Solo hace falta un vuelo de 35 minutos para abstraerse del caos caraqueño e internarse en la Venezuela insular.
Las preocupaciones citadinas quedan atrás desde el momento en que el avión cruza la barrera de arrecife de coral, franja que desde las alturas se dibuja como una frontera divisoria entre el mar y las tranquilas aguas claras y turquesas de Los Roques. Desde las nubes parece que este archipiélago lo hubiesen pintado a mano con acuarelas, logrando un degradé de tonos que van desde el azul intenso hasta el verde claro.

EL VUELO
"Estamos llegando, sírvanse de hacer uso de sus teléfonos para fotografiar y hacer videos, ya que no interfiere con nuestro vuelo", indica el piloto a través de su sistema de comunicación con la cabina de pasajeros. Enseguida todos comienzan a sacar sus celulares y a acercarse a las ventanillas, para guardar una imagen que les recuerde aquel momento entre mágico y sublime. Subir esas capturas a las redes sociales quedará para luego porque, como si fuese una confabulación para una desconexión total, las líneas celulares no funcionan en Los Roques (Solo Movilnet opera y con limitaciones).

LA LLEGADA
Se aterriza al borde del mar, en un aeropuerto pequeñito que sirve al Gran Roque -la más grande de las islas de este archipiélago y la única poblada- El personal de la posada le estará esperando al pie de la escalera de desembarque, para hacerse cargo del equipaje y guiarlos a su hospedaje. La estructura del aeropuerto es nueva, e incluye una zona de revisión de documentos por parte del SAIME, una taquilla para el pago de 5$ por persona (por concepto de entrada al parque Nacional), y una máquina de revisión de equipaje para la salida; así que no intente llevarse los caracoles, ni conchas de mar.

POSADA GALÁPAGOS
Este hospedaje es de por sí un destino y una atracción, parte de los atractivos que ofrece la Isla de Gran Roque. A la llegada a la posada son recibidos por Paola, propietaria y gerente del lugar, quien da la bienvenida a cada huésped para que se sientan consentidos como en casa. Sonrisas y jugo de tamarindo es lo primero que se ofrece al cruzar la puerta; desde ese momento sientes que estás en otra Venezuela. 

Galápagos es un alojamiento que cuida todos los detalles. Aquí todo es bonito y bien pensado para el disfrute y confort del visitante: Pisos de madera, muebles que invitan a sentarse, hamacas, jardines con grama artificial, una enorme barra en la terraza trasera, un salón con full aire acondicionado para comer con gusto, y las habitaciones con todo lo que un acomodamiento de lujo en el Caribe debe ofrecer; desde nevera hasta agua caliente.
Antes de su llegada ya aquí le tienen todo organizado para que disfruten de unos días de relajación plena. La cava está lista con el almuerzo: Sandwich y pasta fría con atùn, con todo el sazón y preparación de una buena cocina- junto a los snacks, el agua, refresco, y bastante hielo. La lancha está coordinada para llevarlos a uno de los cayos cercanos. 

LA ISLA
Aunque el atractivo principal de Los Roques suelen ser las playas cristalinas y las arenas blancas de los más de 40 cayos que conforman la zona, una de las cosas más bonitas es el propio Gran Roque, sin duda de los pueblos playeros más hermosos y tranquilos del país. Las preocupaciones acá son atender al turista y que el viento sea favorable para una buena pesca. Ni la lluvia los perturba, porque en esta zona es momentánea y breve. 

Los caminos de tierra arenosa y el faro holandés en lo alto del cerro tienen su encanto. Pero son las casas coloridas las que le dan ese toque especial al pueblo, más aún con el juego de luz y sombra que se forma con el sol intenso que arrecia en Los Roques. Así, entre fachadas y poses para las fotos, se llega al lugar de donde salen las lanchas de los pescadores, un paisaje que invita a admirarlo por largo rato. El vaivén de los peñeros en las aguas turquesas, el sonido del rompeolas, los pelícanos descansando, y los bulliciosos guanaguanares (como llaman los pescadores venezolanos a una especie de gaviota de cuerpo blanco, cabeza negra y alas grises) que abundan en nuestras costas.

LA IGLESIA
Justo a metros de la orilla del mar se encuentra la iglesia de Los Roques. Es una capilla pequeña pero vistosa, pintada de un impoluto color blanco, que con el reflejo del sol la hacen lucir llamativa y resplandeciente. Como es habitual en las costas venezolanas en este templo se venera a la virgen del Valle, cuya esfinge se esculpe en la escalera de la entrada, mientras que su figura en yeso reposa sobre la puerta principal y en el altar. Un lugar ideal para agradecer por la dicha de estar ahí y por los majestuosos paisajes que regala Venezuela.

EN LANCHA
Desde el muelle, al lado del aeropuerto, parte la lancha que nos traslada a los cayos. Los más cercanos son Francisquí y Madrisquí. El primero es de aguas muy bajas, se puede caminar por metros sin sumergirse, las arenas coralinas y las aguas azul verdosas son un deleite visual. Se hace snorckel en una especie de laguna natural dónde si se sumergen profundamente tocan una estatua enorme de la virgen del Valle que reposa en el fondo. En Madrisquí el agua es apenas un poco más profunda, ideal para un buen chapuzón; también es la playa para alimentar a las gaviotas, que se acercan volando para que les den comida "de a piquito".

PARA DESCANSAR
Por la noche Posada Galápagos tiene otra vibra. Las luces de la terraza se encienden, las mesas se visten de mantel para ofrecer una cena a 3 tiempos: con entrada, plato fuerte y postre. Hay Dj y hasta se canta karaoke. Luego a dormir en una cama grande y sabrosa, para levantarse antes de las 8:00 am y disfrutar un desayuno de lujo: panquecas con nutella, mermelada, miel, y maple, café moka y jugos naturales. Estamos listos para ir por más lanchas, playa, sol y arena ¡Así son los días en Gran Roque! 

En Instagram puede pedir información y reservar el hospedaje @PosadaGalapagosLosRoques y del boleto aéreo a través de @Sinsajo.P
@gabrielbalbas