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La Niña del Tepuy

Sororopán

En la gran sabana el tepuy murmullante recibe a los visitantes con sus caudalosas cascadas

  • Diario El Universal

19/05/2019 06:23 am

Odimar López

Ubicado al noreste de La Gran Sabana, se encuentra el fiel vigilante de Kavanayén Sororopán tepuy que significa "murmullante", debido al ruido que forma el agua que en innumerables chorros cae por sus flancos. Ahí encontramos la leyenda de Sororopachi, esposa de Pika que no le era totalmente fiel y se había enamorado de Kuiwa (Dios del agua), que vivía en el río Karuai en cuyas cabeceras tenia Pika su casa. Cada mañana con el pretexto de bañarse Sororopachi se dirigía al río a encontrarse con su amante, y Pika en un arrebato de cólera, la mato dejando que su cuerpo se quedara tendido originando a "La India Acostada", montaña de 2050 mts de altura. 

Salimos de Kavanayén bien tempranito, buscamos a nuestro guía pemón Ricardo Chani en su casa, tomamos la vía hacia Karuay en nuestro vehículo 4x4, el camino es difícil, hay que manejar con mucho cuidado y tener paciencia. Después de una hora de viaje bajo un sol radiante que ayudaba a ver con claridad a los tepuyes que se encontraban totalmente despejados, comenzamos a caminar en medio de pura sabana gramínea, de repente, media hora después, entras en la propia selva rodeado de árboles inmensos. La selva es húmeda, sudas mucho pero también disfrutas un paisaje único y virgen, respiras la tierra y se te inundan las pupilas de tanto verde que hay a tu alrededor. 

A los 45 minutos nos tocó pasar un río llamado Iwara que se une con el Karuay que no estaba crecido por ser temporada de sequía. Los indígenas colocaron un tronco por donde caminamos manteniendo el equilibrio para no caernos. Tras descansar y comer algo de frutas (es importante llevar comida ligera en este tipo de excursión pues todo lo vas a llevar en tu mochila y mientras menos peso lleves es mejor), seguimos nuestro rumbo. 

En este primer día caminamos 5 horas, llegamos a un campamento muy hermoso rodeado de bromelias en sus árboles, es un jardín de numerosas especies endémicas, soltamos los bolsos y escuchamos un sonido fuerte de una cascada, así que nos asomamos y encontramos un salto llamado Iwore Merú donde se reflejaba el sol radiante. Le dijimos a nuestro guía que nos bajara para darnos un refrescante baño en esa agua helada. Al quitarme la ropa me entregué totalmente a la naturaleza, la energía de este lugar es increíble pues es raro ver personas pasar por acá, luego montamos campamento y preparamos la cena, dormimos plácidamente con el sonido de la cascada. 

Al segundo día nos fuimos al punto Phelps del Ptari Tepuy. Para mí era esencial ir hasta este lugar. Son 4 horas de ida y vuelta a paso pemón, primero atravesamos pura selva y mi guía mantuvo poca distancia conmigo por si algún animal se nos atravesaba. A los minutos en el medio del camino vimos una Mapanare tomando el sol y Ricardo la espantó hasta que ella se fue deslizándose poco a poco. Hay que estar prevenidos y tener cuatro ojos, pues es muy común encontrar esas especies en la zona. Continuamos hasta que salimos nuevamente a la sabana, subimos por un jardín de Stegolepis (flor endémica de los tepuyes), y llegamos al punto Phelps donde podía ver de cerca la pared del Ptari. La única manera de ascender a la cima es solamente escalándolo. Al llegar vi una placa que dice William H Phelps, William H Phelps JR, Kathleen Phelps (1944). Hace 75 años esta familia estuvo justamente aquí en una expedición ornitológica. Los Phelps construyeron para Venezuela un legado como no existe en ningún otro país, la colección ornitológica más completa sobre las especies y su distribución. William Phelps fue un conservacionista apasionado que ayudó a la creación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y apoyó la Sociedad Conservacionista Audubon de Venezuela. William y Kathleen fundaron Jardines Ecológicos Topotepuy, al sureste de Caracas, para rememorar sus años como expedicionarios entre exóticos tepuyes, formaciones geológicas muy tradicionales del sur de Venezuela. Para mí es un orgullo tremendo haber visitado El Ptarí Tepuy, cuyo nombre significa "Cerro Budare".

Al tercer día era hora de hacer cumbre. Salimos emocionadísimos y con mucha expectativa del campamento a la selva virgen del Sororopán donde hay muchísimas enredaderas en el camino y garrapatas que se te pegan al cuerpo. Les recomiendo llevar pinzas y alcohol para desinfectar, bacitracina para colocar en la herida. Seguimos nuestro camino y después de 4 horas llegamos a zona boscosa donde se monta el campamento base. Dejamos las mochilas y los equipos para irnos más relajados, 25 minutos de subida, hasta los senos de Sororopachi. En la teta izquierda se observa una vista inmensa de toda la selva llena de árboles inmensos y puedes ver el Ptari en todo su esplendor seguido de los tepuyes de los testigos, Murisipán, Kamarkawarai, Tereke Yurén, Aparamán. Una vista de 360° se puede apreciar también en la teta derecha, de donde se aprecia toda Kavanayén, valles, ríos y sabanas. Logramos ver parte de la cadena oriental de tepuyes Roraima y Kukenan, así como también el gran Auyantepuy y el macizó de Chimanta. Ricardo, nuestro guía, nos dijo que este es el mirador de los tepuyes porque se pueden apreciar más de 25, si está todo bien despejado y a cielo abierto. El estar en la cumbre del Sororopán me hizo sentir muchas emociones, cada vez que veo o conozco un lugar nuevo se me llena el corazón de arraigo y con él mis ganas de seguir construyendo a nuestra Venezuela. Estar en la cumbre de un tepuy que es mujer te llena mucho y te empoderas más. Nosotras somos luz, somos energía y conectarme con Sororopachi fue increíble, fue una de las experiencias más bonitas que he vivido y uno de los caminos más vírgenes y selváticos que he recorrido. 

La vida en el Sororopán renace, los arboles caen, el bosque guarda su asombro ante tremenda belleza, la brisa suave y fresca al caminar te refresca, los sonidos reaparecen y los ruidos se hacen eco de esta enorme vida verde. Los animales en este lugar no matan, solo conservan su especie, nacen, se alimentan, respiran, crecen, se reproducen y mueren. 

Para hacer este recorrido es recomendable llevar pantalones largos, camisas manga largas, repelente, un equipo de primeros auxilios, y sobretodo suero antiofídico por la cantidad de culebras que pueden encontrar. Compartan esta experiencia con amigos y familiares. Yo la hice con mi pareja y fue muy emotiva, un lazo que nos unió más. A nosotros nos acompañó un excelente clima, un sol radiante y le pedimos permiso a Sororopachi que accedió para que conociéramos su interior, se mostró ante nuestros ojos serena e imponente. 

Para la excursión al Sororopán contacten a Ricardo Chaní quien es pemón, un excelente guía y gran conocedor de la zona de Kavanayén, amable y siempre con una sonrisa. Tlf: 0426.4930619. Recuerden que cuidar la naturaleza, es cuidar de nosotros, y de nuestras futuras generaciones.Tú eres el mejor guardaparques que puede existir. 

@odigransabana 
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