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Los cuentos de mi tierra

Congo Mirador

El mejor lugar para ver, conocer y disfrutar de un fenómeno meteorológico único, el relámpago del Catatumbo

  • ERIKA PAZ

16/11/2018 12:40 pm

Llegar al Congo Mirador pudiera representar un reto para muchos. Gran cantidad de personas no saben que este pueblito palafítico existe, otros lo ven como un lugar más allá de las fronteras. La carretera que separa a Santa Bárbara del Zulia de Puerto Concha, lugar donde se toman las embarcaciones para visitarlo, es verde, llena de haciendas y ganado que se ve de lado y lado de las ventanillas del carro. 

El pueblo de Concha no es mucho, pero tampoco es poco. En él hay un puerto, un gran restaurante y una pequeña posada que sirven de lugar de reposo a quienes llegan o salen a conocer el Relámpago del Catatumbo, fenómeno meteorológico que genera 233 destellos por kilómetro cuadrado por año y que hizo famosos a los caseríos que visitan turistas e investigadores. El viaje dura un poco más de una hora en las que se puede apreciar el río, las aves, los araguatos y al final, la vida sobre el agua. 

Desde hace más de doscientos años hombres y mujeres se instalaron en estas lagunas con la intención de pescar, pero se fueron quedando y de esa forma acondicionaron su nueva realidad para hacer de ella el espacio en el que querían vivir. En el Congo, como lo llaman sus habitantes, vivían hasta el año pasado unas 600 personas que dormían en casas levantadas por pilotes sobre el agua, viviendas donde conviven con gallinas, cerdos y perros, espacios que albergan las redes de pesca con las que casi todos buscan el sustento para su núcleo familiar, casitas con lanchas o pequeñas balsas estacionadas afuera del hogar, porque esa es la única manera de trasladarse de un sitio a otro.

Hoy, muchos se han ido, ya no hay buena pesca, factor que los retenía en el lugar. Los niños van a la escuela pero solo de vez en cuando, pues se trata de tres generaciones de congueros que han visto que sus antepasados han generado ingresos pescando, así que prefieren hacer lo mismo, bien sea aquí o en otra parte. Una iglesia de madera y una pequeña plaza también flotan sobre el agua, la primera recibe al sacerdote en ocasiones especiales, la segunda es sitio de reunión para los jóvenes en las tardes. En esa misma plaza se puede ver como la laguna está desapareciendo, así se va desvaneciendo el Congo ante los ojos de sus pobladores.

El tiempo ha pasado factura a las intervenciones sin consulta sobre el ecosistema del Río Catatumbo, los suelos se están sedimentando y las aguas bajando su nivel. Esto afecta la pesca y el sistema de vida al que han estado acostumbradas estas personas; aseguran ellos que incluso "si el Relámpago no tiene agua, se dejará de ver". Ese Relámpago hace que todavía vengan algunos soñadores que recorren las calles medianamente inundadas y se asombren con la forma de vida sobre ellas, que sigan hasta el siguiente caserío, Ologá, para instalar sus cámaras durante noches enteras frente a la playa con la esperanza de llevarse por lo menos una fotografía del destello. Casi todos vienen de la mano de Alan Higton, soñador, investigador y enamorado de Venezuela. Hace 19 años este hombre proveniente de Barbados se instaló en lo que él considera su paraíso particular. Él se empeña en que todavía venga gente, en que vea, se sorprenda y encante con la fuerza de la naturaleza, pero que también se conmueva con los relatos de estas tierras. Por eso sus tours incluyen recorridos por la realidad de Ologá, hogar de unas 150 personas, de las cuales casi la mitad son niños. Miembros de una comunidad que tienen como frontera un río que se seca y un lago que se contamina cada vez más. Ellos también viven de la pesca, el cangrejo azul es su tesoro; lo sacan de estas aguas y lo llevan a la procesadora de Puerto Concha donde se envasa y se envía al exterior, solo en tierras ajenas pueden pagar lo que este manjar vale. 

Cada relámpago que cae en las noches sobre Ologá y Congo Mirador ilumina con la fuerza de un millón de bombillos de cien vatios, ya quisieran los habitantes de estos pueblos poder contar con electricidad todo el día, ellos que viven sobre las aguas quisieran poder tener el servicio del líquido puro y sin contaminación, esta gente que convive con un fenómeno único en el mundo, no termina de encontrar la importancia del mismo; de que les sirve un Récord Guinnes y una declaración de la Nasa que los declara como capital de los relámpagos, si viven sumidos en la pobreza, si nadie se acuerda de ellos, si cada año puede ser su último año. 
Si quieres Viajar a Congo Mirador y Ologá estos son los Datos 
- Centro Turístico Gran Bretaña: Alojamiento en Puerto Concha Teléfono: 0424-7684074 
- Catatumbo Camp: Viajes a Congo Mirador y Ologá Teléfono: 0414-7562575 / 426-1748568 catatumbotour@gmail.com 

 @loscuentosdemitierra
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