El acceso a este maravilloso regalo de la naturaleza es posible por tres vías, la selva, una caminería de concreto y vía acuática. Por lo tanto, es posible vivir una experiencia renovada en cada recorrido. Quizás por eso muchos la definen como un lugar energético y de mucha tranquilidad fabuloso.
La extensión del área cubre unas 160 hectáreas y está exactamente a cinco kilómetros antes de la confluencia con el Río Orinoco. Lo conforma una porción de islas y saltos inferiores que se comunican entre sí por caminerías de piedra y senderos naturales densamente arbolados (típica descripción del clima de selva) con araguaneyes, samanes, apamates, caobas, robles, ceibas, arboladas de mangos, el indio desnudo y orquídeas con más de 857 variedades.

En el trayecto puede apreciarse la central Hidroeléctrica de Macagua y quienes tienen la experiencia de recorrerlo enloquecen con el Teatro de Piedra pues permite disfrutar el ingenio del hombre y la unión equilibrada con el medio ambiente.
Y es que eso no solo queda allí, el teatro además de activar la vida cultural rodeada de la naturaleza alberga grupos que hacen yoga, bailo terapia y acro telas, ese arte en el que suspendido con telas en los árboles realizan figuras y movimientos del pole dance, así como de la lira. Asimismo, La Llovizna ha sido el escenario de bodas y sesiones de fotos que aprovechando los encantos de este paisaje excepcional en medio de la agitada urbe es magnífico para conservar recuerdos.

La fauna del parque también hace de las suyas y es incontable enumerar la cantidad de aves, peces e insectos que rodean el parque junto a monos, chigúires y perezas de dos dedos que comparten con uno todo el recorrido que inició proyectos en 1956 con la construcción del Complejo Hidroeléctrico Macagua I. De hecho, se cuenta que las caminerías actuales se realizaron con piedras resultantes de los trabajos para construir la represa. 

En definitiva, el parque es una experiencia única para cualquier tipo de público, familias, parejas, runners, aventureros, deportistas, curiosos, estudiantes, etc. Eso sí, requiere de precauciones tales como vestir ropa y zapatos deportivos para el trayecto de una duración promedio estimada en 25 a 30 minutos. Quizás hasta un cambio de ropa por la proximidad que existe con el agua.
En los climas de selva el sol es inclemente, sumado a la humedad por lo que el protector solar es necesario sobre todo si se va con niños pequeños. A pesar de la existencia de una fuente de soda, llevar consigo agua y snacks para picar es un deber de todo aventurero. Claro está, en el camino siempre hay alguien con una cava de refrescantes helados esperando para calmar la sed.

Los caminos sobre los puentes colgantes son bastantes seguros. En ocasiones puede haber vegetación que parece impedir el paso, pero no es de cuidado. 

Hay que tomar previsiones en cuanto a que el parque es de acceso abierto a todo el público y el personal a resguardo es mínimo.
La Llovizna junto a Loefling, Cachamay y Punta Vista conforman un circuito de parques en Ciudad Guayana.

El parque cuenta con fuente de soda o más bien kioscos de madera con punto de venta y diversas formas de pago, bancos para el descanso, servicios sanitarios y estacionamiento.  Abre de martes a domingo desde muy temprano, a las 6:00 am y hasta las 4:00 pm.

En este maravillosos parque se encuentra un mercado artesanal que ameniza la salida y llegada de un recorrido por el parque en tren y a través de botes.