En la capitanía de Santa Elena deberán sacar un permiso para poder ir a El Paují, un proceso rápido y facilito. La vía, que está en buenas condiciones, es de asfalto al principio, unos 35 kilómetros y luego siguen 45 kilómetros de tierra en los que se necesitan vehículos de doble tracción 4x4. Los visitantes encuentran varias alcabalas en el camino. Mientras vas conduciendo suspiras y observas los bellos paisajes como sabanas abiertas y selvas.Recomiendo ir en familia porque los chamos se van a divertir y el ambiente se presta para hacer camping. 

Antes de llegar a El Paují, faltando solo 12 kilómetros, a orillas de la carretera verán un letrero que dice Salto Catedral, donde pueden bajarse y tomarse un café, aprovechar de comprar miel o algunos dulces, y seguir caminando por un sendero unos 10 minutos hasta llegar al salto, donde el agua es de color rojizo y helada, perfecta para tomar un baño. 

Al llegar a la comunidad de El Paují me hospedé con Marielys Gil en el Campamento Maripak, que está cerca del aeropuerto. El lugar tiene cómodas cabañas con su lencería, baño privado, también posee áreas verdes para acampar. No olviden llevar su comida durante el viaje y linterna, pues a veces funciona la planta eléctrica y otras no. Pueden reservar a través de maripaktepuy@hotmail.com. Teléfono: 0414 293.58.65. 

Otra opción para hospedarse es donde Eliakim Robaina y su campamento Brisas del Paují, que se encuentra 3 km antes de la entrada. Cuenta con varias cabañitas con ventanas de vidrios panorámicas, equipadas, baño privado y con una vista impresionante. Eliakimrobaina@hotmail.com.Teléfono: 0414.152.81.50 

Al despertar con un cielo azul y despejado, preparé mi café y unas arepitas para desayunar y agarrar fuerzas para subir El Abismo. Por ser la primera vez sentía curiosidad y emoción. Estaba viviendo toda una aventura, pues estaba acompañada de mi hija Valentina de 7 años, quien se preparaba para escalar su primera montaña. Tomamos un caminito bien señalizado, ubicado detrás de la casa de Carlos Scull para iniciar la caminata que nos tomaría una hora para subir, disfrutar del paisaje con paradas para descansar e ir tomando fotos. Al llegar a la cumbre abracé a mi hija con lágrimas en los ojos del orgullo que sentía, pues en ningún momento del camino se cansó. La niña iba muy inspirada observando las flores y las piedras, como toda una exploradora.

Nos dirigimos al primer mirador donde tuvimos una sensación de tranquilidad. La belleza abrumadora y toda la extensión de la vasta selva te llenan las pupilas de verde. Es como observar el infinito. El universo se te muestra, El Abismo te abraza, te acoge para no soltarte y decirte todo va a estar bien, mírame aquí sereno en este silencio. 

Este lugar es de mucha energía, muy místico, ideal para la meditación. Solo escuchas el viento soplando, gruñendo mientras pasan varias guacamayas banderas volando en pareja. Uno se queda mudo en este lugar ideal para contemplar y admirar, para agradecer la majestuosidad que solo existe en Venezuela. Realicen este viaje con personas que amen y quieran mucho, como la familia y los amigos.

El planeta necesita un despertar y aquí tienes la oportunidad de participar de alguna manera con tu presencia. 

@odigransabana