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Los Bosques Encantados de Mérida abrazan al visitante

Relinda Venezuela lleva a los temporadistas a encontrarse con la rica naturaleza del país

  • Diario El Universal

17/10/2024 10:28 pm


Sergio Vázquez
Respiré exageradamente hondo y luego de exhalar sonreí satisfecho. La pureza del aire me abrazaba hacía ya varios minutos con la brisa que subía desde el extenso y precioso valle. ¿Para qué más? Yo no podía pretender soledad esta vez, ya que estaba guiando un tour ReLindo y, cuando ves en las caras y expresiones de las personas que están disfrutando el paseo, esas sonrisas inflan la tuya aún más.

Nos encontrábamos en el Mirador de la Piedra de La Culata, a tres mil 200 metros de altura, y frente a nuestra ufana vista, las tonalidades de verde encerradas por montañas iban alejándose cada vez más hasta teñirse de diminutas manchas de cemento en la ciudad de Mérida.

A nuestras espaldas, cruzando el angosto y cristalino río, una solitaria casilla de Inparques daba inicio a mágicos senderos del Parque Nacional Sierra La Culata como "Valle Muerto", "Laguna Tapada", "Cascada el Duende" o "Pico Pan de Azúcar".

Pero esta vez la anhelada aventura a pie no se iba a dejar tentar, porque yo me encontraba en un tour para toda la familia que solo llegaba hasta el mirador y ya debía descender, atravesar poco a poco un campo de frailejones de octubre florecidos, caminar por humedales en descenso, toparse con sembradíos de papas con flores moradas, con turistas a caballo y vacas chismosas.

Antes de arrancar, los turistas se dividieron y repartieron su tiempo entre fresas con crema y chocolate caliente para reforzar el desayuno con pastelitos merideños.

Comenzamos a bajar de La Culata hacia El Valle ya que venía el momento de dar honor al nombre del Tour ReLindo: Bosques del Valle. El descenso en el transporte era acompañado por un cambio brusco en el bioma circundante, dejando atrás pequeños arbustos y vegetación baja para dar lugar al bosque nublado donde ya las casas penetraron. 

Nos dirigimos entonces al Sector Monterrey, dónde se encuentra el Bosque de Pinos más codiciado de Mérida para sesiones fotográficas y para momentos inolvidables. Allí, la carretera va partiendo al bosque y va muriendo en él mientras un pequeño arroyo recorre su interior. Llevamos a los turistas al lugar que siempre quieren ir, dónde un césped perfectamente rojizo apenas se ve interrumpido por troncos caídos que hacen a la vez de asientos y de escenarios y también por altísimos pinos que entrecortan las lenguas del sol.



Con los más aventureros y no tan pendientes de las sesiones fotográficas nos adentramos por un sendero en el bosque más profundo con bordes de precipicio y dónde es posible que hagas culopatín o mojes tus pies. Ya todos juntos nuevamente sacamos nuestras viandas y, junto al silencio espeso, la soledad en compañía y alguna ardilla saltarina de los cielos, nos entregamos a los aromas y sabores de la comida y el bosque...
 
El momento de la adrenalina y las carcajadas desenfrenadas viene luego de almorzar, junto con la hora de los juegos y los premios. Desde los abrazos indiscriminados en busca de resistir para ganar hasta nuestra versión ReLinda de El Juego del Calamar. Pero la felicidad es instantes y hay que bajar los decibeles para ir hacia otro bosque, más místico, más reflexivo, más sagrado...

Algunos turistas pueden imaginarse con qué se van a encontrar porque investigaron o vieron fotos, pero la sensación de estar frente a frente a los personajes del bosque no se puede predecir. Indígenas, ancianos, mujeres, animales, duendes y extraterrestres son los personajes místicos del Bosque Sagrado.


Personajes de la cultura venezolana y del imaginario humano tallados en árboles vivos forman parte de un recorrido guiado por un bosque húmedo que siempre está en constante susurro gracias a que un río le pasa al lado. ¿Su guía y creador? El señor William Marcano que, siguiendo los llamados del bosque y sus propios sueños nocturnos, se convirtió en herramienta para dar vida a seres ya olvidados o recién venidos al conocimiento colectivo gracias a sus manos e imaginación.

William llega a contar a veces ese sueño que lo hizo levantar de noche y salir al bosque a un encuentro cercano con un pequeño extraterrestre que lo llevó a tallar en el bosque un ser similar. Más allá de su fino arte amateur, el señor William es un historiador de sangre libertadora que busca, a través del tallado, dar vida o revivir a personajes olvidados de la historia venezolana.

Al terminar el recorrido llegó el tiempo de disfrutar de una merienda mientras a escasos metros los bebederos de colibríes del Bosque Sagrado se llenaban de estas aves. Tuvimos la dicha de ver, entre otros, a un macho y una hembra de una de las especies más pequeñitas del mundo y que suena como un dron, el colibrí estrella cuellirojo, y de esta manera culminar nuestro paseo.
@argentinoenvzla
@relindavenezuela
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