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Ojos sobre la ciudad

Tesoros de la costa

Poblaciones del litoral central enamoran al visitante con atributos que van desde la montaña hasta Ríos y playas paradisíacas

  • CLAUDIA HERNÁNDEZ

25/08/2019 06:00 am


Verdes y tupidas montañas bañadas por las cálidas aguas del Mar Caribe forman la región del litoral varguense. Al pasar Los Caracas con dirección a Caruao la angosta carretera bordea la costa mostrándole al viajero impresionantes vistas del inmenso mar azul, que contrasta con el verdor y de gigantescas rocas en la orilla de las playas que parecieran testigos inmóviles que dan certeza de la belleza natural de nuestra Venezuela. Cada una de las poblaciones emerge cual tesoro, con sus propias esencias y atributos que atraen al visitante. Al pasar la ciudad turística de Los Caracas llegamos a una pequeña población donde los árboles acobijan la vía, Osma. A medida que recorríamos la vía, cruzamos angostos puentes sobre pequeños riachuelos y así llegamos a otra hermosa población con sus casas de colores, Oritapo. 

Seguimos disfrutando de la espectacular vista que se asomaba de vez en cuando por la carretera, para llegar a Todasana, con su famosa Playa Larga. En su plaza disfrutamos de las mejores empanadas de raya que he probado, en Asabel, donde mantuvimos una amena conversación con sus propietarios. Bajando una de las lomas avistamos La Sabana, hogar de reconocidos grande ligas venezolanos, una bella población con muchas casitas blancas y una capillita donde se venera a la Virgen del Valle. Una de las mejores excursiones de esta zona es a playa Paraíso, que le hace honor a su nombre. Al llegar a Caruao caminamos en la orilla de la playa hasta llegar a la desembocadura de un río que se encuentra con el mar, donde los visitantes se aplican su barro. Además de recorrer sus angostas calles, visitar su plaza Bolívar y su pintoresca iglesia, también les recomiendo conocer el famoso Pozo del Cura, con su cascada.   

Aloe spa, un oasis en el caribe

No hay nada mejor para desestresarse que desconectarse de las tecnologías, respirar aire puro, relajarse con el sonido de las olas del mar, mientras se disfruta de una hermosa vista al horizonte, un ritual que pueden encontrar en las más de tres hectáreas de la posada Aloe Spa. Entre La Sabana y Caruao se encuentra este oasis. Su trato personalizado, el contacto con la naturaleza, la excelente comida y sus tratamientos de relajación como los masajes y la práctica de yoga hacen la diferencia. Lo que comenzó como uno de los tantos sueños de la artista plástica Beatriz Blanco (autora de la obra El Caleidoscopio), se convirtió en realidad en estas verdes lomas. Después de recorrer el mundo exponiendo su arte y enseñando sus técnicas en reconocidas escuelas internacionales como Parson's School of Design de Nueva York, Beatriz y su esposo se retiraron hace más de treinta años, en Caruao, para ofrecer a los venezolanos un espacio donde disfrutar de la naturaleza, nutrir el espíritu y consentir el cuerpo. "Decidimos escoger este hermoso lugar para descansar y pensamos en compartir este paraíso con los demás, creando un concepto diferente en relación al alojamiento, brindando otras alternativas que ofrecieran bienestar", expresó Blanco. 

La actual gerencia de Aloe Spa decidió reinventarse conectando sus espacios naturales con actividades como la práctica de senderismo, la siembra de plantas frutales y hortalizas para que el cliente las escoja directamente para su consumo y la terapia del chocolate. Para su director de medios, el periodista, Raúl Tortoza, en Aloe Spa la naturaleza es su principal atractivo. "Tener la montaña y el mar muy cerca en un espacio acondicionado para ofrecer alojamiento y una atención VIP en medio de una pequeña selva tropical, es nuestra fortaleza. Es un spa relacionado de manera directa con la vegetación, la naturaleza, los animales, donde se consiente al cuerpo y al espíritu. Es un oasis dentro de la selva del Litoral Central". 

La posada tiene capacidad para 10 personas, en tres habitaciones matrimoniales y otra con cinco camas, todas con aire acondicionado. A pocos metros del salón principal, descendiendo por la cumbre, está una hermosa playa de poco oleaje, prácticamente privada para los huéspedes de Aloe Spa. Y para aliviar el estrés no hay nada mejor que un masaje relajante como el que me dio la terapeuta Sandra Landaeta, en medio de un ambiente abierto donde disfruté del contacto con los pájaros, las flores y los árboles frutales. 

Gourmet con sabor a mar 

Visitar la costa es sinónimo de degustar de las delicias del mar y en Aloe Spa la gastronomía es parte de la labor de consentir al cuerpo. "Nuestra idea es acompañar la nobleza del pescado con algunos contornos que lo reivindiquen", indicó Tortoza Su chef, el abogado Jesús Montilla, nos cautivó con exquisiteces durante nuestra estancia, como una crema de auyama con jugo de naranja y menta; una rueda de carite condimentada con orégano y aceite de oliva, sobre una cama de ensalada de remolacha, zanahoria y menta con yogurt griego, acompañada de tostones de topocho y una crema de aguacate y ají dulce.

Durante la cena nos presentaron una picada con una variedad de 10 platos, entre los que estaban, blinis de harina con jengibre y canela acompañados de pez espada ahumado tipo carpaccio, con un topping de antipasto de berenjena. Un paté de pato con higo, con una reducción de mora con cebolla morada. Las comidas siempre estuvieron acompañadas de vino blanco y tinto. Disfrutar de la impactante naturaleza de Vargas en conexión con un trato personalizado fue la experiencia en Aloe Spa.



@clauidaher_1
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