Sergio Fajardo, y Humberto de la Calle, tercero y quinto respectivamente en la primera vuelta, se negaron a apoyar a algún candidato para el balotaje, y decidieron votar en blanco. Las últimas encuestas mostraron que al menos el 13% de los colombianos se guiará por esta misma tendencia.
En Colombia, el voto en blanco tiene valor político y jurídico, según el artículo 258 de su Constitución, pero sólo para la primera vuelta, dado que si esta opción sobrepasa la mitad más uno de los sufragios en elección inicial, deberá repetirse la votación una sola vez, y ninguno de los candidatos en competencia podrá volver a postularse en esa contienda.
Para la segunda vuelta, en cambio, "todo está diseñado para que haya algún ganador sin importar el número de votos alcanzados" aclaró el analista colombiano Carlos Enrique Guzmán.
En este caso, "el voto en blanco no tendrá implicaciones políticas, pero sí jurídicas, porque cuenta como voto válido, y simbólicas pero poco efectivas, eficaces", acotó.
El sistema electoral colombiano plantea que la segunda vuelta será necesaria si ninguno de los candidatos en competencia obtiene la mayoría absoluta de los sufragios (50% mas un voto). El 27 de mayo Iván Duque obtuvo 39,15% de votos y Gustavo Petro 25,9%, lo que les dio el boleto directo a una segunda oportunidad a ambos.
Gúzman coincide con algunos analistas en que votar en blanco implica “un voto más hacia la continuidad”, contrario a él, otros especialistas convienen, en que los votantes en blanco se convertirán en “la nueva oposición”.
masalazar@eluniversal.com
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