Esa, después de dos días disfrutando de un itinerario de lujo, comprendí que fue la razón que unió a Paola Aguilar y Jhonny Ayoub para subir a doce comunicadores en un avión para mostrarles las bondades del archipiélago a través del confort, pero también la humanización de los espacios. Ella gerencia desde hace más de diez años la posada más grande del Gran Roque. Él lleva adelante una de las pocas aerolíneas que cubren la ruta. Ambos creen en las potencialidades de este lugar como para poder ser la cara que afuera venda lo bonito de esta tierra, vista desde los azules que la adornan, pero acompañada del talento humano que la preserva y así el abanico del turismo podría soplar a muchos. En nuestro vuelo estaban los que repetían su visita a Los Roques, quienes tenían años sin venir, y los que nunca habían tenido la dicha de encontrarse con su magia. 

Las suyas eran las caras que mejor retrataban la felicidad de ver la barrera de coral y el cambio del color del mar. A su regreso, ellos contarían con todo su entusiasmo la emoción que un paisaje puede provocar en una persona. El recibimiento de Posada Galápagos incluyó su acostumbrado papelón con limón para el calor, el recorrido palabreado por las islas que conforman el parque, las instrucciones de cuidado de la naturaleza que hay que tener con él y la orden de disfrutar al máximo cada momento. Esa fue la que acatamos inmediatamente, y por eso con bolsos y paños de playa en mano (que otorga la misma posada) nos fuimos hasta el cayo de Dos Mosquises, en este se sigue intentando mostrar al turista parte de la vida marina que habita el parque. Ya no existe la fundación que durante tantos años protegió cuatro especies de tortugas marinas que nacen en estas arenas, solo quedan los cuidadores del espacio que hacen el esfuerzo de proteger, criar y liberar estas especies que se mantienen en cautiverio hasta que tengan el peso y la edad adecuada para salir al ruedo marino sin aparente peligro.

Ver de cerca tortugas de carey o blancas es un espectáculo, poder tomarlas en las manos, el sueño de muchos. Muy cerca de ese islote se encuentra el destino más deseado de Los Roques, catalogado como una de las playas más hermosas del mundo, se llama Cayo de Agua. Allí nos instalaron sombrillas, sillas de extensión y tentempié para disfrutar de su belleza. Este lugar nunca se verá abarrotado de gente, y eso hace más cómoda la estadía en él. Los tonos del mar aquí se ven más azules, la arena más clara y sí, es imperdonable irse de él sin una buena foto que registre la visita al lugar. La intención de Aerocaribe y Posada Galápagos con este recorrido era combinar atractivos naturales con humanos. Por eso la siguiente parada fue en Isla Agustín, para almorzar en el Restaurante de Polito, pescador margariteño que se ancló en estos paisajes desde que era un niño. Habitante roqueño que descubrió que ofreciendo el producto de su pesca en forma de generosos platos podía formar parte de la cadena turística de este destino. En una ranchería sencilla pero bonita Polito ofrece un menú honesto: pescados fritos, langosta, si es temporada, guacuco, ostras y otras exquisiteces que apenas llevan en su preparación sal. 

Ya esto permite al turista involucrarse con el espacio de forma diferente, conocer más que la élite que se le alude a la ruta, ir apreciando por pedazos un pueblo. La intención de Vive Los Roques, como se llama el proyecto que lidera Paola Aguilar, es involucrar a tantos personajes del archipiélago como pueda en su oferta de viaje. Que la cartera sea tan extensa que ofrezca paseos en lanchas, que hacen los mismos pescadores; buceo, que realizan las operadoras del pueblo; pesca deportiva, kite surf y unas cuantas actividades más que no solo motorizarían el aparato económico de las Dependencia Federales, sino que se convertirían en una inyección de ánimo para seguir adelante. Por eso un acto de baile con el grupo de danza local fue lo que dio apertura a la cena de esa noche. Hay una vida tras la visita turística, y esa es la que muchos operadores están dispuestos a enseñar. Tenía tiempo sin vivir la experiencia de realizar un viaje en grupo. 

Esto me permitió ver cómo cada viajero actúa ante lo que se le va presentando. Hubo quienes se fijaron en las cómodas habitaciones de la posada porque para ellos eso representa el imperdible de su viaje. Otros admiraron los paisajes a través de la puesta del sol que desde el Gran Faro se aprecia, hubo los que deliraron con los deportes marinos y para ellos el snorquel con la vista de los peces y corales impactó su recorrido. Otros se concentraron en los sabores, en la puesta de la buena mesa. Todos coincidieron en que Los Roques, es un sueño hecho realidad y como sueño se queda anclado al recuerdo de lo que sigue aferrando a muchos a esta tierra. 

Con Quién Volar: Aerocaribe @aerocaribe. www.aerocaribe.com.ve

 Cómo Divertirse: Snorquel (Conejo es el guía insigne del pueblo, todos lo conocen) Dónde Comer: El rancho de Polito es una muy buena opción en Isla Agustín, también Caribe Aquí Y Aquarena en El Gran Roque.

@loscuentosdemitierra