vista de que 69 mil millones de dólares que ingresaron a América Latina en 2016 fueron desde Estados Unidos remesas. Observamos con atención a México, Guatemala, El Salvador, que podrían verse afectados por la aplicación de medidas regulatorias de EEUU”, destaca.

“También tememos que organismos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo reduzcan sus ayudas a temas como el cambio climático a causa de las políticas de Trump en ese tópico”, dice.

Crecimiento sostenible

La próxima etapa de ayudas para América Latina estará dirigida al desarrollo y al crecimiento sostenible, que es a donde apunta también la Unión Europea. “Las inversiones en asistencia técnica suman un 80% del total de las ayudas financieras. Especialmente en países como Perú y Colombia, la tendencia de estas ayudas está cambiando y se enfocan hacia la pequeña y mediana empresa y actividades de exportación”, menciona.

Ahora en Koica buscan cooperación con organismos internacionales como Mercosur, Caricom, Sica, aprovechando historia, idioma y cultura comunes.

“A pesar de la disminución de la pobreza, vemos un aumento de la delincuencia y de la inseguridad ciudadana a causa de la presencia de narcotráfico y delincuencia organizada como las Maras en Latinoamérica, afectada por la mala infraestructura urbanística, de las redes de electricidad, agua, telefonía, salud, sanidad y mala preparación para enfrentar los desastres naturales”, destaca.

Aunque la ayuda ha disminuido para Latinoamérica, se basa en la premisa de apoyar el logro de los objetivos de desarrollo sostenible a través del desarrollo inclusivo y el crecimiento económico en América Latina y el Caribe. 



Auxilio específico

Quieren promover el crecimiento económico mejorando la gobernanza económica y la infraestructura industrial y el desarrollo inclusivo a través de una educación y capacitación laboral de calidad, así como garantizar una vida digna a través del suministro de agua potable y la mejora del sistema médico y desarrolla una sociedad pacífica y segura respondiendo a los problemas globales.

La asistencia a 31 países de las Américas ha sido de unos 50 millones de dólares anuales en promedio desde 2013, sobre todo para salud y energía, educación y gobernanza. Perú, Paraguay, Colombia, Bolivia y Ecuador han sido los principales receptores de ayuda entre 2011 y 2016.

“Actualmente no tenemos un plan para trabajar con Venezuela. Este es un dilema de nuestro proyecto de actividades, porque cuando se selecciona a los países se toma en cuenta el nivel económico, y estadísticamente el nivel de Venezuela es muy bueno, aunque en realidad haya crisis interna. Sabemos que ya el pueblo venezolano necesita cooperación, pues el dinero del gobierno no le está llegando a la gente, enfatiza Kang. 
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