Existe un misterioso lago que se encuentra al sur de Venezuela en el Amazonas, uno de esos lugares que tienes que anotar en tu check list para visitarlo. Este lugar es conocido por pocos pero tiene una energía y magia que lo hacen único. Para mi es una de las maravillas naturales de nuestro país y es el origen de un sin números de fantasías y leyendas que comenzaron en el siglo XVI cuando los conquistadores españoles divagaban sobre la mítica ciudad de El Dorado. Nuestro viaje empezó desde la comunidad de Ceguera en el Autana. De ahí navegamos en las lanchitas hasta el puerto de Merey. Caminamos unas cuatro horas por una selva virgen, húmeda, llena de raíces y árboles caídos. Bordear las cabeceras del río Autana es todo un espectáculo y una experiencia maravillosa. Al llegar al campamento base del lago nos recibió una cascada inmensa llamada El Zorro. Armamos las carpas y una vez listos nos fuimos a relajarnos y contemplar la belleza del salto, con sus aguas de color té obscuro que se genera por la cantidad de tanino o ácidos orgánicos humillos debido a la descomposición vegetal de los bosques.

Estos ríos de aguas negras poseen muy pocos minerales, son muy ácidos y están consideradas las aguas naturales más limpias del mundo. El Amazonas es el mundo de las aguas con una gran variedad de colores, negras y rojas. Sus playas blancas que se forman en cada curva del río en época de verano, sus árboles repletos de bromelias y orquídeas y sus formaciones rocosas de origen precámbrico forman uno de los lugares más hermosos y exuberantes del sur del Orinoco. Después de despertamos con el sonido de la cascada, tomar café y desayunar, salimos hasta el lago Leopoldo. Fueron dos horas de caminata entre subidas y bajadas, y en el horizonte el majestuoso Autana que se alejaba entre nubes algodonadas y un cielo azul lleno de infinita inmensidad. Solo llevamos nuestra mochila personal y todo lo demás se quedó en el campamento. Mi corazón se aceleraba cada vez que me acercaba más al lago. 

Conservo la imagen guardada en mi mente, pero verlo con mis propios ojos para que se llenen de más vida me hace pensar que si deseas algo con tu corazón en algún momento se va a cumplir. Llegamos al misterioso Paraka Wachoi, llamado así por los indígenas piaroas de la zona, de aguas muy oscuras y de unas dimensiones de 242 metros de diámetro y 33 de profundidad sobre una roca sedimentaria de origen precámbrico. Este enigmático cuerpo de agua se presenta como un extraño lago rodeado de una naturaleza extraordinaria. En el año 1952 fue bautizado como "Lago Leopoldo" en homenaje al rey Leopoldo III de Bélgica que participó en una expedición por todo el Territorio Amazonas de Venezuela, organizada por el célebre arqueólogo José M. Cruxent. Charles Brewer Carías ha estudiado este lugar. El lago es el producto de una gran sima de hundimientos y corresponde a un complejo sistema de cavernas subterráneas.

 Visitar el Paraka Wachoi deja muchos aprendizajes y nos anima a buscar nuevos destinos que aún faltan por conocer. Bajar y bañarse en sus aguas sagradas, siempre y cuando sea con permiso de los piaroas, es una de esas maravillas naturales que te dejan sembrado en Venezuela. Su agua es tibia como un vientre materno, tiene arenas de un color guayaba que nunca había visto. He tenido la oportunidad de conocer este gran cuerpo de agua y no hay palabras para describir este fascinante paisaje. 

Para visitar al Lago Leopoldo pueden contactar a José Capino @viajescapino, 0414-8099936. Eco Aventura tours info@ecoaventuratours.net, 0424-9230318. Recuerden que cuidar la naturaleza es cuidar de nosotros y de nuestras futuras generaciones, que tú eres el mejor guardaparques que puede existir.