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El Ártico

Las seis aventuras fascinantes para explorar el Ártico y vivir la experiencia en un clima frío

  • JULIO ARNALDES

16/11/2018 12:53 pm

Navegar entre un imponente mar helado o entre fiordos sobrecogedores, observar morsas y osos polares es revivir el espíritu aventurero. Los meses de verano abren una breve ventana para descubrir el norte del norte. 

Morsas a la vista 
La naviera Oceanwide Expeditions, especializada en cruceros-expedición por la Antártida y el Ártico, propone una aventura a bordo de uno de sus barcos, el Ortelius, una nave de 92 metros de eslora, con 53 cabinas, adaptada para la navegación entre hielos. El plan es salir desde el puerto holandés de Flesingapara cruzar el mar del Norte hasta Aberdeen. Una vez dejado atrás la ciudad escocesa, el Ortelius pondrá ir hacia las Shetland, algunas de cuyas islas se visitan. De allí a la isla de Jan Mayen, restos de un antiguo volcán emergido en medio del Atlántico norte donde solo hay una estación militar. 
El objetivo del viaje son los grandes cetáceos y mamíferos marinos que viven en estas aguas heladas. Se prevé ver ballenas fin, minke y de otras especies, focas, osos polares y aves marinas. Pasado el paralelo 79 norte, cerca de Spitsbergen, será posible ver morsas. La travesía acaba en Longyearbyen, en el archipiélago de las Svalbard, desde donde se regresa en avión. 

La costa de Groenlandia 
Groenlandia es un territorio salvaje, y aún no existe ninguna carretera que una dos localidades. Todos los desplazamientos se tienen que hacer por aire, esto quiere decir avión o helicóptero, o por mar. La compañía noruega Hurtigruten propone un crucero-expedición para descubrir la costa oeste y sur de esta isla helada. 

Se viaja en el Fram, el barco que tiene la compañía para exploraciones polares. Este crucero es tan especial que, si te asomas por el ojo de buey de tu camarote a las tres de la madrugada, lo que ves es un resplandeciente sol de medianoche y un mar cuajado de enormes icebergs que casi aprisionan el casco y que suenan cuando chocan contra él. Significa que el Fram se está abriendo paso a duras penas entre el mar helado hacia Ilulisat, en el fondo de la bahía de Disko, el lugar más escenográfico y bello de la costa oeste groenlandesa y el punto culminante de este crucero. 

El archipiélago de Svalbard 
El archipiélago de las islas de Svalbard está a apenas 900 kilómetros del Polo Norte. Y sin embargo es parte de Europa. Más concretamente de Noruega, de cuyas costas septentrionales dista algo más de mil kilómetros. Su capital, Longyearbyen, en la isla de Spitsbergen, es el lugar más poblado de la zona, aunque apenas cuenta con 1.600 habitantes. 

En las Svalbard hay más osos polares que humanos. La naviera MSC Cruceros tiene un barco que en junio, julio y agosto llega hasta Longyearbyen, en un viaje de 14 días con salida desde Hamburgo (Alemania) que sube costeando por los fiordos noruegos (Bergen, Tromso) y luego toca también el mítico Cabo Norte. Para quien quiera estar más tiempo en Svalbard, el buque polar Plancius de oceanwide-expeditions.com, circunvala el archipiélago en viajes de una semana, con salida y llegada en Longyearbyen. El Plancius navega hasta Raudfjord, en la costa oeste de Spitsbergen, dominado por espectaculares glaciares y habitado por miles de focas oceladas y aves marinas; pasa por la isla de Moffen, donde vive una colonia de morsas, y llega hasta Phippsoya, al norte de las Siete Islas. 

Con vuelos y todo incluido 
El crucero Zenith de Pullmantur zarpará el 7 de julio del puerto noruego de Trondheim con rumbo al Círculo Polar Ártico. Un viaje de 15 días en el que el barco atracará en las islas Lofoten, la ciudad rusa de Murmansk, Cabo Norte, Tromso, Alta, Narvik y las remotas islas Svalbard. Desde 1.784 euros por persona, reservando a través de Nautalia, con régimen todo incluido a bordo y vuelos desde España. 

Cien fiordos noruegos 
El Hurtigruten es un servicio de barcos-correo que lleva recorriendo la costa de Noruega, ininterrumpidamente y a diario, desde 1893. La idea fue de August Kriegsman Gran, un marino que en 1891 aseguró que conocía una ruta para navegar por estas aguas en invierno, con oscuridad total, pese a que solo existían dos cartas náuticas y 28 faros. Lo tomaron por loco. Pero dos años después el Gobierno le concedió una licencia para establecer un servicio postal que fue todo un éxito y facilitó el contacto con el mundo exterior a las localidades costeras del norte del país. 

Hoy el Hurtigruten ya perdió su condición de transporte público en un territorio sin carreteras y, pese a que aún transporta mercancías, se ha reconvertido en un servicio turístico. 

Rompehielos ruso 
A la humanidad le costó varios siglos vencer la barrera de hielo que protege el extremo norte del planeta Tierra. Muchos han fracasado en el intento de alcanzar el Polo Norte. 

Para emular esas grandes gestas, pero de una manera más segura, el 50 Años de la Victoria, un rompehielos nuclear ruso, viaja cada verano hasta allí desde la base rusa de Múrmansk. Cuenta con espacios públicos que incluyen un comedor, salón de popa para conferencias, presentaciones, etc. además de bar, salón, y biblioteca. Incluso hay un gimnasio, dos saunas y una piscina con agua de mar climatizada. Eso sí, subirse no está al alcance de casi nadie: cuesta 28.695 euros. 

Además, se navega por el archipiélago deshabitado de la Tierra de Francisco José, para observar morsas y osos polares. 

Fuente: el pais
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