Ojos sobre la ciudad
Margarita Gastronómica
La asociación civil organizó la gran cena de la cordialidad con la participación de destacados chefs nacionales
Delicias de la cocina margariteña como croqueta de berenjena rellena con queso de cabra, guacuco gratinado, ceviche de vieira, tartaleta de mousse de erizo, fue parte del menú a seis tiempos de la Gran Cena de la Cordialidad 2019, evento benéfico, organizado por Margarita Gastronómica, el pasado trece de junio y que contó con la participación de los chefs Helena Ibarra, Pilar Cabrera, Krusbery Valerio y Ángel Rojas.
Un cielo estrellado en medio de las montañas de playa Guacuco, en la isla de Margarita, rodeado de un bello jardín en la terraza del Maloka Hotel Boutique& Spa, fue el mejor escenario para este maravilloso evento, donde un grupo de comensales disfrutó de una explosión de sabores lograda gracias a la riqueza y nobleza de productos de la despensa margariteña. En la vía a Guacuco Fernando Escorcia, presidente de Margarita Gastronómica, hizo un balance de los objetivos alcanzados por la organización durante más de ocho años de trabajo en el apoyo y formación de las comunidades margariteñas en los diferentes aspectos de su gastronomía y de su dieta.
Esta cena que se viene realizando desde 2013 y que ha alcanzado su décimo octava edición, es parte del compromiso de benefactores que aportan recursos económicos para darle continuidad a la valoración, promoción y posicionamiento de la culinaria insular, promovida por esta asociación civil.
Al llegar al exclusivo y moderno hotel boutique, enclavado en las rojizas montañas del municipio Arismendi, nos esperaba en la entrada un curioso coctel de color azul, Tamarindo Blue de La Grea, con su exquisito sabor dulzón.
El excelente ambiente de la locación se logró gracias a la amplia selección de música de DJ Quchi que nos acompañó en lo que se convertiría un festín de sabores.
Al inicio de la cena, Escorcia, agradeció la asistencia de los colaboradores y mientras daba la bienvenida, habló sobre los objetivos, "los recursos de la cena se emplearán en la continuidad del programa Margarita Viva, Viva Margarita, el cual contempla formación gastronómica en espacios comunitarios para cocina doméstica con ingredientes disponibles y accesibles".
Antes de comenzar la degustación presentó a las chefs Helena Ibarra, invitada especial; Pilar Cabrera, invitada local, de la posada restaurante Casa Mejillón y a Krusbery Valerio, del emprendimiento familiar La Empanadería. También presentó y agradeció a Ángel Rojas, chef residente del hotel Maloka.
Los sabores del mar llegaron a nuestra mesa en forma de croquetas de berenjena con queso de cabra, guacuco gratinado y ceviche de vieras, creación del chef Ángel Rojas, un plato acompañado por Tamarindo Blue de La Grea.
La entrada fría estuvo a cargo de Pilar Cabrera, quien sorprendió a la audiencia con un Bloodyñery de mejillón crudo con licor KM0, tartaleta rellena con mouse de erizo, carpaccio de caracoles y chicharrón de cangrejas bebés. Una copa de vino blanco Chardonnay de la Casa Misiones de Rengo complementó el plato.
Cabrera señaló que existe un potencial gigantesco en la isla y que muchos están trabajando con los productos de su patio trasero, "tengo la dicha de tener la ensenada de La Guardia que tiene más o menos unas veinte especies diferentes que dan para hacer muchas cosas, además tenemos estacionalidad dentro de los productos y en caso de la ensenada tenemos dos productos que son los mismos que se dan en Bélgica como producto bandera que son el mejillón y el camarón Titi".
El langostino vestido de pan y casabe fue la entrada caliente, acompañado del picante en fe-fer sostenido, naranjas-mandarinas y cítricos, a sus pies penacho de hierbabuena, creación de Helena Ibarra. Un verdadero placer el encuentro de sabores, en comunión con una copa de vino Chardonay, de Bodega Misiones de Rengo.
Siete recetas de la autora de la chef Pilar Cabrera compusieron una deliciosa degustación de Mejillón Guardiero, en croquetas, rebozado, en raddish de tomate de árbol, como vuelve a la vida, al ajillo, ají relleno, y caribeño.
Tras una pausa llegaron a la mesa nuevamente las creaciones de Ibarra, un tierno cerdo, "entregado desde la costilla de Adán. Al lomo en su traje de fruta de la pasión y especias con un crujiente y travieso chicharrón". Una copa de vino cabernet sauvignon de Misiones de Rengo atestiguó esta delicia. Ibarra Considera importante que Venezuela abra ventanas de sus regiones y muestre la calidad de sus productos con gran posibilidad de abrirse al mercado internacional, "por las características de mestizaje de Venezuela, por las características de la naturaleza, por esa serie de tepuyes maravillosos, por esos productos amazónicos, por estos productos margariteños, Venezuela tiene una cantidad de calidades que van a ser el mercado alternativo para el mundo en decadencia".
La cocina colectiva insular estuvo presente también en el dulce, a través del postre "Qué bueno somos"; una composición de la galleta Asuntina, Cuca Pargueta, preparada con masa de la catalina, pero inspirada en el aspecto crujiente, delgado y tostado de una miloja rellena con un manjar a base de auyama y leche de coco con un aroma a jengibre y anís estrellado.
El petitfour de Helena Ibarra fue el postre de cierre, "merengues huecos con sorpresa". Una experiencia de contraste por el encuentro del suspiro y almidón de yuca abrazados por la crema de limón mandarina del Amazonas.
La chef Krusbery Valerio se muestra optimista en relación con la conexión de la gastronomía como desarrollo económico de un país, "yo estoy convencida que la gastronomía es el ave Fénix de Venezuela y Margarita va a ser el ejemplo del ave Fénix".
Este evento es una demostración de que en Venezuela sobra el talento y la determinación para convertirla en esa ave Fénix que saldrá de las dificultades, para volar hasta las alturas del progreso, de la mano del turismo.
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