Viajeros de América, así como también de otros continentes, contemplan a Bogotá por su amplio catálogo de opciones.
Al menos desde ciudades como Caracas o Valencia, conocer este destino implica solo un viaje corto, menor a dos horas. Su oferta abarca una relajante aventura que garantiza hermosos paisajes, un característico clima frío, gran variedad de opciones en entretenimiento, una amplia movida cultural, museos, centros comerciales y teatros en una ciudad que, además, goza de una ligera influencia europea.

El corazón de la ciudad
Un viaje de al menos cinco días puede resultar suficiente para adentrarse en las maravillas de Bogotá. Hay quienes deciden iniciar el itinerario con una visita al Centro Histórico, espacio que permite conectarse con la esencia de los colombianos, durante un paseo en el que las pintorescas calles y los lugares más emblemáticos sirven de escenario para las mejores fotografías para el recuerdo.

 
La icónica Plaza de Bolívar de Bogotá destaca como parada obligada. Debido a su privilegiada ubicación en el centro de la ciudad, esta plaza se conecta con varios sitios de interés cultural e histórico, entre ellos la Iglesia Museo de Santa Clara, el Observatorio Astronómico, el Museo del Oro, el Museo de Botero, el Museo de Arte y Tradiciones Populares, la Casa de Nariño, la Biblioteca Luis Ángel Arango y el Chorro de Quevedo.

El emblemático punto, que también fue conocido como la Plaza Mayor, está enmarcado a su vez por otros edificios como el Palacio Liévano, el Capitolio Nacional y la Catedral Primada. Paradójicamente, la cantidad de palomas que invaden el lugar pudiera compararse con la numerosa presencia de trabajadores del comercio informal que abundan en la zona para ofrecer la venta de aperitivos y souvenirs.

 
La recomendación para los turistas es realizar una parada en el Museo del Oro, donde durante horas podrán observar la más grande colección de orfebrería prehispánica del mundo. Cabe destacar que la exhibición en Bogotá fue renovada totalmente en 2008 y es uno de los lugares que los colombianos y los extranjeros no pueden dejar de visitar.

El legado de Botero
En el centro histórico, a pocas cuadras de la plaza, está situado el Museo de Botero, que alberga las obras originales del artista, pintor, escultor y dibujante figurativo colombiano. En el espacio, destacan elementos imponentes que dan la bienvenida; uno de ellos, la icónica Mano de Botero, una gigantesca pieza instalada en la puerta principal del museo. Todas sus obras fueron donadas al Banco de la República.

La exhibición comprende un total de 208 obras, más de 100 de su autoría y más de 80 de artistas internacionales que hacían parte de su colección privada. El recorrido por el museo es un deleite visual ante inmensas pinturas con sus personajes intactos y característicos de formas redondas y voluptuosas​.

Caminar por las calles del centro de Bogotá permite escuchar relatos sobre la historia y diversidad étnica y cultural de Colombia. El trayecto también ofrece la opción de visitar el Centro Cultural Gabriel García Márquez, construido en alianza entre México y Colombia.

Cerro Monserrate y Zipaquirá
Al detenerse en cualquier punto de la ciudad, es imposible no toparse la mirada con un emblemático cerro que, desde sus más de tres mil metros sobre el nivel del mar, vigila a Bogotá. La vista que desde Monserrate se tiene, la fe que evoca su santuario ubicado en lo más alto, al final del recorrido, sus peregrinos, jardines y fuentes, la gastronomía, bosques de niebla, atardeceres y noches estrelladas hacen única la experiencia de visitar este mágico lugar.

Monserrate puede significar para los bogotanos lo que El Ávila para los habitantes de la Gran Caracas en Venezuela. Un espacio para el entretenimiento y el sano esparcimiento cuyo recorrido se realiza a bordo del teleférico, pero también a pie. Usualmente, los viajeros durante su estancia en Bogotá invierten hasta la mitad de un día en esta parada, que luego complementan con el paso por la Quinta de Bolívar, una casa museo de estilo colonial, situada a pocos metros del cerro, a la cual puede llegarse caminando.

El itinerario por la capital bogotana también comprende la visita a Zipaquirá, conocida por la Catedral de Sal subterránea, una iglesia en una vasta mina de sal que tiene las estaciones de la cruz talladas en la sal de roca y que implica un recorrido a 180 metros bajo tierra. En su interior, alberga el viacrucis que tiene 14 estaciones y casi 400 metros de longitud que representa la pasión de Jesús; de igual forma, la majestuosa cúpula y tres grandes naves que representan el nacimiento, vida, muerte y resurrección de Jesucristo.

Betty La Fea, “La historia continúa”
Por si fuera poco el sinfín de opciones que ofrece Bogotá para disfrutar de unos días de vacaciones y despeje, la idea de dar continuidad a la exitosa telenovela Yo soy Betty, la Fea, veinte años después de su emisión original, destaca como otro de los atractivos que aviva el turismo en la capital colombiana.

Solo basta aterrizar en el aeropuerto internacional El Dorado, para toparse con las vallas gigantes que promocionan la segunda parte de la historia que goza de un récord Guinness al ser la telenovela con mayores adaptaciones en el mundo.

Desde su anuncio y posterior estreno, visitantes de todo el planeta viajan también a Bogotá, para -por ejemplo- disfrutar de la experiencia temática en Ecomoda, la icónica empresa de la telenovela, en una atracción que durante semanas estuvo instalada en la Zona Rosa de Bogotá. También para contratar el servicio de Airbnb que ofrece a los turistas hospedaje en la casa usada para grabar la trama.

¿Estaría usted dispuesto a pagar por pasar una noche en la casa de Betty la Fea?
@EduardoMuriaa