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La niña del Tepuy

La Gran Sabana

En el Parque Canaima hay tres millones de hectáreas con paisajes únicos donde habitan gran variedad de especies vegetales y animales

  • Diario El Universal

13/01/2019 06:00 am

ODIMAR LOPÉZ

Ir a La Gran Sabana es adentrarse en la naturaleza más sorprendente, es reencontrarse con uno mismo en esa inmensidad. Muchas personas se han encantado con este destino al admirar sus ríos, cascadas, paisajes, cultura, los atardeceres, su flora y fauna. Visitar esta tierra significa disfrutar de este largo camino que empiezas a conocer desde la carretera, mientras a lo lejos ves los tepuyes despejados y la naturaleza te da la oportunidad de respirar esa clorofila brutal y sentir la esencia de esta tierra tan antigüa, dónde no tiene sentido el tiempo, ni los días, ni las preocupaciones, que cuando colocas los pies en sus rocas precámbricas y te sumerges en sus aguas de color té, estas siendo bendecido, y te da la bienvenida, pero a cambio te pide que la cuides, que la protejas y que la conserves. 

La Gran Sabana pertenece al Parque Nacional Canaima, ubicado en el estado Bolívar, con sus tres millones de hectáreas (siendo el segundo parque nacional más grande de Venezuela), alberga paisajes únicos que te hacen sentir en la época de los dinosaurios y de allí su reconocido nombre que le dio sir ConanDoyle: "El Mundo Perdido", dónde habitan especies vegetales y animales endémicos de la zona (especies que sólo se encuentran en este lugar). La Gran Sabana es Patrimonio Natural de la Humanidad por lo que su conservación es de vital importancia, no sólo por el título de patrimonio, si no por lo más importante que es el de conservar la vasta diversidad biológica que alberga y asegurar los tantos beneficios ecosistémicos que nos brinda que son vitales, no sólo para la supervivencia de las poblaciones locales, si no, para todos los venezolanos. 

La primera vez que visité este paraíso terrenal y ancestral fue en1999, tenía apenas 9 años de edad, recuerdo que esa noche en mi casa en Maturín estaba inquieta, preparando todo, me vestí de exploradora, camisa manga larga, jeans, botas, sombrero, y mi mochila. Viajé con mis padres que me llevaron a este sitio, en caravana con unos amigos. El viaje era largo, pero a mí se me hizo corto, supongo por la emoción, en todo el camino no dormí, siempre me mantuve alerta. Cuando empezamos a subir la Escalera o Sierra de Lema sentía el frío, el clima cambiaba a medida que íbamos ascendiendo, estiraba mi mano por la ventana y agradecía a la naturaleza. Nos paramos en Piedra de La Virgen en el Km 723, estaba junto a mi hermano y lo abrazaba, le pedí a mi padre que nos tomara una foto en este espectacular lugar tan emblemático, seguíamos subiendo por el bosque y mi mamá apagó la música y nos dijo escuchen el sonido, sientan y respiren el aire puro. 

Al ver un letrero bien grande que te dice bienvenido a la Gran Sabana, en el km 760, mi alma de niña brincaba de alegría y me conecté con este lugar inmediatamente. Para mí fue amor a primera vista, era como si estuviese en casa y pensaba por fin llegué, hasta que te conocí. Fuimos directo a los Rápidos de Kamoirán, donde hacía mucho frío. Esa noche dormimos en este campamento de Kamoirán, enclavado en un sitio de ensueño y de paisajes impresionantes, uno de los lugares más visitados debido a los diversos servicios que ofrece; estación de servicio, restaurante, y venta de artesanía. Kamorain1@hotmail.comes 0414.095.46.41/0289.540.32.02. 

La mañana siguiente un salto de agua de 55 metros de altura, que sonaba ferozmente nos sorprendió en un mirador ubicado en el km 827, uno de los lugares más visitados de la zona. Su nombre, Kama Merú. Kama significa garganta o tragar y sí que lo parece, y Merú significa salto. El salto tiene forma de dos cortinas, y por lo general cuando se proyecta la luz aparece un arcoíris en todo el medio que luce esplendido, perfecto para tomarse fotos sale como una postal. Cristina y José, los anfitriones, ofrecen hospedaje y servicio de comidas, y una amplia área para acampar. En temporada alta pueden encontrar algunos indígenas ofreciendo arcos y flechas, cerbatanas, dijes de jaspe, y esculturas de caolín. 

Al siguiente día salimos a hacer los recorridos por las cascadas. Cuando vayan a La Gran Sabana tienen que bañarse en cuanto poza consigan. Mis ojos se quedaban hipnotizados y mi boca abierta, ya que nunca había visto tanta agua en mi vida, a esa edad lo que me decía era "esto es un parque totalmente natural". Me hice amiga de unas niñitas pemón al decirles: "Wakuperoupetoi" que significa ¿Cómo estás amiga?. y jugamos en Kawi, donde pasamos toda la mañana juntas brincando. 

Durante cinco días,estuvimos recorriendo todo estos parajes. Acampamos en Pacheco en el km 862 donde están unas churuaticas indígenas. Al observar de fondo unas formaciones gigantes, me llevó a preguntarle a mi papá que eran?, a lo cual respondió, que se llamaban Tepuyes y el Monte Roraima. Esa escena se me quedó grabada para el resto de mi vida. Me pareció tan mágico ese momento, que le respondí a mi padre que algún día lo iba a subir. Ese día se podía observar toda la Cadena Oriental de Tepuyes, que son los siguiente:Ilú, Triamen, Karaurin, Wadaka, Yuruaní, Kukenan y Roraima, que son los guardianes de la Gran Sabana. 

Nos dirigimos hacia San Francisco de Yuruani, la comunidad Pemón donde se consiguen posadas,como la de Héctor Fernandez "KumarakapayLodge", que ofrece cena y desayunos y para el almuerzo hay comederos donde hay pollos asados con arroz, ensalada y tajadas. Tlf: 0426 201.88.24 

En el Km 898 se encuentra la famosa Quebrada de Jaspe (KakoParu) que significa Piedra de Fuego. Este lugar es uno de lo más emblemáticos de La Gran Sabana por el color de la piedra de jaspe, entre rojo y amarillo, única e irrepetible. También hay cascadas que te dan un relajante masaje en la espaldapara salir como nuevo. Es bueno visitarla a las 11 de la mañana, cuando el sol se asoma e ilumina a la piedra. Cuando llegué a este sitio no me quería ir, el agua estaba helada y recuerdo que mi hermano pegaba gritos por el agua tan fría, que era como de nevera. Yo estaba gozando tanto que le decía a mis padres para quedarnos un rato más. Recuerden colocarse medias para bañarse así evitan resbalarse. 

Luego fuimos a ver el atardecer en el Mirador de Jurassic Park, donde la sabana adornada de morichales sirvió como escenario de fondo para esa película de Spielberg. El escenario se presta para respirar profundamente, reflexionar, meditar y conectarnos internamente. 

Este viaje fue la mejor vacación que he tenido, prometí que regresaría todos los años y acá sigo hoy en día, me mudé y vivo en Santa Elena de Uairén y soy guía turística de La Gran Sabana. Recuerden que cuidar la naturaleza, es cuidar de nosotros y de nuestras futuras generaciones y que tú eres el mejor guardaparques que puede existir. 

@odigransabana
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